CUADRAGESIMO OCTAVO PRESIDENTE DE MÉXICO.
GENERAL
ÁLVARO OBREGÓN SALIDO
Presidente
Constitucional: Diciembre 1º de 1920 a Noviembre 30 de 1924.
Álvaro Obregón no
participó en el inicio de la revolución en noviembre de 1910 pues era
partidario del vicepresidente porfirista Ramón Corral y por lo mismo enemigo
del maderismo, aunque después ya eliminados Porfirio Díaz y Ramón Corral, ofreció
sus servicios para combatir la rebelión de Pascual Orozco recibiendo
graciosamente el grado de teniente coronel por la legislación del Estado de
Sonora.
A la muerte de Madero
se le nombró comandante militar de Hermosillo y ya desconocido Huerta por las
autoridades sonorenses, se le nombra jefe de la sección de guerra de la
Secretaría de Gobierno. Inicia una
campaña victoriosa en la que toma Nogales, rindió la guarnición de Cananea
derrotando posteriormente al general porfirista Pedro Ojeda en Naco, Sonora. Más tarde, después de ganar la batalla de
Santa Rosa el 13 de mayo de 1913, sitió el puerto de Guaymas y al no lograr
tomarlo, siguió su avance hacia el sur constituyendo Guaymas su única derrota
en toda su carrera militar. Más adelante
y al nombrarlo Carranza jefe del ejército del noroeste, y con la valiosa ayuda
del general Lucio Blanco, gana la batalla de Orendain y ocupa la ciudad de
Guadalajara.
Gracias a las
dificultades que Carranza provocó en contra del general Villa al detenerlo
después de la batalla de Zacatecas que derrocó al huertismo, Obregón pudo sin
dificultad alguna avanzar hasta la ciudad de México ya que la División del
Norte villista había acabado ya con el ejército huertista y obligado al chacal
Victoriano Huerta huir al extranjero.
En agosto de 1914 Obregón
recibe la rendición del huertismo y ocupa la ciudad de México a la que días más
tarde llega con ínfulas de triunfador Venustiano Carranza. Al iniciarse el rompimiento entre Villa y
Carranza, Obregón se adhirió, por supuesto, al partido del segundo, su cómplice
y protector. Más tarde se dirigió a
Chihuahua en plan de espionaje y estuvo a punto de ser fusilado debido a su
activismo intrigante, y sólo la magnanimidad del general Villa lo salvó del
paredón.
Participó como
delegado del carrancismo en la Convención de Aguascalientes donde continuó su
labor de espionaje en favor de Carranza quien lo premia otorgándole el grado de
General de División. Más tarde, en abril
de 1915, y aprovechando que el ejército villista se encontraba fraccionado en
distintas partes de la República y ayudado por la inaccíon traicionera de
Emiliano Zapata, y la extraordinaria labor de sus generales Francisco Murguía, Manuel
M. Diéguez y Cesáreo Castro, derrota a una fracción de la División del Norte en
las batallas del Bajío (Celaya, León, Trinidad y Aguascalientes).
Restablecida la paz,
ocupó por poco tiempo la Secretaría de Guerra en el gobierno constitucional de
Carranza para después dedicarse a la agricultura en su natal Sonora. Esto también
no duro mucho tiempo pues al acercarse el término del mandato de Carranza y
recordando que éste le había prometido que el sería su sucesor en la
presidencia, se aprestó para volver a la ciudad de México con la finalidad de
iniciar su campaña para su candidatura.
Pero Carranza no
cumplió su palabra al escoger como candidato al licenciado Ignacio Bonillas, y
para eliminar la pretensión de Obregón los elementos adictos a Carranza
promovieron un proceso contra él que ya se presentaba como candidato
presidencial, obligándolo a escapar de la capital para refugiarse en
Chilpancingo bajo la protección del general Fortunato Maycotte, quien todavía
le era leal, y donde firmó un manifiesto en contra del gobierno.
Ya en Sonora y
apoyado por sus paisanos Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles, y decidido
a derrocar al Presidente Carranza, se levanta en armas orquestando un golpe de
estado mediante el Plan de Agua Prieta al que se adhieren la mayoría de los
generales carrancistas y dejando prácticamente sólo a Carranza quien en su
huida rumbo al estado de Veracruz, es asesinado en el villorrio de
Tlaxcalantongo en la sierra de Puebla por la traición de Rodolfo Herrero quien
obedecía órdenes de Obregón.
Tras el movimiento
armado del Plan de Agua Prieta en 1920 que logró eliminar al carrancismo con el
asesinato de Venustiano Carranza, Obregón fue electo Presidente de la República
para el período 1920-1924. Para lograr
el reconocimiento de su gobierno por los Estados Unidos firmó los Tratados de
Bucareli otorgando ilimitados privilegios a los angloamericanos como la no
aplicación del artículo 27constitucional que prácticamente les daba a los
yanquis la posesión de los yacimientos petrolíferos.
Bajo su
administración comenzó la reconstrucción del país luego de 10 años de violencia
revolucionaria. Su mayor éxito fue el
impulso al renacimiento de la cultura mexicana contando para ello el gran
trabajo de su ministro de educación José Vasconcelos quien creo la Secretaría
de educación pública. Desde ese
ministerio Vasconcelos, el más notable de sus ministros, emprendió una gran
cruzada educativa.
La gran obra
vasconcelista se materializó en campañas de alfabetización; creación de
escuelas y bibliotecas; desayunos escolares; facilidades para los pintores
mexicanos, especialmente los muralistas; para apoyar la cruzada se invitó a
escritores, poetas e intelectuales mexicanos y latinoamericanos; se llevaron a
cabo misiones culturales para llevar la palabra, la letra y el libro a todos
los confines del territorio nacional. En
esos cuatro años México se convirtió en la capital cultural de la América
latina.
La reconstrucción
contempló la negociación de acuerdos internacionales en materia bancaria para
solucionar la deuda mexicana gracias a otro de sus brillantes ministros Adolfo
de la Huerta; la reparación de vías férreas y caminos dañados por la guerra; la
creación de leyes para iniciar formalmente el reparto agrario.
En la administración
obregonista, sin embargo, la violencia se presentó recurrentemente para dirimir
los conflictos políticos mediante el asesinato y el destierro. El jacobinismo del régimen se manifestó y los
antecedentes directos de lo que sería la guerra cristera se incubaron
directamente en su cuatrienio: un atentado perpetrado en la Basílica de
Guadalupe, el bombardeo en el monumento a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete y
la expulsión de varios miembros de la jerarquía católica, especialmente el
embajador apostólico de la Santa Sede monseñor Filippi.
Casi al finalizar su
gobierno don Adolfo de la Huerta se rebeló ante la imposición de Calles a la
presidencia de la República, movimiento que fue sofocado debido a la
desorganización y falta de liderazgo en el campo rebelde.
Entre 1923 y 1924, la vieja guardia de la revolución sucumbió
frente al obregonismo, durante la revolución delahuertista los viejos generales
fueron víctimas del rencor de Obregón mediante la traición, el asesinato o el paredón
de fusilamiento.
Terminado su
gobierno y con Calles como presidente se dedica nuevamente a la agricultura y
al acercarse el cambio de régimen regresa a la política con las ansias de
ostentar de nueva cuenta el poder. Para eso logró que su obsequioso presidente
Calles obligara a un Congreso cómplice a reformar los artículos
constitucionales 13 y 82 para permitirle reelegirse y participar como candidato.
Los candidatos
opositores a Obregón, generales Francisco R. Serrano y Arnulfo R. Gómez fueron
eliminados mediante el asesinato (recuérdese la masacre de Hutzilac) y ya sin
ninguna oposición y como candidato único resultó electo para la presidencia en
julio de 1928. Sin embargo, en un
banquete en el restaurant “La Bombilla”, en San Ángel, Distrito Federal, ofrecido
por los diputados guanajuatenses para celebrarle el triunfo, el general Álvaro
Obregón fue asesinado el día 17 del mes de julio de 1928 por José de León Toral,
un fanático religioso.
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