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domingo, 17 de abril de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos

 


17 de Abril 1695

  Muere en la ciudad de México Juana de Asbaje Ramírez que pasó a la historia con el nombre religioso de Sor Juana Inès de la Cruz.

  Nació el 12 de noviembre de 1651 en la Hacienda de San Miguel Nepantla, jurisdicción de Chimalhuacán de Chalco (hoy Tlalnepantla) en el actual Estado de México. Fue hija del capitán Pedro Manuel de Asbaje y de Doña Isabel Ramírez de Castilla.

  Desde muy niña se hizo notable por su prodigioso talento de retener y comprender cuanto leía.  Cuando llegó a la capital de la Nueva España, llevaba una reputación de grandes dotes intelectuales. Fue designada dama de honor de la virreina Marquesa de Mancera. En la Corte, por su belleza física y su talento, recibió las mejores consideraciones y atenciones.

  Se d cree que por algún desengaño de esta mujer tan sensible, o por no ser de su agrado los esplendores de la Corte, la hizo tomar los hábitos religiosos, el 24 de febrero de 1668 en el Convento de San Jerónimo.

  Su celebridad literario siguió en ascenso y se multiplicaba en el desempeño de su cargo religioso.

  Veintisiete año vivió Sor Juana Inés de la Cruz encerrada en el claustro donde era su vocación, cuando pudo ser una dama que brillara en los salones de la Corte y con luz propio ocupara en el mundo de las letras un sitio de honor y de provecho.

17  de Abril 1775

  Las colonias británicas de América del Norte (la zona costera del Este norteamericano) se rebelan contra la Corona inglesa debido al monopolio comercial e impositivo al que fueron sometidas las trece colonias inglesas de Norteamérica.

  Hoy en Lexington y Concord, Kentucky, las tropas patriotas lograron derrotar a las tropas realistas, iniciándose así el movimiento de insurrección que 8 años más tarde (1783) daría la independencia de lo que ahora son los Estados Unidos de Norteamérica.


17 de Abril 1845

  Después de la aprobación del Congreso norteamericano de la agregación de Texas a sus territorios, el gobierno angloamericano pretendió que sus límites (los de Texas) llegaban hasta el Río Bravo del Norte, siendo así que los verdaderos linderos de dicho territorio jamás habían pasado del Río Nueces; cien kilómetros al norte del Río Bravo.

  De aquì se originò una larga controversia de mala fe por parte de los angloamericanos que por lo pronto mandaron tropas hasta la ribera del Río Bravo invadiendo así territorio netamente mexicano, y obrando con la mayor perfidia, fingían que era México el que invadía sus supuestas posesiones, haciéndolo así pasar como agresor.

  Lo que se quería realmente, era provocar la guerra, por lo que estaban grandemente interesados los Estados del sur de la Unión, a fin de adquirir nuevos territorios, que pudieran convertirse en Estados en que dominara la esclavitud, para preservar su dominio en el gobierno angloamericano.

  El Presidente de los Estados Unidos, James Knox Polk, dándose cuenta de la oposición que encontraba de parte de sus gobernados en cuanto a una posible guerra contra México, procurò dar el carácter de medidas defensivas a sus primeras disposiciones militares.

  Después, obtenida la declaración de guerra contra los mexicanos e iniciándose la misma, aparentò no desear más que la posesión “pacífica” del territorio agregado: el de Texas, y cuando por fin ocupó la ciudad de México finalizando la guerra de conquista, hizo comprender a sus paisanos que no podían obtener otra indemnización de los gastos de la guerra y la sangre estadounidense derramada en ella, ya que la situación de México era de un total empobrecimiento, y que la única alternativa consistía en la cesión de suficiente territorio mexicano que cubriera los costos sufragados por el gobierno y el pueblo norteamericano en la contienda; logrando así el inconfesable propósito perseguido desde un principio y dándose así el caso de una acción de rapiña de un país poderoso sobre uno débil que no tiene precedente en la historia de la humanidad.


17 de Abril  1847

Después de la capitulación de las fuerzas mexicanas en el puerto de Veracruz y la ocupación del mismo por la tropa del general Winfield Scott, se permite a la guarnición después de rendir sus armas, saliera con todos los honores de la guerra quedando los angloamericanos posesionados de aquel heroico puerto.

  El general Santa Anna no sólo reprobó aquella capitulación, sino que puso presos a los generales que la firmaron, y se atrevió asentar en sus memorias que el general Morales se rindió “sin probar combate”, cuando Scott en un manifiesto publicado en Jalapa tiempo después, dijo que el comportamiento de la guarnición en la valiente defensa que hizo en Veracruz había sido heroica y que había resistido mas allá de lo que había esperado con una decisión admirable. Sin embargo, Santa Anna, diciendo que iba a lavar la defensa de Veracruz, salió de México y se dirigió a Jalapa a ponerse al frente del ejército, dejando como Presidente Interino de la República al general don Pedro María Anaya, quien toma posesión del cargo este mismo día.

  Eligiò para resistir a los invasores la meseta de Cerro Gordo, a seis leguas de Jalapa, la que hizo fortificar, contra la opinión de sus subalternos, que la estimaban mal elegida, tanto por la carencia de agua, como porque siendo el terreno fangoso y cubierto de bosque, imposibilitaba la maniobra de la caballería, al igual que por la facilidad con que podía ser flanqueada la posición, dado que la dominan los cerros del Telégrafo y la Atalaya, que no estaban fortificados. Pero a pesar de todas esas observaciones Santa Anna, con nueve mil hombres y cuarenta piezas de artillería, se obstinó en esperar allí a los invasores que se encontraban a tres leguas de distancia en Plan del Río;  La mano traicionera de Santa Anna, al igual que en La Angostura, se hacia sentir nuevamente pensando en las “Treinta monedas” que valía su traición.

  Este día se presentan los invasores practicando un reconocimiento en el Cerro del Telégrafo, donde fueron sorprendidas por una fuerza mexicana teniendo que retirarse con algunas pérdidas. Pero al día siguiente Scott, al frente de ocho mil quinientos hombres, inició la batalla flanqueando el cerro ya citado, el que, aunque fue defendido con mucho valor, quedó en su poder al fin, sin que la caballería mexicana pudiera operar, por lo que, atacada también la línea de fortificaciones, antes de las diez de la mañana se consumó por completo la derrota de las fuerzas mexicanas, las que perdieron más de mil doscientos hombres entre muertos y heridos, y tres mil prisioneros.  Los yanquis tuvieron bajas de cuatrocientos treinta hombres entre muertos y heridos.

  ¡Así lavó Santa Anna lo que el llamaba la deshonra de Veracruz!

  Pero él, contento, estaba haciendo muy buen trabajo para los miserables gringos.

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