13 de Abril 1914
Hoy en la madrugada los principales generales huertistas aún fuertes con
casi nueve mil hombres se retiran en desorden, dejando los campos sembrados de
cadáveres y abandonando casi toda su impedimenta. Los grandes generales
huertistas, Velazco, Valdez, Mass, Casso López, Campa, Argumedo, Andrew Almazán
y otros, sufrieron cerca de 3,500 bajas entre muertos, heridos y prisioneros.
Previamente el general Villa había pedido al inepto “general” Pablo
González, que se encontraba en Monterrey, saliera al encuentro de los federales
en retirada, pero éste lacayo, obedeciendo órdenes del funesto Carranza, no
sólo se abstuvo de salir al encuentro del enemigo que se retiraba en derrota,
sino que permitió a los federales se reconcentraran en Saltillo donde se
dispusieron hacer resistencia; y sin ningún apoyo de los carrancistas allá va
Villa a Saltillo a liberar la capital del Estado de Carranza.
Anteriormente también el General Villa había solicitado la ayuda de los
hermanos Arrieta, que dominaban el Estado de Durango, para que contribuyeran a
las batallas de la Comarca Lagunera pero estos sujetos, sicarios
incondicionales de Carranza, desde luego que se negaron a cooperar, pues
teniendo una poderosa fuerza bien armada y municionada y con excelente
caballada, no respondieron a la ayuda que Villa les pedìa, a pesar de haber
recibido armamento que el mismo Villa les había hecho llegar y que desde Cd.
Juárez les llevó el coronel Nájera; La mano traicionera de Venustiano Carranza
seguía moviendo los acontecimientos con la intención cobarde de aniquilar al
General Francisco Villa.
13 de Abril 1915
Nuevamente hoy la División del Norte del General Francisco Villa avanza
sobre Celaya pero sin recibir aún el parque que espera de Cd. Juárez. A las cinco de la tarde comienza el combate
tremendamente y las artillerías se bombardean mutuamente. Para las nueve de la noche el frente se había
extendido 12 kilómetros, las fuerzas villistas buscaban afanosamente sitiar y
cercar a su enemigo, pero la situación en que se encontraban no se los
permitió, aunado a que los michoacanos villistas de la retaguardia no atacan, y
contrariamente los generales de la Convención, dominada por los zapatistas,
hacen efectiva su traición y en plena batalla se pasan al bando carrancista,
enderezando su metralla sobre los desprevenidos villistas convirtiéndose así en
viles asesinos; las manos traicioneras de Zapata y Carranza haciéndose
presentes en su perversa labor.
El General Villa, comprendiendo que era necesario romper el cerco
defensivo con sus famosas cargas de caballería, aprovecha la noche para ordenar
los asaltos que fueron frecuentes pero sin lograr su objetivo por lo
accidentado del terreno, pues son campos de sembradío.
Amaneció el día siguiente en pleno combate, pronto se multiplica el fuego en los flancos y la lucha se hizo encarnizada con altas y bajas en las diferentes líneas; la victoria lo mismo se inclina a un lado como al otro.
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