Entradas populares

domingo, 4 de diciembre de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


4
 de Diciembre de 1914

 Francisco Villa y Emiliano Zapata.

 Entrevista en Xochimilco, D.F.

Poco después de las ocho de la mañana sale de Tacuba el General Francisco Villa con su Estado Mayor, y el general Roque González Garza y su escolta.  Llegan a la garita San Antonio Abad y siguen hacia Xochimilco.  En el edificio que ocupa la prefectura provisionalmente, en la calle Juárez, esperan al general Emiliano Zapata, que arriba en un automóvil seguido de otros y una escolta de surianos.  Los generales Alfredo Serratos y Otilio Montaño hacen las presentaciones y Villa y Zapata se abrazan y charlan cordialmente.

  Pasan luego a la casa que en la octava calle de Hidalgo, posee el señor Manuel Fuentes, y se unen a la comitiva los agentes yanquis Carothers y el fatídico Cánovas.  En una pieza del segundo piso se instalan en torno de una humilde mesa.   

  El general Villa, entre otras cosas, dice que es una tristeza y una desgracia que en nuestro país los elementos más conscientes y educados, sean los más corrompidos.  Y haciendo clara alusión a Carranza y Obregón, dice que son hombres que han vivido en camas blanditas y no quieren ni les interesan los sufrimientos de los de abajo.

  Después de charlar en conjunto con los asistentes, Villa, Zapata y el general zapatista Manuel Palafox, se dirigen a una pieza contgua a tratar asuntos que mantienen en secreto.  Después de hora y media salen y hacen declaraciones a los periódicos, inclusive a los corresponsales extranjeros.

  Zapata se refiere a que hay esperanzas de que la paz pronto sea un hecho y que el cumplirá sus compromisos con el pueblo.  Se Sirve un banquete y se formulan brindis; Zapata con coñac y Villa con agua, y después de los brindis Francisco Villa habla también de que el nunca traicionará la causa del pueblo.  Se abrazan nuevamente y a las cuatro de la tarde regresa Villa a Tacuba.

 

  Los generales revolucionarios Francisco Villa y Emiliano Zapata no se conocían personalmente, aunque si habían mantenido correspondencia, y al aprobar la Convención Revolucionaria los principios del “Plan de Ayala” y formular un programa inicial en el que se daba preponderancia a la cuestión agraria, el zapatismo se había sentido satisfecho en sus aspiraciones fundamentales.

  Los dos caudillos eran del tipo eminentemente popular, su ideología era análoga y su tenacidad era indudablemente intencionada a favor de la clase humilde. Vinculados ideológicamente se dieron un estrecho abrazo al conocerse y con ello significaron, históricamente, la alianza de los revolucionarios del norte con los del sur, o sea, la genuina unificación revolucionaria del pueblo mexicano.

  Entre los acuerdos, en su momento secretos, que acordaron Villa y Zapata, el principal fue coordinar los dos ejércitos, La División del Norte villista y el Ejército Libertador del Sur Zapatista, en su lucha contra el reaccionario carrancismo.  El general Villa le informa al general Zapata su intención de arremeter con toda su división la plaza de Veracruz donde Carranza se atrincheró, arrollar a toda su tropa, en ese momento muy disminuida, y arrojar a Carranza al mar.

  Pero Zapata no estuvo de acuerdo alegando que la línea a Veracruz estaba dentro de su jurisdicción, que el se encargaría de Carranza y al mismo tiempo interceptaría todo el apoyo que él le enviara a Obregón que ya se dirigía hacía el Bajío que también pertenecía a su territorio.

  Y aunque Felipe Ángeles aconsejaba a Villa dirigirse inmediatamente a Veracruz para eliminar a Carranza y quedando éste eliminado, encargarse de Obregón que estaba bastante vulnerable después que el grueso de sus fuerzas al mando del inepto Pablo González, había sido aniquilado ya por la División del Norte.

Desafortunadamente el general Villa desoyó el consejo del general Ángeles, aduciendo lo ya tratado con el general Zapata en cuanto él se encargaría de aniquilar a Carranza en Veracruz.  Ángeles le dijo que Zapata militarmente no significaba nada al lado de las fuerzas de Obregón y Carranza, ya que su ejército del sur no pasaba de los diez mil elementos y que nunca su radio de acción se había extendido más allá del Estado de Morelos, y que el mismo Zapata, como estratega militar, no tenía ninguna significación.

  Sin embargo, el general Villa, ingenuamente, confió en las promesas de Zapata y allí radicó su posterior derrota en las batallas del Bajío, ya que Zapata no pudo, y más bien, no quiso enfrentar en ningún momento a las fuerzas carrancistas, enclaustrándose con sus soldados campesinos en Morelos.

0 comentarios:

Publicar un comentario