VIGESIMO QUINTO PRESIDENTE DE MÉXICO
GENERAL
IGNACIO COMONFORT
Presidente Interino: Diciembre 11, 1855 a noviembre 30, 1857
Presidente
Constitucional: Diciembre 1º a 17 de 1857.
El gobernador de Guanajuato
general Manuel Doblado y su subalterno general Miguel María Echegaray, se
pronuncian contra el gobierno del general Juan Álvarez, proclamando como
presidente interino al general Ignacio Comonfort, manifestando que la abolición
de la ley de fueros militar y eclesiástico y otras leyes y órdenes radicales
del Presidente Álvarez, eran muy perjudiciales a la nación por inoportunas.
Ante estos y otros
acontecimientos políticos, unidos a que el general Álvarez se encontraba ya
viejo y achacoso, y no se sentía a sus anchas en el medio cortesano de la
capital, donde era visto con poco respeto, cuando no con manifiesta antipatía,
hizo que renunciara a la Presidencia de la República, ejerciendo presión sobre
él todos los moderados, a fin de que el mando recayera a favor de Comonfort,
como ocurrió efectivamente.
El general Ignacio
Comonfort toma posesión como Presidente de la República en su calidad de
interinato el 11 de diciembre de 1855 formando su gabinete de la siguiente
forma: Relaciones, don Luis de la Rosa; Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción
Pública, don Ezequiel Montes; Gobernación don José María Lafragua; Hacienda,
don Manuel Payno; Fomento, don Manuel Siliceo:
Guerra, general José María Yáñez.
El general don Juan Álvarez regresa a su amado sur con sus
incondicionales “pintos”, y el licenciado don Benito Juárez ocupa el cargo de gobernador
constitucional de Oaxaca.
Don Ignacio Comonfort
era excesivamente conciliador, vacilante al tomar partido y sin carácter para
definir su posición. Tenía cualidades
para la administración de los negocios, más no para la administración de la
política. Si como militar su arrojo y
valentía fueron dignos de admiración, su tibieza al llegar a la presidencia
resultó de funestas consecuencias para el país.
Álvarez y Comonfort
fueron los jefes de la revolución de Ayutla que terminó definitivamente con el
nefasto Santa Anna, aunque dentro del partido liberal divergían en opiniones. Álvarez era “liberal puro”, o sea radical, mientras
que Comonfort era de ascendencia política moderada, no obstante, implantó la
reforma liberal. Entre otras leyes dictó
la desamortización de bienes eclesiásticos y promulgó la Constitución de 1857,
redactada por el Constituyente al que convocó en su breve período el general
Álvarez.
Su interinato terminó
el 30 de noviembre de 1857, y al día siguiente tomó posesión como Presidente
Constitucional, como resultado de las elecciones que se efectuaron de acuerdo
con la Constitución que acababa de entrar en vigor.
Su gobierno fue el
preludio de la Guerra de Reforma.
Enfrentó diversas rebeliones encabezadas por el clero y el partido
conservador que se tornaron más violentas al promulgarse la ley del 25 de junio
de 1856 sobre la desamortización de bienes de manos muertas, que intentaba
poner en circulación las propiedades de la iglesia. El clero, mediante el chantaje de la
excomunión y la caída al infierno, se fue haciendo de infinidad de propiedades
de bienes raíces que se quedaban olvidadas y sin ningún uso práctico, por eso
se les llamaba “de manos muertas”.
Con su ánimo
conciliador (era católico devotísimo), Comonfort organizó un gabinete mixto de
liberales y conservadores que se convirtió en una auténtica caja de pandora. Al promulgarse la Constitución el 5 de
febrero de 1857 la iglesia amenazó con excomulgar a todos aquellos individuos
que juraran la nueva Carta Magna.
El 1º de diciembre de
1857, dejó de ser Presidente Interino para convertirse en Presidente
Constitucional. Cumplía dos años en el
poder y la pugna entre liberales y conservadores parecía llegar al límite. En un momento de dudas e incertidumbre, se
arrepintió de haber apoyado las medidas liberales y, respaldado por los
conservadores, el 17 de diciembre desconoció la Constitución que había jurado
meses atrás constituyendo con esto un auténtico “autogolpe de Estado”.
Su carácter
dubitativo (que denota dudas en todo lo que hace) reapareció semanas después:
arrepentido quiso volver sobre sus pasos, pero ya era tarde, se encontraba sin
apoyo alguno. Sin salida, Comonfort dejó
el poder y marchó al destierro. Sus
tibiezas e indecisiones habían significado el inicio formal de la Guerra de
Reforma entre los eternos rivales: liberales y conservadores.
Ignacio Comonfort
nació en la ciudad de Puebla el 12 de marzo de 1812. Después de abandonar la Presidencia se
desterró volviendo años después para combatir la intervención francesa acompañando a don Benito Juárez. Murió víctima de una emboscada el 13 de
noviembre de 1863 cerca de Chamacuero, Gto. En un lugar llamado Molino de
Soria.
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