16 de Abril 1910
Por mediación de don Teodoro Dehesa, gobernador de Veracruz, don
Francisco I. Madero se reúne con Porfirio Díaz, donde le expone
que sus trabajos se dirigen a que se le reconozca legitimidad al voto,
pidiéndole además que los cuerpos policiacos y demás autoridades civiles y
militares no le obstruyan sus actividades políticas.
Don Porfirio juzga superficialmente a su interlocutor y por su actitud
deduce que no vale la pena, y en un gesto sarcástico lo compara con el
licenciado don Nicolás Zúñiga y Miranda, un eterno candidato bufo a la
Presidencia; hazmerreir de la nación.
La entrevista termina cuando Madero, con un movimiento rápido, lleva su
mano a la bolsa posterior de su pantalón en busca de un pañuelo, y don Porfirio
retrocede instintivamente pensando en una agresión. Trata de imponerse hablando
con la solemnidad que acostumbra para amedrentar a los que lo rodean, pero a
Madero no le causa ninguna impresión la actitud fingida de supuesta prepotencia
del Presidente y por el contrario se da cuenta de la escasa habilidad y hasta
la torpeza del dictador.
16 de Abril 1918
El periódico “Excélsior” de hoy da la noticia de la aparición de la
influenza española en México. No la llama así, sino simplemente gripe o fiebre
de primavera, pero revela que hay muchos afectados en el antes llamado cuartel
de zapadores, en la antigua calle de La Acequia, ahora Corregidora de
Querétaro, de nuestra metrópoli, y que son como cincuenta hombres enfermos
desde hace varios días.
Mañana publicará, por nuevas investigaciones hechas hoy, que ese mismo
número de enfermas a aumentado a sesenta en el mismo cuartel y que en el
“Teatro Colón” no hubo función debido a que cayeron en cama doce artistas y
diez músicos. Además en la dulcería y pastelería “El Globo” se ha encontrado
que varias empleadas y algunos meseros son víctimas de la misma enfermedad.
Pasan los días y se multiplican los atacados por la influenza española
en todos los ámbitos de la ciudad de México, treinta alumnos de la Escuela del
Estado Mayor resultaron afectados por el nuevo mal.
Aunque las defunciones todavía son relativamente escasas, se advierte que el mal tiene más importancia de la que a primera vista se pudiera pensar y por ello se da la voz de alerta. El Departamento de Salubridad toma medidas y hace saber que el mal es terriblemente contagioso.
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