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domingo, 4 de febrero de 2024

BOSQUEJO HISTÓRICO // Rafael Urista de Hoyos


QUINCUAGESIMO QUINTO PRESIDENTE DE MÉXICO

LICENCIADO MIGUEL ALEMÁN VALDÉS

Dic. 1º de 1946 a Nov. 30 de 1952

  Presidente nacido en Sayula, Veracruz.  Se recibió de abogado en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1929.  En 1935 fue magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.  En 1936 fue senador y posteriormente gobernador del Estado de Veracruz.  Fue director de la campaña del candidato Manuel Ávila Camacho en 1939.  De 1940 a 1945 fue secretario de gobernación del presidente Ávila Camacho.  Ganó las elecciones presidenciales y tomo posesión el 1º de diciembre de 1946.

  Su aspecto juvenil y su sonrisa se convirtieron en símbolo de su sexenio.  Hombre de trato agradable, con cierto aire seductor, abogado y empresario, se ganó de inmediato la voluntad de los mexicanos y desde la silla presidencial aprovechó la estructura política de su partido, el PRI, para ejercer el poder y la autoridad hasta sus últimas consecuencias, sin límites.

  Miguel Alemán llegó al poder con aires modernizadores ausentes en México desde el régimen porfirista.  Presidente civil, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, invitó a sus amigos ---también universitarios--- a participar en su gobierno y a beneficiarse de él por medio de corruptelas.  Su gobierno fue de dos facetas: la del crecimiento y la de la corrupción.  A partir de entonces los gobiernos emanados del PRI institucionalizaron la corrupción como su máxima prioridad situación que prevalece hasta la actualidad, aunque ahora la ejerce otro grupo político que resultó más voraz que los anteriores.

  Durante su administración hubo un gran impulso a las obras de infraestructura, en especial presas y carreteras.  La red eléctrica se amplió considerablemente y el Instituto Mexicano del Seguro Social recibió un decidido apoyo.  La política económica se caracterizó por su libertad, lo que atrajo gran cantidad de capital extranjero.

  Baja California Norte se convirtió en Estado.  Se construyó la Ciudad Universitaria, la Escuela Nacional de Maestros, la Naval de Veracruz, la Ciudad Politécnica y la Aviación Militar de Zapopan, Jalisco.  Negoció nuevos empréstitos con diferentes países, y rehabilitó las redes nacionales de ferrocarriles.  Emitió Bonos del Ahorro Nacional y Certificados de Nacional Financiera.  Se fundó la Compañía Exportadora e Importadora Mexicana y se crearon la Comisión Nacional de Cinematografía, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana y la Subsecretaría de Recursos Forestales y de Caza.

  Alemán cambió el rostro del país.  El viejo México rural se perdió ante el avance del mundo moderno y  urbano.  Las viejas redes ferroviarias fueron substituidas por carreteras; al teléfono se sumaron la radio y la televisión para mejorar la comunicación de los mexicanos; la tradición del campo fue devorada por el universo citadino y la industrialización; el turismo nacional abrió sus puertas a los extranjeros en modernos centros como Acapulco; y grandes obras públicas rubricaron el sexenio: el multifamiliar Miguel Alemán en 1949, el Viaducto de La Piedad en 1950, la Ciudad Universitaria en 1952 y el Auditorio Nacional en 1950.

  Ese impulso constructor se reflejó sobre todo en la capital del país.  Entre 1946 y 1952, la ciudad vivió la más importante transformación de su paisaje en el siglo XX.  Se proyectaron importantes avenidas como División del Norte (en honor del inconmensurable y legendario caudillo Francisco Villa), y se ampliaron otras como la de Insurgentes, se inició la construcción de la Torre Latinoamericana, primer rascacielos citadino y se desarrollaron nuevos fraccionamientos como el lujoso Pedregal.  Durante su administración se inició el llamado “milagro mexicano”, período durante el cual México progresó económicamente aprovechando el mundo de la posguerra y la estabilidad del régimen.

  Con el progreso, llegó la corrupción.  El sexenio alemanista se convirtió en un uno de los más corruptos de la historia mexicana, hasta entonces.  El presidente generó una cascada de riqueza que se derramaba desde la silla presidencial y alcanzaba todas las estructuras del gobierno, amigos, compadres, familiares y grupos cercanos al régimen.  Fue una época de ostentación, años en que funcionarios del gobierno mezclaban, sin pudor alguno sus negocios particulares con los negocios públicos, empezando con el mismo presidente.  El propio Alemán se beneficio  del éxito que alcanzaron muy pronto el desarrollo turístico de Acapulco y el surgimiento de la televisión mexicana.

  Para el proyecto alemanista fue fundamental continuar en buenos términos con los Estados Unidos.  En 1947 ---centenario de la guerra con México--- el presidente Harry S. Truman visitó la capital de la República.  Poco después Alemán devolvió la visita al viajar a Washington.  Como un homenaje a los héroes mexicanos de esa guerra, el gobierno urdió un engaño a fin de exacerbar el  nacionalismo, se anunció con bombo y platillo que al pie del cerro de Chapultepec habían sido halladas seis osamentas.  A pesar de la pasiva oposición de peritos e historiadores, que no se atrevieron a contradecir al presidente, Alemán declaró, mediante el decreto respectivo, que los restos pertenecían “indudablemente” a los llamados Niños Héroes; los homenajes al señor presidente no se hicieron esperar por ese monstruoso engaño a todos los mexicanos.

  Miguel Alemán convirtió la investidura presidencial en algo intocable.  Hizo del informe de gobierno de cada 1º de septiembre el “día del presidente”, el día en que los funcionarios, los políticos y en general todos los mexicanos debían rendir culto a su personalidad.  Alemán se retiró del poder dejando una estela de corrupción y despilfarro; muchos se enriquecieron en su régimen y él el primero, pero el dinero no llegó a los bolsillos de la población.  

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