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domingo, 17 de septiembre de 2023

BOQUEJO HISTÓRICO // Rafael Urista de Hoyos


VIGESIMO SEGUNDO PRESIDENTE DE MÉXICO

GENERAL MARTÍN CARRERA

Presidente interino: 14 de agosto a septiembre 12 de 1855

  Cuando santa Anna, al volver de su destierro, nombró ministro a don Lucas Alamán, el general don Juan Álvarez, recordando la participación que éste había tenido en la muerte del general Vicente Guerrero, le dijo al dictador que si Alamán seguía de ministro el sur se levantaría en armas.

  La región a que Álvarez se refería estaba compuesta por el actual Estado de Guerrero y parte del de Morelos, y en ella llegó a ejercer un verdadero cacicazgo, donde sólo sus órdenes se obedecían.

Entre tanto Santa Anna empezó, según su costumbre, a gobernar despóticamente; sin motivo alguno mandó aprehender y expulsar de la República a don Mariano Arista; se decretó la disminución de los ayuntamientos y la pena de muerte, sirviendo este decreto para infamar como bandidos a cuantos no simpatizaban con el gobierno, y a quienes se fusilaba sin compasión.

  Para colmo, en diciembre de 1853 Santa Anna vendió a los Estados Unidos el territorio llamado “La Mesilla”, y es entonces cuando Juan Álvarez decidió levantarse en armas aprovechando el disgusto general con que era visto el gobierno del dictador.

La revolución se inició en el poblado de Ayutla, Guerrero, el 1º de marzo de 1853 por los generales Juan Álvarez e Ignacio Comonfort y fue secundada por casi todo el país a tal grado que el 9 de agosto de 1955, a las tres de la mañana, el general Santa Anna salió de la ciudad de México dirigiéndose a Veracruz donde se embarcó para La Habana, Cuba, autoexiliándose por definitiva y última vez.

  Ante la apresurada salida de Santa Anna al triunfo de la Revolución de Ayutla, el comandante militar de la ciudad de México, general Rómulo Díaz de la Vega, se adhirió al plan de los revolucionarios, para lo cual designó una junta que nombrara presidente interino pensando que el sería el designado presidente, pero para su mala fortuna, la elección no le favoreció y el poder recayó en el general Martín Carrera.

  No era Carrera hombre de ambiciones políticas  y al enterarse de su nombramiento quiso renunciar al cargo, pero luego que apelaron a su patriotismo, lo aceptó.  Gobernó 29 días y su mayor virtud fue percibir la importancia del momento histórico.

  Dedicó los días de su gobierno a tratar de conciliar los intereses de los conservadores ---que todavía no se reponían de la súbita huida de Santa Anna--- y de los liberales, triunfadores de la revolución, que ya tocaban a las puertas de la capital.

  Ni conservadores ni liberales aceptaron entrar en pláticas e incluso desconocieron a Carrera como presidente, pues su gobierno había emanado de la guarnición de la capital, que la víspera todavía era santanista.  Decepcionado de las ambiciones políticas de ambas facciones, el general presidente, Martín Carrera, renunció.

  Martín Carrera nació en Puebla el 20 de diciembre de 1806.  Hizo la carrera de las armas.  Figuró entre los notables de la Junta Legislativa que redactó las Bases Orgánicas que transformó a la República en centralista.  Murió el 22 de abril de 1871, en la ciudad de México.

 


VIGESIMO TERCER PRESIDENTE DE MÉXICO

GENERAL RÓMULO DÍAZ DE LA VEGA

Presidente de facto: septiembre 12 a octubre 4 de 1855.

  Nadie lo eligió, nadie lo nombro, nadie lo invitó a sentarse en la silla presidencial, sin embargo, durante 22 días tomó las riendas del país.

  En el vacío de poder creado por la renuncia de Martín Carrera, previa a la elección del gobierno que debía surgir del Plan de Ayutla, Díaz de la Vega asumió la responsabilidad presidencial sin ser presidente. Por eso quedo históricamente como presidente “de facto”, es decir “de hecho” ya que el se autonombró presidente y nadie dijo nada; años después y durante la Revolución Mexicana, Venustiano Carranza figura como presidente de facto, antes de ser Presidente Constitucional y al autonombrarse  él presidente por el reconocimiento de los Estados Unidos.

  El general Rómulo Díaz de la Vega, ya como presidente, simplemente mantuvo el orden.  Respetó a los ministros designados por Martín Carrera, quienes pudieron seguir trabajando con cierta normalidad, nombró nuevas autoridades para el Distrito Federal y esperó la llegada del victorioso general Juan Álvarez, que detuvo su marcha en Cuernavaca, Mor., lugar en fue electo Presidente de México y desde donde prácticamente ejerció la presidencia en los dos meses que ejerció el cargo, pues tenía aversión a la ciudad de México pues para él esa ciudad era una madriguera de políticos corruptos y traidores;  ¿será actualmente lo mismo?  ¿usted que cree?

  El general Álvarez envió una comunicación a Díaz de la Vega ordenándole entregar el mando militar de la ciudad de México.  El Presidente de Facto lo hizo sin problema y se retiró a la vida privada.  Había paladeado el poder unos días.

 


VIGESIMO CUARTO PRESIDENTE DE MÉXICO.

GENERAL JUAN ÁLVAREZ.

Presidente interino:  de octubre 4 a diciembre 11 de 1855.

  Los generales Manuel Doblado y Antoni Haro y Tamáriz, después de tener una conferencia con Comonfort en Lagos, se allanaron a reconocer sin reservas el Plan de Ayutla, y así, unificada la mayoría de las facciones armadas, se convocó la Junta de Representantes a que dicho plan se refería, y en la que dominaban los liberales llamados “puros” o radicales; y reunidos en Cuernavaca, se eligió para presidente interino de la República al general Juan Álvarez.

  Su incorporación a la guerra de independencia durante su juventud y la temprana muerte de los jefes insurgentes marcaron su destino: desde 1821 se convirtió en caudillo y señor de la región del sur.  Era un cacique liberal y su poder regional fue tan importante que en 1849 impulsó la creación del Estado de Guerrero, del cual fue su primer gobernador.

  En 1854, desde sus dominios y secundado por el general Ignacio Comonfort, se levantó en armas contra la dictadura de Santa Anna, y en un año logró derrocarlo.  Sonaba ya la hora de los liberales que, reunidos en Cuernavaca en octubre de 1855, depositaron el poder ejecutivo en manos del caudillo de mayor prestigio en ese momento.

  Su gobierno fue fugaz, pero logró reunir en su gabinete a una generación excepcional:  Ignacio Comonfort ocupo el Ministerio de Guerra, Melchor Ocampo el de Relaciones Exteriores, Guillermo Prieto el de Hacienda, Benito Juárez el de Justicia. Con un respaldo así, en los escasos dos meses que gobernó, tomó dos medidas que cambiarían la historia de México: convocó a un congreso constituyente y abolió los fueros militar y eclesiástico.

  El general Juan Álvarez sentía un rechazo natural por la ciudad de México y, ajeno a la vida urbana, decidió entregar a Comonfort el poder para regresar a sus dominios en Guerrero.  Fiel a la República , alcanzó a ver su triunfo definitivo en 1867.

  Juan Álvarez nació en el barrio de la Tachuela, de Santa María de la Concepción, Atoyac, Gro., el 27 de enero de 1790.  Fue soldado del Generalísimo Morelos, de quien recibió el grado de teniente coronel.  Republicano liberal, combatió a los centralistas.  Gran amigo de Benito Juárez, éste lo nombró intermediario entre los militares y el gobierno.  Murió en su hacienda “La Providencia”, Gro., el 21 de agosto de 1867.

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