26 de Diciembre de 1912
Francisco Villa: Intento de fusilamiento
y Escapatoria
Antecedentes.
El 3 de junio de 1912, al ocupar el
general Villa con su tropa Parral, Chihuahua, algunos de sus soldados, sin su
conocimiento, se apoderan de una yegua pura sangre propiedad del doctor Cruz
López jefe político del lugar, éste se queja con el general Villa y al ver el
general que dicha yegua era muy bonita y fina, llega a un acuerdo con el doctor
Cruz quien accede a vendérsela por una buena cantidad la que paga el general
quedándose con ella.
Dos días después, el antiguo propietario de la yegua se arrepiente de
haberla vendido y al negarse el general Villa a devolvérsela se queja ante el
general Victoriano Huerta aduciendo que accedió a su venta forzadamente, cosa
totalmente falsa; en ese entonces la brigada del general Villa pertenecía a las
fuerzas de Huerta en su lucha contra el orozquismo. El general Huerta ordena a Villa su
devolución a la que este se niega, y ya exaltados los ánimos y, al decir de
testigos presenciales, tal parece que Villa le propina a Huerta fuerte
bofetada, ordenando Huerta inmediatamente su fusilamiento.
Envía Huerta al Presidente Madero un
telegrama en el que acusa a Villa de robo e insubordinación frente al enemigo
por lo que ordenó su aprehensión. Lo que
Huerta no le dice a Madero es su orden de fusilarlo ya que sabe de la
estimación que éste le tiene a Villa, pero los hermanos de don Francisco I.
Madero, Raúl y Emilio, y el teniente coronel Guillermo Rubio Navarrete,
sabedores de la orden de Huerta, interceden por Villa ante el señor Madero y
éste ordena a Huerta suspender la ejecución y enviar a Villa a la capital a
disposición de la Secretaría de Guerra; a lo que Huerta accedió de muy mala
manera.
La opinión generalizada de todo este acontecimiento es que a Huerta no
le gustaba el hecho de que Pancho Villa, siendo general irregular y no militar,
estaba sobresaliendo mucho en las acciones en que participaba y de hecho
superaba en este aspecto a la mayoría de sus subordinados, y vio en el suceso
fortuito de la famosa yegua el motivo que buscaba para eliminarlo.
El General Villa al llegar a la ciudad de México es internado en primera
instancia en la penitenciaría donde permaneció algunos meses para después
trasladarlo a la prisión militar de Santiago Tlaltelolco donde hizo amistad con
Carlos Jauregui, secretario del juzgado tercero de instrucción militar y
ahijado del general Bernardo Reyes, quien le hizo saber que su caso estaba
siendo tan mal llevado y que la intención, al parecer, era no resolverlo para
que el (Villa) nunca saliera de prisión. En tales circunstancias Jauregui le
sugirió que se fugara ayudado por él y aunque en un principio Villa dudaba
finalmente urdieron un plan de fuga.
El 26 de diciembre a las tres de la tarde Villa se presentó en el
juzgado dizque para una diligencia arreglada falsamente por Carlitos Jauregui.
Las instalaciones estaban en el interior de la cárcel y mientras los presos
declaraban tras unas rejas, el personal civil lo hacía desde el otro lado. Esa tarde no había diligencia programada así
que el juzgado estaba desierto y ahí se encontró con Carlitos, atrancó la
puerta con una varilla de fierro. Levantó y dobló con todas sus fuerzas la reja
que ya Carlitos la tenía limada y se pasó al recinto de la oficina.
Se puso la gorra y las gafas ahumadas que la había llevado Jauregui; se
enfundó un sobretodo y por una escalera de caracol se dirigieron a la planta
baja. El General Villa, disfrazado con
pantalón de casimir, camisa blanca, sobretodo, anteojos negros y bombín,
atravesó con Carlos el salón, caminaron por un pasillo que daba al patio y
llegaron hasta la puerta. A Jauregui le preguntaron los guardias si ya se iba y
contestó que sí, que iba con el licenciado José de Jesús Martínez que está un
poco agripado, señalando a Villa, que traía un pañuelo sobre la nariz, a
practicar una diligencia.
En la calle protegieron su fuga Hipólito y Antonio Villa y sus soldados
irregulares Blas Flores y Encarnación Márquez; tomaron un taxi previamente
contratado y se dirigieron a Toluca.
Después siguieron rumbo a Guadalajara hasta llegar al puerto de
Manzanillo donde se embarcaron en el vapor “Ramón Corral” que salía para
Mazatlán. De allí a Nogales, Sonora,
para internarse en territorio de los Estados Unidos en los primeros días de
1913.
Muchas penalidades y contratiempos tuvieron en su fuga hasta llegar a la
frontera. Cuando los sucesos de la
Decena Trágica, el 9 de febrero de 1913, los reos de la prisión al tratar de
evadirse provocaron un incendio que destruyó los archivos del juzgado tercero,
donde se llevaba el desarrollo de su proceso.
Al llegar a Tucson, Arizona, donde ha de pasar cuatro días, Villa le
mandó una carta a Madero quejándose del poco caso que le había hecho cuando
estuvo preso, pero declarándose fiel y enterándolo del golpe que se estaba
preparando contra su gobierno ya que a él (a Villa) lo habían invitado a
participar, pero al parecer Madero no le hizo caso; Y un mes más tarde los
militares reaccionarios se levantarían contra Madero en la misma ciudad de
México, y siete semanas después Francisco I. Madero sería asesinado.
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