VIGESIMO SEGUNDO PRESIDENTE DE MÉXICO
GENERAL MARTÍN CARRERA
Presidente interino: 14 de agosto a septiembre 12 de 1855
Cuando santa Anna, al
volver de su destierro, nombró ministro a don Lucas Alamán, el general don Juan
Álvarez, recordando la participación que éste había tenido en la muerte del
general Vicente Guerrero, le dijo al dictador que si Alamán seguía de ministro
el sur se levantaría en armas.
La región a que
Álvarez se refería estaba compuesta por el actual Estado de Guerrero y parte
del de Morelos, y en ella llegó a ejercer un verdadero cacicazgo, donde sólo
sus órdenes se obedecían.
Entre tanto Santa Anna empezó, según su costumbre, a gobernar
despóticamente; sin motivo alguno mandó aprehender y expulsar de la República a
don Mariano Arista; se decretó la disminución de los ayuntamientos y la pena de
muerte, sirviendo este decreto para infamar como bandidos a cuantos no
simpatizaban con el gobierno, y a quienes se fusilaba sin compasión.
Para colmo, en
diciembre de 1853 Santa Anna vendió a los Estados Unidos el territorio llamado
“La Mesilla”, y es entonces cuando Juan Álvarez decidió levantarse en armas
aprovechando el disgusto general con que era visto el gobierno del dictador.
La revolución se inició en el poblado de Ayutla, Guerrero, el
1º de marzo de 1853 por los generales Juan Álvarez e Ignacio Comonfort y fue
secundada por casi todo el país a tal grado que el 9 de agosto de 1955, a las
tres de la mañana, el general Santa Anna salió de la ciudad de México
dirigiéndose a Veracruz donde se embarcó para La Habana, Cuba, autoexiliándose
por definitiva y última vez.
Ante la apresurada
salida de Santa Anna al triunfo de la Revolución de Ayutla, el comandante
militar de la ciudad de México, general Rómulo Díaz de la Vega, se adhirió al
plan de los revolucionarios, para lo cual designó una junta que nombrara
presidente interino pensando que el sería el designado presidente, pero para su
mala fortuna, la elección no le favoreció y el poder recayó en el general
Martín Carrera.
No era Carrera hombre
de ambiciones políticas y al enterarse
de su nombramiento quiso renunciar al cargo, pero luego que apelaron a su
patriotismo, lo aceptó. Gobernó 29 días
y su mayor virtud fue percibir la importancia del momento histórico.
Dedicó los días de su
gobierno a tratar de conciliar los intereses de los conservadores ---que
todavía no se reponían de la súbita huida de Santa Anna--- y de los liberales,
triunfadores de la revolución, que ya tocaban a las puertas de la capital.
Ni conservadores ni
liberales aceptaron entrar en pláticas e incluso desconocieron a Carrera como
presidente, pues su gobierno había emanado de la guarnición de la capital, que
la víspera todavía era santanista.
Decepcionado de las ambiciones políticas de ambas facciones, el general
presidente, Martín Carrera, renunció.
Martín Carrera nació
en Puebla el 20 de diciembre de 1806.
Hizo la carrera de las armas.
Figuró entre los notables de la Junta Legislativa que redactó las Bases
Orgánicas que transformó a la República en centralista. Murió el 22 de abril de 1871, en la ciudad de
México.
VIGESIMO TERCER PRESIDENTE DE MÉXICO
GENERAL RÓMULO DÍAZ DE LA VEGA
Presidente
de facto: septiembre 12 a octubre 4 de 1855.
Nadie lo eligió,
nadie lo nombro, nadie lo invitó a sentarse en la silla presidencial, sin
embargo, durante 22 días tomó las riendas del país.
En el vacío de poder
creado por la renuncia de Martín Carrera, previa a la elección del gobierno que
debía surgir del Plan de Ayutla, Díaz de la Vega asumió la responsabilidad
presidencial sin ser presidente. Por eso quedo históricamente como presidente “de
facto”, es decir “de hecho” ya que el se autonombró presidente y nadie dijo
nada; años después y durante la Revolución Mexicana, Venustiano Carranza figura
como presidente de facto, antes de ser Presidente Constitucional y al autonombrarse
él presidente por el reconocimiento de
los Estados Unidos.
El general Rómulo
Díaz de la Vega, ya como presidente, simplemente mantuvo el orden. Respetó a los ministros designados por Martín
Carrera, quienes pudieron seguir trabajando con cierta normalidad, nombró
nuevas autoridades para el Distrito Federal y esperó la llegada del victorioso
general Juan Álvarez, que detuvo su marcha en Cuernavaca, Mor., lugar en fue electo
Presidente de México y desde donde prácticamente ejerció la presidencia en los
dos meses que ejerció el cargo, pues tenía aversión a la ciudad de México pues
para él esa ciudad era una madriguera de políticos corruptos y traidores; ¿será actualmente lo mismo? ¿usted que cree?
El general Álvarez
envió una comunicación a Díaz de la Vega ordenándole entregar el mando militar
de la ciudad de México. El Presidente de
Facto lo hizo sin problema y se retiró a la vida privada. Había paladeado el poder unos días.
VIGESIMO CUARTO PRESIDENTE DE MÉXICO.
GENERAL JUAN ÁLVAREZ.
Presidente interino:
de octubre 4 a diciembre 11 de 1855.
Los generales Manuel
Doblado y Antoni Haro y Tamáriz, después de tener una conferencia con Comonfort
en Lagos, se allanaron a reconocer sin reservas el Plan de Ayutla, y así,
unificada la mayoría de las facciones armadas, se convocó la Junta de
Representantes a que dicho plan se refería, y en la que dominaban los liberales
llamados “puros” o radicales; y reunidos en Cuernavaca, se eligió para
presidente interino de la República al general Juan Álvarez.
Su incorporación a la
guerra de independencia durante su juventud y la temprana muerte de los jefes
insurgentes marcaron su destino: desde 1821 se convirtió en caudillo y señor de
la región del sur. Era un cacique
liberal y su poder regional fue tan importante que en 1849 impulsó la creación
del Estado de Guerrero, del cual fue su primer gobernador.
En 1854, desde sus
dominios y secundado por el general Ignacio Comonfort, se levantó en armas
contra la dictadura de Santa Anna, y en un año logró derrocarlo. Sonaba ya la hora de los liberales que,
reunidos en Cuernavaca en octubre de 1855, depositaron el poder ejecutivo en
manos del caudillo de mayor prestigio en ese momento.
Su gobierno fue fugaz,
pero logró reunir en su gabinete a una generación excepcional: Ignacio Comonfort ocupo el Ministerio de Guerra,
Melchor Ocampo el de Relaciones Exteriores, Guillermo Prieto el de Hacienda,
Benito Juárez el de Justicia. Con un respaldo así, en los escasos dos meses que
gobernó, tomó dos medidas que cambiarían la historia de México: convocó a un
congreso constituyente y abolió los fueros militar y eclesiástico.
El general Juan
Álvarez sentía un rechazo natural por la ciudad de México y, ajeno a la vida
urbana, decidió entregar a Comonfort el poder para regresar a sus dominios en
Guerrero. Fiel a la República , alcanzó
a ver su triunfo definitivo en 1867.
Juan Álvarez nació en el barrio de la Tachuela, de Santa María de la Concepción, Atoyac, Gro., el 27 de enero de 1790. Fue soldado del Generalísimo Morelos, de quien recibió el grado de teniente coronel. Republicano liberal, combatió a los centralistas. Gran amigo de Benito Juárez, éste lo nombró intermediario entre los militares y el gobierno. Murió en su hacienda “La Providencia”, Gro., el 21 de agosto de 1867.
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