TRIGESIMO TERCER PRESIDENTE DE MÉXICO
SEBASTIÁN
LERDO DE TEJADA.
Presidente
Interino, julio 18 a noviembre 30 de 1872.
Presidente
Constitucional, Diciembre 1º, 1872 a nov. 30, 1876.
Los gobiernos conservador y monárquico,
establecidos frente al gobierno constitucional de Juárez, acabaron al ser
fusilado Maximiliano.
Juárez se reinstaló
en la capital de la República, después del glorioso peregrinar con que mantuvo
el decoro de la patria y la continuidad del gobierno legal. Desde luego reimplanta el orden
constitucional interrumpido en algunas partes del país por las actividades de
las guerrillas conservadoras y algunas sublevaciones, de las cuales la más
importante es la del general Porfirio Díaz, conocida como la del Plan de la
Noria del 8 de noviembre de 1871 y que estaba en pleno desarrollo a la muerte
del benemérito.
El licenciado Lerdo
de Tejada se hizo cargo de la presidencia por ministerio de ley, por ser
Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la nación. Convocó a elecciones, en las que figuraron
como candidatos el general Díaz y el mismo; triunfó y asumió el cargo de
Presidente Constitucional, el 1º de diciembre de 1872.
Nuevas insurrecciones
perturbaron su gobierno; la más grave fue la tuxtepecana acaudillada por el
general Porfirio Díaz, cuando Lerdo convocó a elecciones reeligiéndose para un
nuevo período; pero el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, licenciado
José María Iglesias, declaró fraudulenta la elección, y ello sirvió de base a
Porfirio Díaz para lanzar su Plan de Tuxtepec. Las fuerzas federales fueron
derrotadas en la Hacienda de Tecoac, Estado de México, y Lerdo huyó a los
Estados Unidos; mientras tanto el licenciado Iglesias asumía el cargo de
presidente con el título de Presidente Legalista ordenado por la Suprema Corte
de Justicia de la cual era su presidente.
El licenciado
Sebastián Lerdo de Tejada era poseedor de una muy clara inteligencia y muy
vasta su formación intelectual, era un acérrimo liberal y fue el ministro y
consejero más brillante del Presidente Juárez cuando enfrentó la intervención
francesa y el imperio de Maximiliano (1862 – 1867).
Abogado con un claro
espíritu antirreligioso pues era un consumado ateo. Fue presidente de la Suprema Corte de
Justicia de la nación en 1871, pero la repentina muerte de Juárez (18 de julio
de 1872) lo llevó de inmediato a la presidencia del país. Bajo su gestión, el gobierno el gobierno
acabó con el cacique indígena rebelde de Nayarit, Manuel Lozada: “El Tigre de
la Sierra de Álica”, además estableció
la Cámara de Senadores e inauguró el ferrocarril a Veracruz.
Pero la soberbia
nubló su inteligencia y buen juicio.
Durante su gobierno revivió el espíritu antirreligioso y se desataron
las pasiones que parecían enterradas desde la caída del imperio (1867). Elevó a rango constitucional las Leyes de
Reforma (1873), suprimió la orden de las Hermanas de la Caridad y expulso a
varios jesuitas debido a su acendrado jacobinismo (sinónimo de enemigo de la
iglesia).
Sus medidas radicales
antirreligiosas pusieron a gran parte de la sociedad en su contra y su fraudulenta
reelección en 1876 terminó en un golpe de Estado. Frente a la rebelión de
Porfirio Díaz, Lerdo abandonó la presidencia y permaneció en la ciudad de Nueva
York, USA, hasta su muerte.
Sebastián Lerdo de
Tejada nació en Jalapa, Veracruz, el 24 de abril de 1823. Hombre de gran talento y vasta preparación
cultural, se le considera uno de lo grandes oradores de la historia en México. Fue secretario de Relaciones Exteriores y
notable internacionalista. Murió en la
ciudad de Nueva York, el 21 de abril de 1889.
JOSÉ MARÍA IGLESIAS
Presidente legalista:
dic. 28, 1876 a marzo 15, 1877.
Ocupó la presidencia
por un estricto respeto a la legalidad y no por el deseo personal de ejercer el
poder. Como presidente de la Suprema
Corte de Justicia de la nación, Iglesias se había negado a reconocer la
reelección de Lerdo de Tejada ---producto de un fraude escandaloso--- y mucho
menos sumarse a la rebelión de Porfirio Díaz.
Por mandato de ley, y
en su calidad de vicepresidente ---así lo tenía previsto la Constitución de
1857, el presidente de la corte también ejercía la vicepresidencia de la
República--- Iglesias debía asumir el poder ejecutivo interinamente, convocar a
nuevas elecciones y sofocar el levantamiento del caudillo oaxaqueño. Era el único camino para mantener el orden
constitucional.
Mediante un
manifiesto expedido en Guanajuato, donde estableció su gobierno, justificó
jurídicamente su proceder y asumió legalmente la presidencia de la
República. Pero ni Lerdo, que seguía
considerándose presidente, ni Díaz, el rebelde, le dieron importancia al
notable jurista cuya trayectoria profesional era admirable: abogado, profesor
de física y derecho, periodista, escritor, diputado, ministro y magistrado de
la Corte. Había acompañado a Juárez
cuando su gobierno tuvo que peregrinar por el norte del país durante el imperio
de Maximiliano.
Al renunciar a la
presidencia el licenciado Lerdo de Tejada, el licenciado José María Iglesias,
como Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la nación, se proclamó
presidente de la República y abandonó la capital para refugiarse en el interior
del país.
Infructuosas
negociaciones de paz se llevaron a cabo entre Díaz e Iglesias, y una vez rotas
se apeló a las armas, dando por resultado la derrota de Iglesias, quien fue
batido en la Hacienda de La Capilla, en Querétaro. El derrotado se dirigió a
Guadalajara, de ahí a Mazatlán, donde un buque lo llevó al exilio en los
Estados Unidos.
Su vasta experiencia
y calidad moral fueron insuficientes para detener el avance de las tropas porfiristas,
y el orden constitucional se rompió cuando se vió obligado a dejar el país y el
gobierno en manos de Porfirio Díaz.
TRIGESIMO QUINTO PRESIDENTE DE MÉXICO
GENERAL JUAN N. MÉNDEZ
Presidente Interino: dic.
6, 1876 a feb. 17, 1877.
Llegó a la
presidencia con una sola consigna: custodiar
la silla presidencial mientras Porfirio Díaz sometía a las últimas fuerzas de
Lerdo de Tejada y José María Iglesias.
Era liberal por convicción, había hecho de la carrera de las armas una
forma de vida y se había batido con bizarría en casi todas las guerras de la
mitad del siglo XIX, se convirtió en uno de los hombres de confianza del
general Díaz tras secundarlo en sus rebeliones de 1871 y 1876.
Al ocupar la ciudad
de México, Días quiso guardar las formas legales y nombró a Méndez presidente
interino. A su vez, El nuevo jefe del
ejecutivo nombró a Porfirio Díaz, general en jefe del ejército de operaciones,
con la encomienda de reducir al enemigo que aún permanecía en pie de guerra.
Méndez fue definido
por la prensa como un hombre mediocre e inepto, pero cumplió su misión sin
problemas: durante poco más de un mes
cuido la banda presidencial a Díaz y le allanó el camino al Palacio Nacional.
Hombre afable,
educado y de buenas costumbres, en unos días se ganó la confianza de los
capitalinos. Era atento, obsequioso y
galante, y en su breve período (73 días) demostró ser un hombre refinado y de
trato exquisito. Satisfecho por sus
servicios a la patria, al dejar el poder ocupó la Suprema Corte de Justicia
Militar.
Juan N. Méndez nació
en Tetela de Ocampo, Puebla, el 2 de julio de 1824. Legó a general de división; dos veces fue
gobernador de Puebla. Murió siendo
Presidente de la Suprema Corte de Justicia Militar, el 29 de noviembre de 1894.
GENERAL MANUEL GONZÁLEZ
Presidente Constitucional
Dic. 18, 1880 a 30 de nov. De 1884.
Se inició en las
armas en 1847 en los combates contra los invasores angloamericanos. Llega a ser general de división y lucha
indistintamente al lado de conservadores y liberales. Jefe del Estado Mayor del general Díaz,
combatió junto con éste en las campañas triunfales de 1866 y 1867 contra el
imperio de Maximiliano. Se adhirió a los
planes rebeldes de su jefe de La Noria y Tuxtepec.
En 1877 fue
gobernador del Estado de Guajajuato (pese a que era tamaulipeco);
posteriormente secretario de guerra y marina, hasta que, hombre de las
confianzas y compadre del general Díaz, fue elegido e impuesto por los
movimientos electorales de oaxaqueño, presidente de la República para el
período de 1880 a 1884.
Sin embargo, Manuel
González era un guerrero no un político y menos un administrador. La silla presidencial fue la forma en que
Díaz agradeció a su compadre el apoyo militar prestado durante la rebelión de
Tuxtepec. Pero de nada le valieron sus
cualidades militares. Su inexperiencia
en la política y en la administración pública, eran evidentes.
El impulso a la
construcción de los ferrocarriles, el crecimiento de la red telegráfica y la
fundación del importante Banco Nacional de México, logros muy importantes para
el crecimiento del país, palidecieron ante los escándalos sexuales y de
corrupción que envolvieron a su gobierno.
La emisión de moneda
de níquel que intentaba substituir a la plata originó un violento motín en la
ciudad de México y el reconocimiento de la deuda inglesa desencadenó una serie
de rumores que involucraban al presidente en negocios turbios.
Los escándalos
---como la reforma al código civil para favorecer a su esposa—acabaron con su
reputación y aunque detrás de los
ataques se encontraba su compadre Díaz, al concluir su período, González
demostró su lealtad y le devolvió la presidencia de la República.
Manuel González nació en Matamoros, Tamaulipas, el 17 de
junio de 1832. Luchó contra las
invasiones angloamericanas y francesas y al lado de los liberales en la Guerra
de Reforma. Fue gobernador de Guanajuato, aún siendo presidente y es el único
caso en la historia de México que un presidente en funciones sea al mismo
tiempo gobernador de un Estado; la legislatura de Guanajuato nombró y el acepto
ser gobernador del Estado el 26 de septiembre de 1884 aún cuando su período presidencial terminaba
el 30 de noviembre del mismo año. ¡¡clásicos
diputados mexicanos!!
Murió en la Hacienda
de Chapingo, Estado de México, que era de su propiedad, el 8 de mayo de 1893. Se le inhumó en la Rotonda de las personas
ilustre para vergüenza de los ahí sepultados.
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