CUADRAGESIMO SEPTIMO PRESIDENTE DE MÉXICO
ADOLFO DE LA
HUERTA
Presidente
Interino: Junio 1º a Noviembre 30 de 1920
Al sucederse el
cuartelazo de 1913 contra el gobierno de Madero, De la Huerta se encontraba en
la capital colaborando con los grupos maderistas. Al iniciarse la Decena Trágica De la Huerta
se unió a la comitiva presidencial que acompañaba al Presidente Madero en “La
Marcha de la Lealtad” en su recorrido desde Chapultepec al Palacio Nacional.
Mas tarde se unió a
Don Venustiano Carranza en su levantamiento contra la usurpación del chacal
Huerta. Ya formando parte del movimiento
constitucionalista fue nombrado a la convención de Monclova como delegado, cuyo
fin era unir a los rebeldes de Sonora, Chihuahua y Coahuila bajo la bandera
carrancista del Plan de Guadalupe y bajo la autoridad de Carranza quien se
había autonombrado Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.
En octubre de 1913
Carranza lo nombra oficial mayor de la Secretaría de Gobernación del gobierno
constitucionalista; en 1915 fue encargado del despacho de la misma secretaria. En abril de 1916 fue nombrado por Carranza,
quien nombraba gobernadores a capricho, gobernador provisional de Sonora hasta
el 30 de junio de 1917.
En julio de 1917
ingresó nuevamente a la secretaría de gobernación ahora como oficial mayor. Al año siguiente fue electo senador cargo que
ocupó por poco tiempo pues fue designado Cónsul General de México en Nueva
York. Regresó al país al ser postulado
candidato al gobierno de Sonora resultando triunfador y tomando posesión el 1º
de septiembre de 1919.
En 1920 se separa de
Carranza al querer éste federalizar las aguas del Río Sonora e intentar la
imposición del licenciado Ignacio Bonillas a la Presidencia de México. Formando un triángulo político con los
generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles proclama el 23 de abril de ese
año el “Plan de Agua Prieta”, que lo elevaba a la jefatura suprema de las
fuerzas sublevadas contra el gobierno de Carranza en un auténtico golpe de
estado. De la Huerta convocó a las Cámaras
Federales que, asesinado Carranza, lo nombraron Presidente Interino de la
República el 24 de mayo de ese 1920, sólo tres días después de la muerte de
Venustiano Carranza.
La administración del
Señor Don Adolfo de la Huerta fue caracterizada por su afabilidad, su
honestidad, su patriotismo y su buena fe.
Fue siempre un hombre respetuoso de la vida humana ---a diferencia otros
gobernantes revolucionarios--- y logró rodearse de hombres igualmente
honorables como José Vasconcelos, Juan Sánchez Azcona, Salvador Alvarado y
Antonio I. Villarreal, que le permitieron heredar al Presidente Obregón una
situación inmejorable.
Su gobierno fue
definido con una sola palabra: “pacificación”.
Durante los seis meses de su gobierno logró pacificar a toda la
República. Logró que el viejo militar
asesino y golpista Félix Díaz depusiera las armas; Félix Díaz fue el que
entregó al noble Gustavo A. Madero a la soldadesca de la ciudadela para que
fuera linchado; se ganó a los últimos
zapatistas que, encabezados por los generales Genovevo de la O y Gildardo
Magaña, continuaban en pie de guerra; aprobó el fusilamiento el general Jesús
María Guajardo, asesino material de Emiliano Zapata, y sometió al autor
intelectual de la muerte del caudillo suriano:
Pablo González. Pero el mayor de
sus éxitos fue haber utilizado la palabra, el dialogo y la confianza para
lograr la pacificación del más temible de los generales de la revolución;
Francisco Villa.
Álvaro Obregón, ya
siendo presidente, lo nombró Secretario de Hacienda y al frente de la misma
reanudo los servicios de la deuda pública exterior, concertando los tratados De
la Huerta-Lamont que redujeron notablemente las responsabilidades financieras
contraídas por las administraciones anteriores, logrando finalmente reorganizar
las finanzas nacionales.
Por no estar de
acuerdo con los Convenios de Bucareli concedidos por Obregón a los yanquis
angloamericanos ya que eran unos convenios que ultrajaban flagrantemente la
soberanía nacional y ponían a México en una situación de servidumbre de los
gringos, renuncia a la Secretaría de Hacienda el 23 de septiembre de 1923.
En diciembre encabeza
una nueva rebelión contra Obregón en protesta por la imposición de Calles a la
presidencia. El movimiento fue
rápidamente sofocado debido a su desorganización no teniendo más remedio que
exiliarse en Los Ángeles, California, donde abrió una academia de canto. Regresó al país en 1936, una vez que Obregón
había muerto y Calles fue expulsado por Lázaro Cárdenas. Fue entonces visitador general de consulados
y director general de pensiones civiles.
Muró en la ciudad de México el 9
de julio de 1955, dejando constancia de sus experiencias en sus memorias
políticas.
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