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domingo, 12 de febrero de 2023

Don Antonio de Mendoza, el Primer Virrey de la Nueva España // Rafael Urista de Hoyos

 


Bosquejo histórico 3

PRIMER VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA                                     

DON ANTONIO DE MENDOZA

Nov 14 de 1535 a nov. 25 de 1550

  La Corona española decidió que, para el buen gobierno de La Nueva España, necesitaba hacer sentir la presencia real y el poder de su majestad, por lo que dispuso la institución del virreinato, forma de gobierno que estaría a cargo de un virrey, personaje que representaba al rey, y como si fuera el propio soberano, haría posible que se cumpliera la voluntad “divina” que los reyes de España tenían impuesta conforme a la tradición: mantener en justicia al pueblo.

  Llega a México Don Antonio de Mendoza nombrado primer virrey de la Nueva España y quien gobierna quince años hasta 1550.  Conde de Tendilla y Comendador de Socuéllanos en la Orden de Santiago y Camarero del emperador Carlos V.

  Fue un hombre honrado y trabajador, su labor fue de nobles sentimientos, casi paternales; como estadista supo dirigir la administración pública; protegió y mejoró a los indios prohibiendo los trabajaran como bestias de carga; introdujo la primera imprenta en América; estableció la casa de moneda, fundó el primer colegio para indígenas, se abrieron fábricas textiles (las primeras en América), promovió los campos de cultivo y la ganadería; bajo su mandato la ciudad de México recibió el título de “muy noble insigne y leal”. 

  El virrey Mendoza también se preocupó por la expansión geográfica de la Nueva España y alentó expediciones hacía hacia el Mar del Sur, como se llamaba entonces al Océano Pacífico. Además él personalmente al mando de una expedición, sofocó los levantamientos de indios en la Nueva Galicia, el actual Jalisco, y fundó la Villa de Guayangareo, que tiempo después se denominaría Valladolid y luego Morelia.

  Tras quince años de servicios distinguidos fue removido al Perú con el mismo cargo, muriendo en la ciudad de Lima el 21 de julio de 1552.

 


SEGUNDO VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA.

DON LUIS DE VELASCO. – 1550 A 1564.

  Se inicia la gestión del segundo virrey de la Nueva España Don Luis de Velasco, hombre honrado y de gran moralidad, quien de inmediato se dio a la tarea de continuar la obra de su predecesor, especialmente en lo que se refería al trato y cuidado de los indios, a los que protegió como si fueran sus hijos al establecer un gobierno verdaderamente paternal.

  Don Luis de Velasco dio comienzo a su administración liberando a más de ciento cincuenta mil indios que trabajaban en las minas como esclavos.  A los que se oponían a sus humanitarias disposiciones les dijo: “más importa la libertad de los indios que todas las minas del mundo, y las rentas que percibe la Corona no son de tal naturaleza que por ellas se deba atropellar las leyes divinas y humanas”.

  A finales de 1551, a consecuencia de torrenciales aguaceros, la ciudad de México sufre una terrible inundación causando gran alarma a los habitantes de la Colonia, el virrey y el Ayuntamiento mandaron construir una albarrada para defender la ciudad de las aguas.

  El virrey don Luis de Velasco ordenó la judicatura de los indios y después en 1557, ordenó que quedaran exentos de pagar diezmos.

  En el año 1563, llegó a la capital de la Nueva España el Visitador licenciado Valderrama a imponer doble tributo y más trabajo a los indios, los encomenderos le otorgaron todas las facilidades y medios para molestar y explotar a los naturales, pero tropezaron con la abierta y decidida defensa del virrey quien echó por tierras todas las disposiciones del arbitrario Visitador quien tuvo que regresar a España expulsado de la Colonia.

  En el transcurso del tiempo los caminos se vieron dominados por asaltantes y bandidos, y para perseguirlos y acabarlos el virrey fundó la “Santa hermandad”, la que con el tiempo llegó a nombrarse “La Acordada”.  Esta agrupación estableció su cuartel en una construcción donde antes se reunían los regidores del Ayuntamiento a discutir y llegar a acuerdos y de ahí que el pueblo empezó a llamar a los nuevos inquilinos La Acordada.

 A Don Luis de Velasco le correspondió inaugurar la Real y Pontificia Universidad de México.  Bajo el auspicio del virrey, la minería novohispana creció enormemente, aunque ya no había esclavos, puesto que en su tiempo se descubrió el procedimiento de amalgamación, que permitía extraer más fácilmente la plata.

  El virrey promovió expediciones hacía la península de La Florida, la que intentó colonizar, pero la muerte le impidió ver realizado su proyecto.

  Don Luis de Velasco murió el 31 de julio de 1564, pobre y con muchas deudas, su único afán fue siempre promover el imperio de la justicia, servir a Dios y a su Majestad el rey.  Su cadáver fue conducido en hombros de cuatro obispos y sepultado en la Iglesia de Santo Domingo.  Por su desinteresada y brillante defensa de los indios fue llamado: “El Padre de los indios”.

 


TERCER VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA

DON GASTÓN DE PERALTA:  1556 – 1567.

  Hoy, octubre 19 de 1556, asume el cargo el tercer virrey de la Nueva España, Don Gastón de Peralta, Marqués de Falces.  Por primera vez fue tratado el virrey de “Excelencia”, ya que a los anteriores se les decía “Su Señoría”.

  Su corto período en el ejercicio se caracterizó por sus constantes conflictos y enfrentamientos con los encomenderos y los políticos los que finalmente lo hicieron renunciar valiéndose de su débil carácter.  Renunció a su cargo en 1568 y mientras llegaba el nuevo virrey, se encargó del gobierno la consabida Audiencia.

 


CUARTO VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA

DON MARTÍN ENRÍQUEZ DE ALMANZA: 1568 – 1580.

  El 15 de noviembre de 1568 inicia su gobierno el cuarto virrey de la Nueva España Don Martín Enríquez de Almanza, quien gobernó hasta el 4 de octubre de 1580.

Su primera preocupación fue combatir a los piratas ingleses que amagaban las costas del Golfo de México y el puerto de Veracruz, donde él mismo tuvo que enfrentar, con gran éxito, a los barcos que amenazaban con saquear el puerto.

  Durante la época del gobierno de don Martín Enríquez, se estableció en México el “demoniaco” tribunal de la Inquisición, que inauguró sus actividades persiguiendo a judaizantes y protestantes y celebrando los primeros autos de fe en 1574, en las cuales fueron quemadas vivas varias personas acusadas de herejes.  El virrey tenía la obligación de asistir a estas celebraciones.

  Enríquez cuidó especialmente de los indios, primero ordenando que fueran atendidos y se tratara de aliviar sus males cuando fueron víctimas de una terrible epidemia, y luego al reglamentar su trabajo remunerado, obligando a los españoles a pagarles un jornal justo.

  Los muchos méritos que Martín Enríquez de Almanza alcanzó como virrey de la Nueva España, le hicieron merecedor de que el rey Felipe II lo trasladara como recompensa a Perú, por aquel entonces el virreinato más rico.

 


QUINTO VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA.

DON LORENZO SUÁREZ DE MENDOZA: 1580 – 1583.

  Don Lorenzo Suárez de Mendoza, Conde de la Coruña, llega a la ciudad de México para asumir el cargo de virrey, el 4 de octubre de 1580.  Durante su gobierno, el 14 de octubre de 1582, sucedió que en El Vaticano en Roma Italia, el Papa Gregorio XIII decreta el calendario Gregoriano en substitución del calendario Juliano; en virtud de los ajustes necesarios la noche del jueves 4 de octubre dio paso al viernes 15 de octubre, por lo cual del 5 al 14 de octubre de 1582 nunca existieron.

  Breve y sin resultados fue el gobierno del virrey Conde de la Coruña, a quien la muerte sorprendió en el ejercicio del cargo.  Durante los tres años que estuvo en México, intento, como prioridad, combatir la corrupción que desde entonces existía entre las autoridades, creando para ello instituciones como el Tribunal del Consulado o del Comercio.  Sin embargo, el gran poder que tenían los burócratas de entonces, así como el corto tiempo de su gobierno, se lo impidieron.

  El Conde de la Coruña apenas tuvo tiempo de informar al rey de todos los problemas de la colonia, ya que dada su avanzada edad murió el 19 de junio de 1583 siendo sepultado en el convento de sus grandes amigos los franciscanos.

 


SEXTO VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA.

DON PEDRO MOYA DE CONTRERAS: 1584 – 1585

El 25 de septiembre de 1584 llegó a la Nueva España en calidad de inquisidor, fue investido luego con el cargo de Visitador, más tarde elevado a la dignidad de Arzobispo de México y remató su carrera en el nuevo mundo al convertirse por mandato de Felipe II en virrey de la Nueva España; ejerciendo al mismo tiempo las cuatro responsabilidades.

  Era de rectitud y honestidad a toda prueba, por ello, el monarca le confió el virreinato, pues la corrupción resultaba ya escandalosa y sólo un hombre como él podía detenerla. Y así lo hizo: encarceló a jueces y autoridades corruptas, mandó colgar a los más abusivos, destituyó a los venales y sembró el pánico entre todos aquellos que vivían impunes, burlándose de la ley y la justicia.

  Por otra parte Moya de Contreras aprovechó su doble condición de Arzobispo-virrey para organizar la Iglesia Católica en México.  Convocó al tercer concilio mexicano, en el cual se reunieron los obispos y los superiores de las órdenes religiosas para establecer las normas que regirían a los eclesiásticos de la Nueva España.

  Terminado su encargo, Pedro Moya de Contreras fue llamado a España por el rey, quien inmediatamente le otorgó una recompensa eclesiástica al designarlo Patriarca de las Indias y a la vez lo retuvo en su real servicio nombrándolo presidente del Real y Supremo Consejo de Indias, la autoridad administrativa de mayor jerarquía, después del monarca, para los asuntos americanos.

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