SEXAGESIMO SEXTO PRESIDENTE DE MÉXICO
LICENCIADO ENRIQUE PEÑA NIETO
Presidente Constitucional de Dic. 1º de 2012 a 30 de Nov. De
2018.
Nació el 20 de julio de 1966 en
Atlacomulco, Estado de México. Es
licenciado en derecho por la Universidad Panamericana y tiene una maestría en
administración por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey.
Enrique Peña Nieto
comenzó a trabajar en el servicio público desde joven, ocupando diversas
posiciones en el gobierno del Estado de México, donde también fue coordinador
del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En 2005 contendió por
la gubernatura del Estado de México.
Durante su campaña recorrió el Estado escuchando a la gente y firmando
compromisos de obra pública ante notario.
Así, obtuvo la gubernatura de la entidad más poblada del país para el
período 2005-2011. En su gestión logró
importantes avances en materia de infraestructura y servicios públicos.
En 2012 con una
plataforma de 266 compromisos definidos y firmados ante notario a lo largo de
todo el país durante su campaña como aspirante a la presidencia de la
República, y la convicción de transformar los sectores estratégicos de la mano
de la sociedad civil y de los diferentes niveles de gobierno y de la pluralidad
de fuerzas políticas, Enrique Peña Nieto ganó las elecciones presidenciales en
los comicios efectuados el 1º de julio de ese año (2012).
Durante el sexenio
que estaba por iniciarse el presidente Peña Nieto leyó que llevaría a cabo reformas estructurales y políticas
públicas innovadoras, con el objetivo, como el lo prometió en su campaña, hacer
de México un país de paz e incluyente, una sociedad mejor preparada y más
prospera, y una nación soberana que actúa con responsabilidad ante la comunidad
internacional; resumiendo el discurso de su toma de posesión que como ustedes
seguramente se dieron cuenta en esa ocasión, no fue más que un simple discurso
demagógicamente político.
Al finalizar su administración y un día antes de entregar el
cargo al nuevo mandatario, nos endilgó un resumen informativo de los resultados
de su administración, contenidos en una serie de exitosas reformas que
supuestamente acercaban a nuestro país en el concierto de las naciones más
adelantadas del orbe:
“Las reformas
estructurales amplíaron los derechos de las personas ---como la Reforma
Educativa, la nueva Ley de Amparo, el Código Nacional de procedimientos Penales
y la de Reforma Regulatoria--- fortalecieron la productividad y la
competitividad de nuestra economía--- como la Reforma Laboral, aprobada en el
período de transición; la Financiera, la de Competencia económica, la de
Telecomunicaciones, la Hacendaria, la de Disciplina Financiera para las
Entidades Federativas y los Municipios, y la Energética--- y consolidaron
nuestro régimen institucional--- como la Reforma Política-Electoral, la Reforma
Anticorrupción y la de Transparencia.”
“Hoy, nuestro país ha
sido capaz de transformarse gracias a los acuerdos que forjamos al interior, y
también los que negociamos en el exterior.
Al término de este sexenio, contamos con importantes fortalezas:
--Estabilidad política, social y económica.
--Finanzas públicas sanas, con 78 por ciento más
contribuyentes que hace seis años y una deuda manejable y decreciente.
--La inflación más baja para un sexenio desde hace casi 50
años.
--La creación de más de 4 millones de nuevos de trabajo
formales.
--Un nuevo modelo energético, que permite recuperar nuestra
condición de potencia
En este
sector y liberar recursos públicos para fines sociales.
--La mayor inversión extranjera directa de nuestra
historia, por más de 2000 mil millones de dólares, además de inversiones ya
comprometidas por casi los mismos doscientos mil millones de dólares, tan sólo
en el sector energético.
--Los menores porcentajes de pobreza y de carencias
sociales desde que se tiene registro.
--Un nuevo modelo educativo, que se implementa en las
aulas a partir del ciclo escolar 2018-2019.
--Proyectos de telecomunicaciones en marcha que
permitirán dar servicio de internet de banda ancha, por lo menos al 90% de la
población para el año 2024.
--El doble de capacidad portuaria que existía al
inicio de este gobierno.
--Una renovada red de carreteras y proyectos
ferroviarios y aeroportuarios de gran escala.
--Y un conjunto de tratados comerciales de nueva
generación y relaciones estrechas con todos los países con los que compartimos
principios e intereses.”
Finalmente, el presidente Peña Nieto nos afirma que,
en adelante, contribuirá al bienestar de México desde el ámbito privado.
El presidente
Enrique Peña Nieto deja saldos negativos a nivel económico, político y social.
La doctora
Ivonne Acuña Murillo nos deja los siguientes comentarios respecto del sexenio
de Enrique Peña Nieto:
Como perdido ha
sido calificado por diversos sectores, el sexenio de Enrique Peña Nieto. Perdido para el Estado y la sociedad
mexicana, pero no para él y la élite que representa.
Pareciera que
seis años son poco tiempo, casi nada en la larga historia de una nación; sin
embargo, en un país que se desangra, un sexenio es una eternidad. Una oportunidad desperdiciada, un tiempo
valioso que se disolvió ante la mirada indolente y cómplice de los poderosos y
la desesperación y el horror de una población indefensa y abandonada a su
suerte. Debería de existir una sanción
para el que despilfarra así el dinero y el tiempo de millones de personas.
Aunque tarde
pero ahora les damos la razón a aquellos que durante la campaña presidencial de
2012 advertían de los riesgos de elegir al peor de los candidatos, aquel de
“cara bonita” y “pocas ideas”, aquel que sin ser el cerebro de su grupo
político, crearía la oportunidad para que quienes le apoyaron en su vertiginosa
carrera política se enriquecieran al amparo del poder político: y más aún, teniendo
el precedente del mismo personaje que como gobernador del Estado de México instauró
un sistema de corrupción que lo cambió de una simple riqueza a un gran
millonario.
Por supuesto
para quien ya se va, seis años fueron suficientes para continuar con el
fortalecimiento de ciertos empresarios, medios de comunicación y otros grupos
fácticos, por lo que no se puede hablar de tiempo perdido, como en el caso de
la población.
Un claro
ejemplo es el de Germán Larrea, que de acuerdo con los reportes de la revista
“Forbes” aumentó su fortuna de 16,000 millones a 17,300 millones en esos seis
años. Asimismo, según datos del informe “Billonaires report” 2018 de la banca suiza UBS, en un año, la
fortuna de 16 mexicanos sumó 16 mil millones de dólares, 21% más que en 2017. En
contraste de 2012 a 2016, los niveles de pobreza y desigualdad han permanecido
constantes y el ingreso de las familias mexicanas ha sufrido gran caída. De esta manera, el empleo en México se
caracteriza, en esos seis años perdidos, por la generación de más puestos de
trabajo formal ---como lo manifiesta Peña Nieto en su informe--- con cuatro millones de nuevos empleos pero con
salarios en extremo precarios.
Pero no se
piense que Peña Nieto se vio perjudicado en sus ingresos por la pérdida
adquisitiva del salario, ni la precarización de éste ni el bajo, muy bajo
crecimiento de la economía. El sitio “La
Silla rota” publicó, basados en datos de la Secretaría de la Función Pública,
que el patrimonio del todavía presidente aumentó en un 60%, pues cuando inició
su mandato tenía en sus cuentas bancarias 14 millones, trece mil cien pesos, y
al término de éste suma 22 millones 277 mil 967 pesos.
Por supuesto,
a simple vista la cifra no es escandalosa; sin embargo, el aumento desmedido de
la deuda pública, los conflictos de interés durante su administración, la
Estafa Maestra, etcétera, llevan a pensar en sumas infinitamente superiores,
mismas que, por supuesto, la Función Pública no reportaría; por ejemplo, en la
Estafa Maestra se comprobó un desvío millonario de recursos públicos de 7 mil
670 millones de pesos, de los cuales se puede pensar, (“piensa mal y acertarás” dijo Maquiavelo) que
por lo menos la mitad fue a parar a los bolsillos del “cara bonita” presidente.
Pareciera que
la alternancia del PRI y el PAN en la silla `presidencial rompió la reputada
tradición no escrita de “roba pero deja para el que viene”, máxima que se
aplicaba cuando el que venía pertenecía al mismo partido. Paradógicamente, la relativa democratización
de la vida política trajo consigo un aumento notorio de la corrupción política,
la impunidad y la rapacidad voraz, aún y cuando se efectuó el cambio de partido
en la presidencia, pues el sistema podrido siguió de igual manera.
Efectivamente,
en este sexenio peñanietista se alcanzó el propósito no declarado de las elites
en México (el1% de la población) de ser los dueños de la mayor cantidad de recursos
posibles, entiéndase petróleo, minerales, metales preciosos, agua, maderas
preciosas, etcétera, en detrimento, por supuesto, de las grandes mayorías
(el99% restante); y en un amplio panorama todo eso se puede aplicar, sin temor
a equivocarse, a todo el mundo.
En otro orden
de ideas, el presidente Peña Nieto hereda a la próxima administración una deuda
externa que asciende a 10.8 billones de pesos, duplicando la deuda pública en
sus 6 años de mandato, el monto más alto del que se tenga registro. Resalta aquí que a pesar de un crecimiento
tan elevado de la deuda, es el primer sexenio en que el gasto público no
contribuye con el crecimiento económico, y la pregunta obligada es que si tal
deuda no se utilizó para generar un mayor crecimiento económico, ¿en que se
utilizó?
Como dato para
la historia queda que el de Enrique Peña Nieto ha sido un sexenio perdido para
la población no así para las élites política y económica. Sin embargo, no sólo en materia económica se
ha perdido, también en materia de violencia e inseguridad al ser el sexenio que
termina más violento que el anterior, en materia de impunidad, de violación de
derechos humanos, creación de oportunidades para las personas de escasos
recursos, para mujeres y jóvenes, para reducir la desigualdad social y detener
la terrible desintegración social que vive el país.
Para finalizar
y de acuerdo con datos de la encuestadora “Parametría”, Peña tuvo una aprobación promedio durante su
administración de 38%. Esto se traduce
en que 6 de cada 10 mexicanos desaprobaron su desempeño a lo largo de seis años;
para el 81% de las personas encuestadas hizo menos de lo que se esperaba,
contrastando con el 11% que afirmó que hizo lo que se esperaba y el 5% que cree
hizo más de lo esperado; el 5% considera que entrega un país igual de malo y el
73% un país peor. Los rubros peor calificados son combate: a la pobreza (76%), a la corrupción (78%),
al narcotráfico (82%) y a la delincuencia (84%).
0 comentarios:
Publicar un comentario