Dia 19 de Febrero 1913
Félix Diaz entrega a los prisioneros de la Ciudadela (Don Gustavo A. Madero y don Adolfo Bassó) al otro traidor, Manuel Mondragón, quien dispone se haga con Don Gustavo lo que se hizo en Palacio con el general Gregorio Ruiz a quien Huerta mandó fusilar y acto seguido lo entrega a los soldados acampados fuera de la ciudadela.
Un repugnante sujeto, un monstruo cobarde y asesino, Cecilio Ocón, azuza a la soldadesca ebria y desenfrenada contra Don Gustavo a quien golpea mientras otro sicario pincha con el marrazo el único ojo bueno de Don Gustavo, quien, a ciegas y sangrante, trata de huir pero recibe una descarga por la espalda yendo a caer junto al pedestal de la estatua del Generalísimo Morelos.
Los alumnos de la escuela de aspirantes, llamados a sí mismos esperanzas de México, lo mutilan arrancándole las partes nobles.
Antes de matarlo lo habían colmado de golpes, injurias, palos y bofetadas, hasta que llega la piadosa descarga liberadora.
Finalmente
van por el señor Bassó a quien piadosamente sólo lo fusilan, muriendo
serenamente y viendo en el cielo la estrella guía de sus tiempos de navegante.
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