Bosquejo Histórico 6
DECIMO NOVENO VIRREY DE LA NUEVA ESPAÑA
DON GARCÍA
SARMIENTO DE SOTOMAYOR 1642 – 1648
Don García Sarmiento de Sotomayor, Conde de
Salvatierra y Marqués de Sabroso inicio su mandato el 23 de noviembre de 1642 y
lo ejerce hasta mayo de 1648 en que fue enviado al Perú.
Por principio de
cuentas, solicitó al rey Felipe IV que ya no se establecieran más conventos de
frailes y monjas, pues había tantos que ya existía una desproporción con los
habitantes de la Nueva España; también que ya no se ordenaran más sacerdotes,
pues había más de cinco mil sin ninguna ocupación y, finalmente, que se
disminuyeran las fiestas religiosas pues que no había semana que no se
celebraran por dos o tres días.
Tras los sucesos que conmocionaron
a la Nueva España con la deposición del virrey Marqué de Villena y la
terminación del gobierno provisional del obispo
Palafox, el Conde de
Salvatierra ocupó el virreinato de México en una época de bonanza económica,
durante la cual la Nueva España se convirtió en la colonia que mayores recursos
suministraba a la insaciable Corona española.
Aprovechando la crisis
generalizada en Europa, México se convirtió en una metrópoli que concentraba
las riquezas de toda la América y las Islas Filipinas, además la producción
minera nacional se incrementó de manera notable. El gran problema que debió enfrentar el
virrey García Sarmiento, fue como conseguir que el oro y la plata llegaran con bien
a España, pues los corsarios ingleses, holandeses y franceses infestaban el Océano
Atlántico y asaltaban las naves españolas que se atrevían a cruzarlo.
La solución fue la
creación de una gran flota mercante que navegaría en convoy ---la llamada flota
de Indias--- escoltada por una poderosa flota de guerra, la llamada Armada de
Barlovento, que tenía como misión repeler los constantes ataques de los
piratas. Sólo así fue posible enviar a
España los valores que ésta exigía y que nunca la llenaban.
La labor del virrey
Conde de Salvatierra fue calificada de satisfactoria por el monarca, quien, en
premio a su eficacia, lo promovió al virreinato del Perú. Hasta este momento todos los virreyes que
tenían buena actuación eran enviados al virreinato del Perú, de tal manera que
a éste le llegaban gobernantes bien probados en su capacidad y confianza,
quedando la Nueva España como una especie de laboratorio para beneficio del
Perú y para los virreyes novohispanos se consideraba como un premio su traslado
al virreinato hasta ese momento mas rico y valioso para España; pero a partir
del año 1648 la Nueva España se convirtió en la favorita de los monarcas
españoles por las incalculables riquezas que recibían de ella constituyendo así
lo que se llamó el diamante de la Corona española.
DON MARCOS DE TORRES Y RUEDA
1648 – 1649.
Don Marcos de Torres y Rueda, Obispo de Yucatán, llega a ocupar el gobierno de la Nueva España el 13 de mayo de 1648 con el título de Gobernador y Presidente de la Audiencia, aunque para la historia constituye el virrey número veinte para no interrumpir el ordenamiento virreinal.
Pocos meses duró su
encargo como virrey, pues estaba muy enfermo cuando tomó posesión muriendo en
su puesto el 22 de abril de 1649, siendo sepultado en el templo de San Agustín. La Audiencia (una especie de legislativo
virreinal) gobernó hasta la llegada del nuevo virrey; un poco más de un año.
Cuando el obispo de
Yucatán asumió el gobierno de la Nueva España se llevó una desagradable
sorpresa: encontró los aposentos del palacio virreinal vacíos, pues su
antecesor, el Conde de Salvatierra, se había llevado todos los muebles (Una
manía heredada por nuestros gobernantes actuales). El nuevo virrey tuvo que dormir en una
humilde y austera celda conventual.
Ese año de 1648 se
significó por la gran cantidad de autos de fe que se verificaron en la plaza
mayor por mandato por la demoníaca ( paradójicamente llamada “santa”)
inquisición, ante la presencia de las autoridades, los oidores, los demoníacos
inquisidores y miles de personas como espectadores. 107 fueron los condenados al suplicio: unos
por judíos, otros por haberse fingido sacerdotes, varios acusados de sodomía,
un fraile por haberse casado y una mujer por hechicera, 15 murieron quemados
vivos y los demás recibieron diferentes castigos como años de incomunicación
carcelaria o torturas diarias hasta la muerte del reo.
El 11 de abril de ese
fatídico año fue condenado por el “santo oficio” a ser quemado vivo por
“judaizante reincidente” don Tomas Treviño de Sobre monte, sentencia que se
llevó a cabo este mismo día, pues ya había antecedentes entre sus familiares,
que también fueron castigados por la inquisición. La procesión pasó por las principales calles
de la ciudad, llevando el reo su “sambenito” y coraza de condenado, con una
mordaza en la boca por las blasfemias que lanzaba. Al llegar a la plaza del volador, se le
amarró del garrote del suplicio y se encendió la hoguera.
Pocos meses duró en
su encargo como virrey el obispo de Yucatán, pues como ya se dijo estaba muy
enfermo cuando tomó posesión. Por ello,
cuando la inquisición lo convidó a asistir a un espectacular auto de fe en el
que se quemaría a 12 personas, el obispo virrey se disculpó y no asistió,
siendo la primera vez que un gobernante estaba ausente en una “ceremonia” tan
relevante; el terrorismo criminal que hoy padecemos es un juego de niños ante
la horrenda historia de nuestra religión católica de aquel entonces.
Murió Marcos de
Torres y Rueda y fue sepultado con toda pompa en el convento de San Agustín de
la ciudad de México. Pero sus
penalidades no terminaron allí: tras el
fallecimiento se ordenó el embargo de todos sus bienes, sospechándose que había
realizado negocios ilícitos. Más tarde,
al comprobarse que se trataba de un infundio, la memoria del obispo de Yucatán
fue reivindicada.
DON LUIS ENRÍQUEZ DE GUZMÁN 1650 – 1653.
La Real Audiencia le hace entrega del gobierno de la Nueva España al nuevo virrey don Luis Enríquez de Guzmán, Conde de Alba de Liste y Marqués de Villaflor, el 28 de junio de 1650.
A principios
de su gobierno tuvo lugar la sublevación de los indios tarahumaras, que asoló
casi toda la nueva Vizcaya (el actual Estado de Durango) costando la vida de
tres misioneros. También en su época
ocurrieron varios escándalos eclesiásticos que tan frecuentes eran en aquel
tiempo en la Nueva España.
También
durante su gobierno se descubrieron muchas minas con lo que aumentó
considerablemente el erario de la colonia, convirtiéndose la Nueva España la
provincia más rica e importante de la América, y por ende de todo el imperio
español.
Favorito del
rey de España Felipe IV, el Conde de Alba de Liste tenía la virtud de escribir
muy bien y muy ameno. Sus cartas eran
leídas personalmente por el monarca,
quien disfrutaba enormemente con las detalladas e interesantes descripciones
que su virrey en México le hacía de todos y cada uno de los asuntos del
gobierno.
Sin embargo,
esta vocación de escritor en ciernes era severamente criticada por las demás
autoridades, pues la administración novohispana se había vuelto exasperadamente
rutinaria y burocrática porque, siguiendo el ejemplo del virrey, todos los
oficinistas del gobierno pasaban el tiempo escribiendo memoriales y requisiciones
en detrimento de la acción gubernativa.
Por la época
en que el Conde de Alba de Liste fue virrey de México, la Nueva España se
estremeció con dos sucesos que alimentaron la imaginación de su tiempo y que
hasta nuestros días siguen despertando interés.
Existió en territorio novohispano la famosa monja alférez, una mujer de
nombre Catalina de Erasú que anteriormente siendo monja en España se escapó de
su convento y se traslado a América donde vestida de hombre, ingresó a las
filas de los conquistadores; sostuvo riñas, pleitos en los juegos de apuestas,
sostuvo amores, acompañó al capitán Francisco Pizarro en la conquista de Chile,
ya en la Nueva España mató a su propio hermano en un desafío y tuvo miles de
aventuras en territorio novohispano; regresó a España y por sus servicios el
gobierno le otorgó una pensión y el Papa la autorizó para usar vestimenta de
hombre. Finalmente regresó a la Nueva
España donde se dedicó a la arriería muriendo tiempo después, siempre vestida
de hombre.
El aventurero
holandés Guillén de Lampart quien llegó a la Nueva España tomando el nombre
castellano de don Guillermo Lombardo de Guzmán en el año 1659, concibió un
audaz plan para hacer independiente a la Nueva España. Falsifico sellos, documentos y firmas con las
cuales se nombraba virrey y Capitán General. Después, al quedar amo de la
situación, solicitaría el apoyo del Duque de Braganza de Portugal y con ayuda
de los indios aprehendería al virrey y a los oidores.
Ese era el
plan ideado por él y un grupo de conspiradores involucrados en la
conspiración. Sin embargo, y como sucede
en todos estos casos de conspiración, alguno de los asociados se acobardó y
denunció a don Guillermo al santo oficio de la inquisición.
Estuvo 17 años
recibiendo terribles tormentos, hasta que en el mes de noviembre de 1659 fue
quemado vivo. El rey Felipe IV ordenó se
suspendiera la ejecución, pero la orden llegó demasiado tarde.
DON FRANCISCO FERNÁNDEZ DE LA CUEVA 1653 – 1660
Don Francisco
Fernández de la Cueva, Duque de Alburquerque y Grande de España de Primera
Clase, asumió el cargo de virrey de la Nueva España el 15 de agosto de 1653.
A los 34 años
fue el virrey más joven que gobernaba la Nueva España. Durante su mandato se enviaron expediciones y
colonos al norte de la Nueva España, a la provincia llamada Nuevo México, donde
fue fundada la población de Alburquerque en honor al virrey que patrocinó la
empresa.
Francisco
Fernández de la Cueva también resolvió enviar tropas novohispanas para auxiliar
a la isla de Jamaica, capturada por corsarios ingleses; fue la primera vez que
los mexicanos pelearon fuera del suelo patrio.
Era de
carácter débil y pacífico y muy entusiasta de las ciencias, artes y letras. Fue protector de literatos y artistas, muy
religioso y magnánimo. Dio gran impulso a
las misiones del norte. En su época se multiplicaron
los salteadores y por ello, a fines de su gobierno, se vio obligado a ordenar
muchas ejecuciones, la gran mayoría contra su voluntad.
El Duque de
Alburquerque fue también el primer gobernante que en México sufrió un atentado. Sucedió que hallándose arrodillado, orando en
una de las capillas de la catedral, se le acerca un soldado español de nombre
Miguel Ledezma el que espada en mano le grita que iba a matarlo pero el virrey,
incorporándose, lo enfrenta dando tiempo a que los acompañantes del virrey se
arrojan sobre el agresor y lo detienen.
A pesar de que
se comprobó que el soldado sufría trastorno mental, aún así al día siguiente fue
ahorcado, acusado de los delitos de traición de lesa majestad al atentar contra
la vida del virrey y ofender al Santísimo Sacramento, en cuya presencia pretendió
cometer el crimen.
Igual que su
antecesor, tuvo que arreglar varios escándalos eclesiásticos además de reformar
los trajes de algunos frailes, que se juzgaban indecorosos y casi
inmorales. Entregó el virreinato el 16
de septiembre de 1660 y salió rumbo a España.
0 comentarios:
Publicar un comentario