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martes, 22 de febrero de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


Día 22 de Febrero 1913

Esta mañana se celebró una Junta de Ministros para tratar la suerte de Madero y Pino Suárez, a la que asistieron también Huerta, Félix Díaz y Blanquet. Huerta, aludiendo a su “honor” militar dijo que no podía participar en las decisiones de la Junta y se retiró del lugar.

Después de que se oyeron varias ponencias, finalmente se decidió por la idea de Blanquet, el que de acuerdo con instrucciones dadas de antemano por Huerta, sugirió la traslación de los prisioneros a la penitenciaría para simular un asalto de supuestos maderistas en el trayecto y simular que en el tiroteo murieron los dos presos.

Esta “sugerencia” de Huerta por mediación de Blanquet fue aceptada por todos los presentes; terminando la reunión el católico Sr. De la Barra con esta indigna y sacrílega frase: “Que sea lo que Dios quiera”.

Para llevar a cabo la espeluznante tarea se echó mano de dos probados asesinos: el capitán de rurales Francisco Cárdenas y el cabo Rafael Pimenta.

Eran las once de la noche cuando los asesinos se presentaron con Madero indicándole que iban a ser trasladados a la penitenciaría por su propia seguridad.

Se vistieron apresuradamente y se despidieron del General Felipe Ángeles que también estaba preso con ellos, contestándoles éste tristemente pues presentía lo que iba a suceder.

El señor Madero y Francisco Cárdenas abordaron un automóvil marca “Protos” propiedad del señor Alberto Murphy y manejado por su chofere Ricardo Romero, en tanto el licenciado Pino Suárez y el asesino Pimienta subieron a un auto marca “Packard” propiedad del señor Ignacio de la Torre y Mier (el famoso yerno de don Porfirio joto número 41), manejado por el chofer Ricardo de Hoyos.

Es de justicia mencionar que los dos choferes no estaban enterados de la trama asesina ni sabían a donde iban ni a que iban, no así sus patrones Murphy y De la Torre que eran parte de la conspiración.

Al llegar a la penitenciaría se dirigieron a la parte trasera de la misma donde se detuvieron ordenándole Cárdenas al señor Madero que bajara del auto y éste obedeció al mismo tiempo que preguntaba ¿Aquí es donde nos van a matar?, en el instante mismo que recibió un tiro a quemarropa en la nuca muriendo instantáneamente.

En ese momento el licenciado Pino Suárez, que ya estaba fuera del automóvil, trato de huir siendo acribillado por el otro asesino. Se remató a las víctimas inhumanamente, se envolvieron los cadáveres en dos cobertores y se procedió a enterrarlos dentro de uno de los patios de la prisión.

DÍA 22 DE FEBRERO 1927

La Comisión de Obispos Mexicanos residente en Roma, González y Valencia, Emeterio Valencia y Téllez y Genaro Méndez del Río, declaran hoy a los reporteros yanquis que, después de precisar las causas del conflicto religioso en México (la guerra de los cristeros), hasta ahora no habían querido hablar para no precipitar los acontecimientos .

“Más una vez que Calles mismo -agregan-, empuja a los ciudadanos a la defensa armada, debemos decir que los católicos en México, como todo ser humano, gozan en toda su amplitud del derecho natural e inalienable de la defensa contra los injustos agresores, y es absolutamente cierto que Calles y los suyos son injustos y agresores.

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