18 de Abril 1929
Ayer Luis Romero Carrasco, de veinte años de edad, asiduo de los cabarets
de arrabal, después de acechar la ocasión durante diez días, encontró en la
calle Matamoros de la Ciudad de México a su tío el rico pulquero J. Félix Tito
Basurto Romero. Lo saludó y se fue con
él hasta el número 37 de la misma calle, donde mientras don Tito depositaba
unos papeles en su despacho, su sobrino lo asesinó a tubazos y puñaladas.
Como se percatara que la anciana criada Luz Lagunero y una chiquilla,
María de Jesús Miranda, que lo conocían y podían denunciarlo, las mató al igual
que la mujer del pulquero, Jovita Velazco Banet, que al comprender de lo que se
trataba, había corrido en busca de un revólver que no alcanzó a disparar pues
el asesino la cosió a puñaladas. Envolvió a la señora en una sabana y luego la
maniató con una cuerda. A continuación introdujo en un veliz dinero, alhajas y
ropa que halló en un ropero, se lavó las manos y salió.
Después de recorrer gran parte de la ciudad visitando amigos y
embriagándose todo el día y la noche, en la mañana con la luz del nuevo día fue
a buscar a su padre, el pulquero Atenógenes Romero, por la Verónica, y
estuvieron platicando un buen rato tras lo cual fue a la casa de su hermano
Francisco, también pulquero, cuya mujer le informó que no estaba y le
proporcionó manera de lavarse el rostro. Se dirigió más tarde a la calle de
Bolivia donde un amigo suyo apellidado
Tapia le hablo de un viaje a Río Frio, Puebla,
que tenía que hacer, y mientras planeaba a acompañarlo, llegó el Jefe de la
Policía, Valente Quintana, y lo aprehendió.
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