Entradas populares

domingo, 14 de abril de 2024

BOSQUEJO HISTÓRICO // Rafael Urista de Hoyos


SEXAGESIMO SEXTO PRESIDENTE DE MÉXICO

LICENCIADO ENRIQUE PEÑA NIETO

Presidente Constitucional de Dic. 1º de 2012 a 30 de Nov. De 2018.

  Nació el 20 de julio de 1966 en Atlacomulco, Estado de México.  Es licenciado en derecho por la Universidad Panamericana y tiene una maestría en administración por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.

  Enrique Peña Nieto comenzó a trabajar en el servicio público desde joven, ocupando diversas posiciones en el gobierno del Estado de México, donde también fue coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

  En 2005 contendió por la gubernatura del Estado de México.  Durante su campaña recorrió el Estado escuchando a la gente y firmando compromisos de obra pública ante notario.  Así, obtuvo la gubernatura de la entidad más poblada del país para el período 2005-2011.  En su gestión logró importantes avances en materia de infraestructura y servicios públicos.

  En 2012 con una plataforma de 266 compromisos definidos y firmados ante notario a lo largo de todo el país durante su campaña como aspirante a la presidencia de la República, y la convicción de transformar los sectores estratégicos de la mano de la sociedad civil y de los diferentes niveles de gobierno y de la pluralidad de fuerzas políticas, Enrique Peña Nieto ganó las elecciones presidenciales en los comicios efectuados el 1º de julio de ese año (2012).

  Durante el sexenio que estaba por iniciarse el presidente Peña Nieto leyó que llevaría  a cabo reformas estructurales y políticas públicas innovadoras, con el objetivo, como el lo prometió en su campaña, hacer de México un país de paz e incluyente, una sociedad mejor preparada y más prospera, y una nación soberana que actúa con responsabilidad ante la comunidad internacional; resumiendo el discurso de su toma de posesión que como ustedes seguramente se dieron cuenta en esa ocasión, no fue más que un simple discurso demagógicamente político.

Al finalizar su administración y un día antes de entregar el cargo al nuevo mandatario, nos endilgó un resumen informativo de los resultados de su administración, contenidos en una serie de exitosas reformas que supuestamente acercaban a nuestro país en el concierto de las naciones más adelantadas del orbe:

  “Las reformas estructurales amplíaron los derechos de las personas ---como la Reforma Educativa, la nueva Ley de Amparo, el Código Nacional de procedimientos Penales y la de Reforma Regulatoria--- fortalecieron la productividad y la competitividad de nuestra economía--- como la Reforma Laboral, aprobada en el período de transición; la Financiera, la de Competencia económica, la de Telecomunicaciones, la Hacendaria, la de Disciplina Financiera para las Entidades Federativas y los Municipios, y la Energética--- y consolidaron nuestro régimen institucional--- como la Reforma Política-Electoral, la Reforma Anticorrupción y la de Transparencia.”

  “Hoy, nuestro país ha sido capaz de transformarse gracias a los acuerdos que forjamos al interior, y también los que negociamos en el exterior.  Al término de este sexenio, contamos con importantes fortalezas:

--Estabilidad política, social y económica.

--Finanzas públicas sanas, con 78 por ciento más contribuyentes que hace seis años y una deuda manejable y decreciente.

--La inflación más baja para un sexenio desde hace casi 50 años.

--La creación de más de 4 millones de nuevos de trabajo formales.

--Un nuevo modelo energético, que permite recuperar nuestra condición de potencia 

   En este sector y liberar recursos públicos para fines sociales.

--La mayor inversión extranjera directa de nuestra historia, por más de 2000 mil millones de dólares, además de inversiones ya comprometidas por casi los mismos doscientos mil millones de dólares, tan sólo en el sector energético.

--Los menores porcentajes de pobreza y de carencias sociales desde que se tiene registro.

--Un nuevo modelo educativo, que se implementa en las aulas a partir del ciclo escolar 2018-2019.

--Proyectos de telecomunicaciones en marcha que permitirán dar servicio de internet de banda ancha, por lo menos al 90% de la población para el año 2024.

--El doble de capacidad portuaria que existía al inicio de este gobierno.

--Una renovada red de carreteras y proyectos ferroviarios y aeroportuarios de gran escala.

--Y un conjunto de tratados comerciales de nueva generación y relaciones estrechas con todos los países con los que compartimos principios e intereses.”

Finalmente, el presidente Peña Nieto nos afirma que, en adelante, contribuirá al bienestar de México desde el ámbito privado.

  El presidente Enrique Peña Nieto deja saldos negativos a nivel económico, político y social. 

  La doctora Ivonne Acuña Murillo nos deja los siguientes comentarios respecto del sexenio de Enrique Peña Nieto:

 Como perdido ha sido calificado por diversos sectores, el sexenio de Enrique Peña Nieto.  Perdido para el Estado y la sociedad mexicana, pero no para él y la élite que representa.

  Pareciera que seis años son poco tiempo, casi nada en la larga historia de una nación; sin embargo, en un país que se desangra, un sexenio es una eternidad.  Una oportunidad desperdiciada, un tiempo valioso que se disolvió ante la mirada indolente y cómplice de los poderosos y la desesperación y el horror de una población indefensa y abandonada a su suerte.  Debería de existir una sanción para el que despilfarra así el dinero y el tiempo de millones de personas.

  Aunque tarde pero ahora les damos la razón a aquellos que durante la campaña presidencial de 2012 advertían de los riesgos de elegir al peor de los candidatos, aquel de “cara bonita” y “pocas ideas”, aquel que sin ser el cerebro de su grupo político, crearía la oportunidad para que quienes le apoyaron en su vertiginosa carrera política se enriquecieran al amparo del poder político: y más aún, teniendo el precedente del mismo personaje que como gobernador del Estado de México instauró un sistema de corrupción que lo cambió de una simple riqueza a un gran millonario.

  Por supuesto para quien ya se va, seis años fueron suficientes para continuar con el fortalecimiento de ciertos empresarios, medios de comunicación y otros grupos fácticos, por lo que no se puede hablar de tiempo perdido, como en el caso de la población.

  Un claro ejemplo es el de Germán Larrea, que de acuerdo con los reportes de la revista “Forbes” aumentó su fortuna de 16,000 millones a 17,300 millones en esos seis años. Asimismo, según datos del informe “Billonaires report”  2018 de la banca suiza UBS, en un año, la fortuna de 16 mexicanos sumó 16 mil millones de dólares, 21% más que en 2017. En contraste de 2012 a 2016, los niveles de pobreza y desigualdad han permanecido constantes y el ingreso de las familias mexicanas ha sufrido gran caída.  De esta manera, el empleo en México se caracteriza, en esos seis años perdidos, por la generación de más puestos de trabajo formal ---como lo manifiesta Peña Nieto en su informe---  con cuatro millones de nuevos empleos pero con salarios en extremo precarios.

  Pero no se piense que Peña Nieto se vio perjudicado en sus ingresos por la pérdida adquisitiva del salario, ni la precarización de éste ni el bajo, muy bajo crecimiento de la economía.  El sitio “La Silla rota” publicó, basados en datos de la Secretaría de la Función Pública, que el patrimonio del todavía presidente aumentó en un 60%, pues cuando inició su mandato tenía en sus cuentas bancarias 14 millones, trece mil cien pesos, y al término de éste suma 22 millones 277 mil 967 pesos.

  Por supuesto, a simple vista la cifra no es escandalosa; sin embargo, el aumento desmedido de la deuda pública, los conflictos de interés durante su administración, la Estafa Maestra, etcétera, llevan a pensar en sumas infinitamente superiores, mismas que, por supuesto, la Función Pública no reportaría; por ejemplo, en la Estafa Maestra se comprobó un desvío millonario de recursos públicos de 7 mil 670 millones de pesos, de los cuales se puede pensar,  (“piensa mal y acertarás” dijo Maquiavelo) que por lo menos la mitad fue a parar a los bolsillos del “cara bonita” presidente.

  Pareciera que la alternancia del PRI y el PAN en la silla `presidencial rompió la reputada tradición no escrita de “roba pero deja para el que viene”, máxima que se aplicaba cuando el que venía pertenecía al mismo partido.  Paradógicamente, la relativa democratización de la vida política trajo consigo un aumento notorio de la corrupción política, la impunidad y la rapacidad voraz, aún y cuando se efectuó el cambio de partido en la presidencia, pues el sistema podrido siguió de igual manera.

  Efectivamente, en este sexenio peñanietista se alcanzó el propósito no declarado de las elites en México (el1% de la población) de ser los dueños de la mayor cantidad de recursos posibles, entiéndase petróleo, minerales, metales preciosos, agua, maderas preciosas, etcétera, en detrimento, por supuesto, de las grandes mayorías (el99% restante); y en un amplio panorama todo eso se puede aplicar, sin temor a equivocarse, a todo el mundo.

  En otro orden de ideas, el presidente Peña Nieto hereda a la próxima administración una deuda externa que asciende a 10.8 billones de pesos, duplicando la deuda pública en sus 6 años de mandato, el monto más alto del que se tenga registro.  Resalta aquí que a pesar de un crecimiento tan elevado de la deuda, es el primer sexenio en que el gasto público no contribuye con el crecimiento económico, y la pregunta obligada es que si tal deuda no se utilizó para generar un mayor crecimiento económico, ¿en que se utilizó?

  Como dato para la historia queda que el de Enrique Peña Nieto ha sido un sexenio perdido para la población no así para las élites política y económica.  Sin embargo, no sólo en materia económica se ha perdido, también en materia de violencia e inseguridad al ser el sexenio que termina más violento que el anterior, en materia de impunidad, de violación de derechos humanos, creación de oportunidades para las personas de escasos recursos, para mujeres y jóvenes, para reducir la desigualdad social y detener la terrible desintegración social que vive el país.

  Para finalizar y de acuerdo con datos de la encuestadora “Parametría”,  Peña tuvo una aprobación promedio durante su administración de 38%.  Esto se traduce en que 6 de cada 10 mexicanos desaprobaron su desempeño a lo largo de seis años; para el 81% de las personas encuestadas hizo menos de lo que se esperaba, contrastando con el 11% que afirmó que hizo lo que se esperaba y el 5% que cree hizo más de lo esperado; el 5% considera que entrega un país igual de malo y el 73% un país peor. Los rubros peor calificados son combate:  a la pobreza (76%), a la corrupción (78%),                                         
al narcotráfico (82%) y a la delincuencia (84%).

0 comentarios:

Publicar un comentario