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domingo, 17 de diciembre de 2023

BOSQUEJO HISTÓRICO // Rafael Urista de Hoyos


CUADRAGESIMO SEPTIMO PRESIDENTE DE MÉXICO

ADOLFO DE LA HUERTA

Presidente Interino:  Junio 1º a  Noviembre 30 de 1920

  Al sucederse el cuartelazo de 1913 contra el gobierno de Madero, De la Huerta se encontraba en la capital colaborando con los grupos maderistas.  Al iniciarse la Decena Trágica De la Huerta se unió a la comitiva presidencial que acompañaba al Presidente Madero en “La Marcha de la Lealtad” en su recorrido desde Chapultepec al Palacio Nacional.

  Mas tarde se unió a Don Venustiano Carranza en su levantamiento contra la usurpación del chacal Huerta.  Ya formando parte del movimiento constitucionalista fue nombrado a la convención de Monclova como delegado, cuyo fin era unir a los rebeldes de Sonora, Chihuahua y Coahuila bajo la bandera carrancista del Plan de Guadalupe y bajo la autoridad de Carranza quien se había autonombrado Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.

  En octubre de 1913 Carranza lo nombra oficial mayor de la Secretaría de Gobernación del gobierno constitucionalista; en 1915 fue encargado del despacho de la misma secretaria.  En abril de 1916 fue nombrado por Carranza, quien nombraba gobernadores a capricho, gobernador provisional de Sonora hasta el 30 de junio de 1917.

  En julio de 1917 ingresó nuevamente a la secretaría de gobernación ahora como oficial mayor.  Al año siguiente fue electo senador cargo que ocupó por poco tiempo pues fue designado Cónsul General de México en Nueva York.  Regresó al país al ser postulado candidato al gobierno de Sonora resultando triunfador y tomando posesión el 1º de septiembre de 1919.

  En 1920 se separa de Carranza al querer éste federalizar las aguas del Río Sonora e intentar la imposición del licenciado Ignacio Bonillas a la Presidencia de México.  Formando un triángulo político con los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles proclama el 23 de abril de ese año el “Plan de Agua Prieta”, que lo elevaba a la jefatura suprema de las fuerzas sublevadas contra el gobierno de Carranza en un auténtico golpe de estado.  De la Huerta convocó a las Cámaras Federales que, asesinado Carranza, lo nombraron Presidente Interino de la República el 24 de mayo de ese 1920, sólo tres días después de la muerte de Venustiano Carranza.

  La administración del Señor Don Adolfo de la Huerta fue caracterizada por su afabilidad, su honestidad, su patriotismo y su buena fe.  Fue siempre un hombre respetuoso de la vida humana ---a diferencia otros gobernantes revolucionarios--- y logró rodearse de hombres igualmente honorables como José Vasconcelos, Juan Sánchez Azcona, Salvador Alvarado y Antonio I. Villarreal, que le permitieron heredar al Presidente Obregón una situación inmejorable.

  Su gobierno fue definido con una sola palabra: “pacificación”.  Durante los seis meses de su gobierno logró pacificar a toda la República.  Logró que el viejo militar asesino y golpista Félix Díaz depusiera las armas; Félix Díaz fue el que entregó al noble Gustavo A. Madero a la soldadesca de la ciudadela para que fuera linchado;  se ganó a los últimos zapatistas que, encabezados por los generales Genovevo de la O y Gildardo Magaña, continuaban en pie de guerra; aprobó el fusilamiento el general Jesús María Guajardo, asesino material de Emiliano Zapata, y sometió al autor intelectual de la muerte del caudillo suriano:  Pablo González.  Pero el mayor de sus éxitos fue haber utilizado la palabra, el dialogo y la confianza para lograr la pacificación del más temible de los generales de la revolución; Francisco Villa.

  Álvaro Obregón, ya siendo presidente, lo nombró Secretario de Hacienda y al frente de la misma reanudo los servicios de la deuda pública exterior, concertando los tratados De la Huerta-Lamont que redujeron notablemente las responsabilidades financieras contraídas por las administraciones anteriores, logrando finalmente reorganizar las finanzas nacionales.

  Por no estar de acuerdo con los Convenios de Bucareli concedidos por Obregón a los yanquis angloamericanos ya que eran unos convenios que ultrajaban flagrantemente la soberanía nacional y ponían a México en una situación de servidumbre de los gringos, renuncia a la Secretaría de Hacienda el 23 de septiembre de 1923.

  En diciembre encabeza una nueva rebelión contra Obregón en protesta por la imposición de Calles a la presidencia.  El movimiento fue rápidamente sofocado debido a su desorganización no teniendo más remedio que exiliarse en Los Ángeles, California, donde abrió una academia de canto.  Regresó al país en 1936, una vez que Obregón había muerto y Calles fue expulsado por Lázaro Cárdenas.  Fue entonces visitador general de consulados y director general de pensiones civiles.  Muró en la ciudad de México  el 9 de julio de 1955, dejando constancia de sus experiencias en sus memorias políticas.

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