Entradas populares

domingo, 16 de abril de 2023

BOSQUEJO HISTÓRICO // Rafael Urista de Hoyos

 

BOSQUEJO HISTÓRICO  12   

CUADRAGESIMO SEXTO VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA.

DON ANTONIO MARÍA DE BUCARELI Y URZÚA- 1771 – 1779.

  


Toma posesión como virrey de la Nueva España uno de sus mejores gobernantes, don Antonio María de Bucareli y Urzúa, Bailio de le Orden de San Juan.

  El virrey Bucareli tradicionalmente ha sido calificado como uno de los mejores gobernantes que tuvo la Nueva España.  Su buena fama y prestigio fueron reconocidos en el México independiente, que consagró su nombre a una importante avenida ---por él mismo construida--- en el centro de la ciudad de México.

  En efecto, sus biógrafos e historiadores no escatiman elogios a este hombre probo, trabajador infatigable, meticuloso, justiciero y, por si fuera poco, piadoso.  Su obra de gobierno se caracterizó no sólo por el empeño que puso en remediar los muchos problemas que encontró a su llegada, sino por su visión a largo plazo: previó que las reformas borbónicas provocarían más daño que beneficio y que su ejecución sólo llevaría, en el futuro, al hartazgo de los novohispanos, como sucedió.

  Tuvo la fortuna de que el rey Carlos III lo apreciara y  respetara lo suficiente como para apoyar sus ideas, sobre todo a la no aplicación de las reformas, en abierta oposición al promotor de ellas, el visitador real José de Gálvez, quien a su regreso a España había sido nombrado ministro de Indias, es decir, superior directo de Bucareli.

  Y a pesar de que Gálvez urgía al rey a remover a Bucareli, cuando éste, en un momento de cansancio, presentó su renuncia, Carlos III decidió sostener en su puesto a don Antonio, seguro como estaba de la honradez y valía de su virrey en la Nueva España.

  A Gálvez, a quien molestaba en extremo la personalidad de Bucareli, no le quedó más remedio que ver pospuestas sus reformas y esperar la muerte del virrey para nombrara a otro favorable a sus ideas.  Por toda la Nueva España se supo de la defensa que del viejo orden hizo con tanta vehemencia Bucareli por lo que su figura se convirtió en la del más popular y querido gobernante que hasta entonces había tenido México.

  Desde que llegó a las playas de Veracruz, se inició un período en acontecimientos de gran trascendencia en bien del país.  La capital que era invadida por densísima nube de langosta dio orden de que rápidamente se formaran numerosos contingentes para exterminar el acridio, lográndolo en poco tiempo.

  El virrey Bucareli concluyó el castillo de Perote; se fortificaron San Juan de Ulúa en Veracruz y San Diego en Acapulco; creó el giro de la casa de moneda y para llevarla a efecto, pidió prestado al comercio dos millones de pesos sin más garantía que su palabra de honor; garantía cumplida cabalmente.

  Se fundaron el Hospicio de los pobres; la casa de cuna; el montepío “Monte de Piedad” por cedula real otorgada a su fundador don Pedro Romero de Terreros; prosperaron enormemente las obras del desagüe del Valle de México.  Patrocinó expediciones a la Alta California; estableció el tribunal de minería; se formaron expediciones para encontrar minas de azogue las que finalmente fructificaron; puso fin al contrabando en el puerto de Tampico, aprehendiendo a los contrabandistas con todo y sus buques.  Hizo abrir y poblar de árboles la calle que lleva su nombre; embelleció la alameda y la ciudad de México recibió grandes beneficios hasta convertirla en la más moderna y urbanizada de América.

  Fue un recto y hábil administrador de la Hacienda pública y para premiar sus servicios, el rey Carlos III le aumentó el sueldo; por sus obras se le otorgó el honor de llamarlo “Padre del pueblo”.  El 9 de abril de 1779, el virrey Bucareli muere a causa de una pleuresía.  Sus funerales fueron solemnes y su cadáver fue conducido y acompañado por cientos de novohispanos de todas las clases sociales, hasta la Colegiata de Santa María de Guadalupe donde se le sepultó.

  Poco antes de morir, don Antonio María de Bucareli pidió ser sepultado a los pies de la Virgen de Guadalupe, en la basílica donde se encuentra su sagrada imagen, de la cual fue fervoroso devoto.  Su sepelio fue una auténtica manifestación de tristeza, pues el virrey Bucareli se había ganado el cariño del pueblo.

CUADRAGESIMO SEPTIMO VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA.

DON MARTÍN DE MAYORGA  1779 a 1783



  Al morir el virrey Bucareli aún en funciones de su gobierno,  el primer Regente  administración pública y al abrir el Pliego de Mortaja, se encontró que el nuevo virrey era el gobernador de la Capitanía de Guatemala don Martín de Mayorga, Caballero de la orden de Alcántara, quien inició su gobierno el 29 de agosto de 1779.

  El ministro de Indias, el intrigante y tenebroso José de Gálvez, había escrito en el pliego de mortaja que se abrió a la muerte de Bucareli, que su sucesor en el virreinato sería el Capitán General de Guatemala, puesto que el ministro pensaba obtener del rey el nombramiento para su hermano Matías de Gálvez.

  Pero Bucareli falleció antes de que Matías llegara a Guatemala, y en cumplimiento del pliego de mortaja fue llamado a México don Martín de Mayorga quien fungía como Capitán General de Guatemala.  La jugada política había resultado mal para el ministro de Indias quien, furioso por la precipitación de los acontecimientos, reaccionó contra el nuevo virrey de la Nueva España.

  Para empezar, le hizo saber claramente su carácter de interino aún cuando por el pliego de mortaja se le nombraba virrey titular y propietario reduciéndole el sueldo a la mitad de lo que correspondía a un virrey propietario.  Luego, para presionarlo, le designó un secretario a modo que abiertamente lo desobedecía e informaba al ministro de todas sus acciones, además de que sólo José de Gálvez, desde España, manejaba la Hacienda pública del virreinato.

  Don Martín de Mayorga soportó pacientemente todas las humillaciones a que fue sometido por el ministro Gálvez, aun cuando llegó a saber que toda la correspondencia privada que dirigía al rey era incautada por los agentes del funesto ministro.

  A pesar de ello, su gobierno fue próspero, especialmente en lo que se refiere al ámbito cultural, pues fundó la Academia de bellas artes de San Carlos para la formación de pintores, escultores y grabadores mexicanos, para lo cual  hizo traer de Europa grandes maestros; academia que subsiste hasta nuestros días.

  Cuando don Martín por fin fue relevado y llamado a España, pensaba dar cuenta al rey personalmente de todas las infamias del ministro Gálvez, pero murió sorpresiva y sospechosamente mientras el barco en que hizo el viaje aguardaba la autorización para atracar en Cádiz; se dice que agentes del ministro, que abordaron la nave con el pretexto de una revisión sanitaria, lo envenenaron.

 CUADRAGESIMO OCTAVO VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA.

DON MATÍAS DE GÁLVEZ Y GALLARDO. 1783 – 1784



  Finalmente el infame ministro José de Gálvez se salió con la suya y su hermano Matías ocupó el virreinato de la Nueva España.  Con ello el ministro de Indias, gracias a que dominaba la voluntad del rey Carlos III, quien aprobaba todos su actos y nombramientos, consolidaba y parecía querer fundar un dominio territorial en América, pues no sólo colocó a su hermano como virrey de la más rica y prospera de las colonias, sino que obtuvo el nombramiento de su sobrino Bernardo como Capitán General de Cuba y Luisiana, y el de otro sobrino, Lucas, como intendente de Yucatán.  Los Gálvez, con José al frente, eran la familia más importante y poderosa del nuevo mundo.

  Naturalmente, la acumulación de tanta influencia, riqueza y poderío provocó la envidia de muchos y a nadie extrañaba que los Gálvez tuvieran muchos enemigos, encubiertos todos, puesto que el favor del rey se inclinaba hacia tal familia.

  Al iniciar su administración don Matías tuvo noticias de la firma de paz entre España, Francia e Inglaterra mediante el Tratado de París firmado por las tres naciones en 1783 y mediante el cual Inglaterra, la nación perdedora, entre otras cosas reconocía la independencia de las 13 colonias de Norteamérica que se fusionaron en un solo país al que llamaron “Estados Unidos de América”.

  Apenas pudo don Matías gobernar año y medio en México.  Tuvo tiempo escaso para fundar el Banco Nacional de San Carlos, el que posteriormente fue un desastre financiero; concedió el privilegio a don Manuel Valdez para que hiciera reaparecer el periódico “La Gaceta”, que seguía siendo el primer periódico de América; iniciar las obras de reconstrucción del Castillo de Chapultepec y principiar el empedrado de las principales calles de la ciudad fue todo lo que pudo hacer ya que una inesperada y misteriosa enfermedad le ocasionó la muerte el 3 de noviembre de 1784; solemnemente fue inhumado en el convento de San Fernando de la capital de la Nueva España.

  Se dice de él que era hombre de bien, desinteresado y tan sencillo de modales y trato, que más bien parecía un labrador que el representante del rey.

  Al frente del gobierno quedó el primer regente don Vicente Herreras.  Durante éste corto período de 7 meses hizo explosión por cuarta vez la Fábrica de pólvora de Santa Fe, muriendo muchas personas en la catástrofe.

 CUADRAGESIMO NOVENO VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA.

DON BERNARDO DE GÁLVEZ Y ORTEGA.  1785 – 1786

  


Don Bernardo de Gálvez, hijo del anterior virrey, se encontraba en La Habana cuando recibió dos noticias, una buena y una mala:  la muerte de su padre y su designación como virrey de la Nueva España.  Este nuevo virrey por su valentía y destacados triunfos militares había sido ennoblecido por el rey Carlos III al otorgarle el título de “Conde de Gálvez”.

  Bernardo de Gálvez fue un gobernante muy popular, tanto por sus espontáneos arranques ---como el de salir al ruedo en la plaza de toros--- como por la belleza de su esposa la virreina, a la que hizo lucir desde la entrada a la capital del virreinato el 17 de junio de 1785 rompiendo la tradición que señalaba que el virrey desfilara solo.

  Fue otro de los distinguidos virreyes que dejó gratos recuerdos en la colonia.  Era joven y de buenos modales; captó inmediatamente las simpatías del pueblo; se presentaba en público con sencilles y sin ostentaciones; guiaba su propia calesa (vehículo ligero tirado por caballos de dos o cuatro ruedas y con la caja abierta) y sin escolta.

  Además, el joven virrey conde de Gálvez, se ganó la estimación del pueblo al perdonar la vida a varios condenados a muerte, pero sobre todo por su decidida participación en el combate a la hambruna acaecida por las grandes heladas que en ese tiempo destruyeron los sembradíos, al solucionar el problema del hambre al alimentar al pueblo con la adquisición de granos y cereales de su propio peculio que fueron repartidos gratuitamente.

  A don Bernardo de Gálvez le corresponde la satisfacción de haber levantado el castillo de Chapultepec, iniciado por su padre don Matías, al que le dio forma de fortaleza, pero debido a eso y a su popularidad, algunos españoles malquerientes le hicieron sospechoso asegurando, falsamente, que intentaba independizar a la Nueva España.

  Sin embargo, la supuesta amenaza se diluyó rápidamente, puesto que el virrey   Bernardo de Gálvez también falleció de una misteriosa y extraña enfermedad cuando apenas había gobernado año y medio a la Nueva España.

  El 15 de octubre de 1786, ya enfermo, hizo entrega del gobierno a la Audiencia y el 30 de noviembre ante el sentimiento de todas las clases sociales falleció quedando en el misterio su muerte.  Fue sepultado junto a su padre en el convento de San Fernando.

  Extrañamente los virreyes Gálvez, padre e hijo, murieron ambos con un año de diferencia.  Medio año después, el patriarca de la familia Gálvez, el ministro don José de Gálvez, también murió víctima de una dolencia extraña y también repentina.

  Se dijo entonces que una conspiración ---consumada con veneno--- había acabado con los Gálvez, seguramente con la venia y ordenamiento del propio rey, quien así se libraba de la tremenda influencia del ministro y del riesgo de que se desmembraran sus dominios americanos, ya que había llegado a oídos del rey una supuesta y no comprobada conspiración de los Gálvez para independizar a la Nueva España de la tutela de la monarquía española.

0 comentarios:

Publicar un comentario