30 de Diciembre de 1853
Venta de “La Mesilla”
Nueva agresión yanqui
Nuevas dificultades se suscitaron con
el gobierno de los Estados Unidos, Mr. Lane, gobernador de Nuevo México, ocupó
por su propia autoridad el territorio llamado “La Mesilla”, perteneciente a
nuestro país, so pretexto que quedaba dentro de los límites naturales del
territorio que gobernaba.
México hizo
reclamaciones por aquel proceder, y entonces, Mr. James Gadsen, ministro de los
Estados Unidos en nuestro país, dijo a Santa Anna, entonces presidente
mexicano, cínicamente, que su país tenía que apoderarse de La Mesilla ya sea
pagándola o por la viva fuerza. Santa
Anna, en vez de recurrir al arbitraje tal y como lo establecía el Tratado de
Guadalupe-Hidalgo, pensó que no le caerían mal unos milloncitos de pesos o de
dólares (en ese entonces peso y dólar estaban parejos) para su provecho propio,
y accedió a la venta.
Es cierto que México
no estaba en condiciones de afrontar otra vez tan desigual guerra; pero como
conforme al Tratado de Guadalupe-Hidalgo, las cuestiones entre ambos países
debían sujetarse al arbitraje, se pudo evitar la vergüenza de vender aquella
porción de territorio.
El dictador sentía
por el ministro de Estados Unidos, Mr. Gadsen, el odio secreto que le inspiraban
los bribones más poderosos que él. Por
su cara rubicunda, sus ojillos azules sin brillo y su trasero descomunal,
Gadsen se le figuraba un cerdo, y por lo ventajoso un zopilote al acecho de
presas desfallecientes para devorarlas.
Desde luego que ser un bribón no representaba para Santa Anna una falta
mayor, obviamente, pero no reconocerse como tal, y al contrario, tratar de
hacerse pasar como gente decente, era para el caudillo el colmo de la
desvergüenza.
Este día, 30 de
diciembre de 1853, se celebra el tratado de venta de “La Mesilla” por Santa
Anna, en la cantidad de diez millones de dólares, aunque originalmente se había
convenido en veinte millones, declarándose, además, libres a los Estados Unidos
de la clausula del tratado de Guadalupe-Hidalgo, que les imponía la obligación
de detener las incursiones de los indios bárbaros en la frontera con México.
No fue sino hasta
junio siguiente (1854) cuando el Tratado de La Mesilla recibió en Washington la
aprobación legislativa pero con importantes modificaciones: el pago se redujo a
diez millones de dólares (el convenio original era de veinte millones), de los
que se pagarían siete en el momento en que Santa Anna firmara el acuerdo, y
tres que se quedarían cuando los topógrafos terminaran de delimitar la nueva
línea fronteriza.
Esta venta
escandalosa, que sólo sirvió para enriquecer a Santa Anna y sus favoritos, y
para aumentar el despilfarro y la tiranía del gobierno, acabó por levantar un
levantamiento popular contra la dictadura.
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