12 de Abril 1916
Las tropas angloamericanas de la llamada Expedición Punitiva se internan
en el Estado de Chihuahua hasta aproximarse a los límites con el Estado de
Durango. Llegó un momento en que Carranza ordenó a sus tropas, y así lo
comunicó al gobierno estadounidense, que no se permitiera que las tropas
yanquis avanzaran mas al sur ya que se estaban acercando a Parral.
El Mayor Tompkins desoyendo las instrucciones que había recibido,
imprudentemente se acerca a Parral y con toda arrogancia, hoy al mediodía,
penetra con sus 140 soldados hasta el corazón de la ciudad pretendiendo acampar
en la plaza de San Juan de Dios, donde lo encuentra el general Ismael Lozano,
Jefe de la guarnición, quien después de llamarle la atención por su
intromisión, le ordena que salga de Parral.
Tompkins, acobardado por la actitud del general Lozano, inicia la
retirada de con sus tropas, pero la multitud se había congregado y entre el
pueblo surgen amenazas y gritos de indignación. Piedras, palos y armas empiezan
a aparecer oyéndose gritos destemplados y vivas a Villa.
Una mujer, la señorita Elisa Griensen, profesora de honorable familia,
surge con un máuser arengando a la multitud. Se oyen disparos y caen muertos un
soldado y un cabo de la tropa yanqui. La situación se torna todavía más
violenta, y ya es un verdadero tumulto. La multitud rodea a Tompkins y le exige
que grite vivas a Villa. Desconcertado, el oficial, con los ojos desorbitados y
temblando de miedo, grita estentóriamente:
“¡¡VIVA VILLA!!
El general Lozano interviene y le ordena a Tompkins que se retire
aceleradamente y corriendo y que no se detenga, mientras el se esfuerza en
calmar a la población. La muchedumbre
hace disparos sobre los Angloamericanos y estos contestan el tiroteo sin
detener la marcha.
En total resultaron tres yanquis muertos y siete heridos; Tompkins mismo recibe una herida en el hombro. La garnición de Parral se mantuvo a la expectativa y no tomó parte en el zafarrancho. La confrontación duró hasta bien entrada la tarde, cuando la caballerìa yanqui se refugia en Santa Cruz de Villegas, a doce kilómetros de Parral, donde quedaron rodeados de tropas carrancistas que no les permitían más salida que la retirada rumbo al norte.
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