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domingo, 16 de julio de 2023

BOSQUEJO HISTÓRICO // Rafael Urista de Hoyos


SEPTIMO PRESIDENTE DE MÉXICO

VALENTÍN GÓMEZ FARÍAS

Abril 1º a mayo i6, 1833

Junio 3 – 18, 1833

Julio 3 – oct. 27, 1833

Dic. 15, 1833 a abril 24, 1834

Dic. 24, 1846 a marzo 21, 1847.

  De acuerdo a los Convenios de Zavaleta son designados por el Congreso para ocupar la presidencia y vicepresidencia de la República el general Antonio López de Santa Anna y el Doctor Valentín Gómez Farías respectivamente.

  Por encontrarse indispuesto y fuera de la ciudad de México el Presidente Electo, Antonio López de Santa Anna, hoy toma posesión y ocupa la Primera Magistratura del País provisionalmente, el vicepresidente Don Valentín Gómez Farías.  Quedando así triunfantes los liberales exaltados, los antiguos yorkinos o puros, partido al que pertenecía el vicepresidente, sobre los antiguos escoceses, que ahora llevaban el nombre de conservadores.

  Así da comienzo uno de los períodos más curiosos y a la vez absurdos de nuestra historia, en que los dos personajes antes mencionados se turnan la silla presidencial en una forma absurdamente increíble, ante la cobarde y servil pasividad de congresos peleles.

  En el gobierno de Gómez Farías colaboraron hombres cultos y talentosos y de ideas liberales, como José María Luis Mora, Manuel Eduardo Gorostiza y Andrés Quintana Roo.

Gómez Farías fue un hombre que asumió la idea de reforma como una convicción.  A su juicio el clero y el ejército eran los dos grandes obstáculos para el desarrollo del país.  A la luz de esa lógica intento separar la iglesia y el Estado, abolir los privilegios del clero y el ejército, suprimir las atribuciones del clero en materia civil, destruir el monopolio religioso en materia educativa y utilizar los bienes eclesiásticos para pagar la deuda nacional.

  La reforma eclesiástica comprendía el ejercicio del Patronato Nacional, que durante la colonia fue función de la corona española, para la designación de prelados, curas y beneficios eclesiásticos; la supresión de la coacción civil de los votos religiosos y de los diezmos; la abolición de los privilegios; la nacionalización y la secularización de los fondos de las misiones de Filipinas y California, la libertad de enseñanza, etc. En el aspecto militar, la reforma abolía los fueros del ejército.

  En otros ramos de la administración pública decretó la libertad absoluta de expresión y de la prensa, la consolidación de la deuda pública, el fomento de la propiedad territorial y la reparación de la bancarrota de la misma propiedad.

  Dictó medidas encaminadas al mejoramiento de las clases indigentes mediante la difusión de la enseñanza y la creación de centros culturales, bibliotecas y museos; la abolición de la pena de muerte por delitos políticos; y otras referentes a conservar y proteger la integridad territorial de la nación.

  Su gobierno representa el ansia de progreso y libertad del pueblo mexicano, que fuerzas represivas lo mantenían y aun lo mantienen en la opresión y la miseria. Por supuesto que los avances ideológicos que se propuso implantar encontraron poderosos enemigos, que se apoderaron del gobierno para acabar con la primera etapa republicana federal

  La sociedad, profundamente conservadora, se opuso rotundamente a las reformas liberales de Gómez Farías.  Luego de 10 meses de su gobierno, Santa Anna retomó el poder y derogó toda la legislación reformista de su vicepresidente.

  Los años no minaron la convicción reformista de Gómez Farías, quien en plena guerra con Estados Unidos, y de nuevo en su calidad de vicepresidente y encargado del poder ejecutivo de la nación volvió a las andadas: pretendió financiar la guerra con los bienes de la iglesia provocando en la ciudad de México un motín ---alentado por el clero--- conocido como la rebelión de los “polkos”.  El presidente Santa Anna, que combatía y perdía en el norte, regresó de inmediato a la ciudad de México  destituyó a Gómez Farías y nuevamente derogó todas sus reformas.  La gran reforma tendría que esperar hasta el ascenso de Juárez.

  Valentín Gómez Farías nació en Guadalajara, Jalisco, el 14 de febrero de 1781.  Obtuvo su título de médico; fue electo diputado a las cortes españolas y al Congreso General; Ministro de Hacienda y en cinco ocasiones Presidente de la República.  Se le conoce como el “Patriarca de la Reforma”.  Murió en México, el 4 de Julio de 1858.

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