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jueves, 25 de diciembre de 2025

REFLEXIÓN DECEMBRINA: ENTRE LUCES, CONSUMO Y VALORES


-Un llamado a la conciencia social en tiempos de fiesta

Las fechas decembrinas suelen estar cargadas de luces, regalos y celebraciones. Sin embargo, más allá del brillo de los pinos y adornos alusivos, y el bullicio de los comercios y espacios públicos, estas jornadas deberían invitarnos a la reflexión profunda sobre nuestra vida en sociedad.

El cierre de año es el momento propicio para dejar atrás lo malo, reconciliarnos con nosotros mismos y con los demás, y proyectar un futuro más humano y solidario.

Los pecados de la era moderna.

La modernidad nos ha traído avances tecnológicos y comodidades impensables en estos años. Pero también han normalizado pláticas que erosionan los valores morales y éticos:

-La adicción a lo inmediato: vivimos pendientes de pantallas, likes y viralizaciones digitales, olvidando el valor de la conversación cara a cara.

-El culto al dinero fácil: la obsesión por el enriquecimiento rápido ha desplazado la importancia del esfuerzo, la honestidad y la dignidad laboral.

-El consumismo desmedido: se confunde felicidad con acumulación de objetos, relegando la salud, la integridad física y la estabilidad emocional.

-La prisa constante: la vida acelerada nos roba tiempo para la familia, la reflexión y el cuidado personal.

Recuperar lo esencial.

La Navidad y el Año Nuevo no deberían ser únicamente temporadas de fiestas, gastos y excesos sino espacios de encuentro y renovación espiritual. Es momento de rescatar valores como:

-La solidaridad, recordando que muchos atraviesan carencias y necesitan apoyo.

-La empatía, para comprender las realidades ajenas y tender la mano.

-La responsabilidad, tanto social como ambiental, en un mundo que clama y un crecimiento más ordenado, sin destrucción y duradero.

-La paz interior, que se logra al priorizar la salud mental y física sobre lo material.

Una invitación al cambio.

El verdadero sentido de estas fechas no está en el tamaño del regalo ni en la abundancia de la mesa, sino en la capacidad de replantearnos quiénes somos y hacia dónde vamos como sociedad. Si logramos dejar atrás la indiferencia, el egoísmo y la obsesión por lo material, podremos construir un entorno más justo, humano y equilibrado.

En este diciembre, vísperas del año nuevo, la invitación debería ser: reflexionar, reconciliarnos y comprometernos a ser mejores. Porque las luces que adornan las plazas, edificios públicos y hogares, deberían también ser un símbolo de iluminación a nuestra conciencia que todos necesitamos.

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