17 de Julio de 1861
Suspensión de pagos de la Deuda Externa
Después de la Guerra de Reforma y con
la República restaurada la situación financiera del gobierno era caótica y cada
día más difícil, pues los bienes del clero no habían encontrado compradores por
temor a las excomuniones pues el clero, en una venganza nada religiosa por las
Leyes de Reforma, lanzó la anatema de la excomunión a los que adquirieran sus
antiguas y nada legítimas posesiones, y las que si se vendieron fue a un vil
precio debido a que los especuladores y los ricos, casi todos extranjeros, se
aprovecharon de la situación para acumular rápidas fortunas, por lo que el
gobierno sólo había recibido míseras cantidades de dinero, que se habían
gastado en las campañas militares, lo que producía el resultado de encontrarse
en la imposibilidad de pagar las deudas extranjeras.
Debido a esto, el
Congreso expidió el decreto del 17 de julio de 1861 suspendiendo por dos años
el servicio de todas las deudas públicas, principalmente las contraídas con las
naciones extranjeras y que estaban aseguradas con los ingresos de las aduanas.
El monto de la deuda
extranjera era: $ 82,316.290.85 a
Inglaterra; $ 69,994.542.54 a Francia,
incluyendo el crédito que el banquero suizo Jecker le hizo al general Miramón;
y 9,460.986.29 a España. Haciendo un
total de $ 161,771.819.68.
La situación interna
de los Estados Unidos, donde ya se libraban los primeros combates de la Guerra
de Secesión, había alentado al gobierno de Juárez a dar el peligroso y grave
paso de suspender el pago de la deuda a las potencias europeas, pues estimaban
y daban por seguro que los norteños derrotarían en un corto plazo a los
surianos y acrecentarían de tal manera su poder que los europeos no se
atreverían a violar la Doctrina Monroe atacando a México.
Por añadidura, para
aumentar el interés que pudieran tener (los gringos), Juárez ofreció a los
Estados Unidos los derechos mineros de Baja California, Chihuahua, Sonora y
Sinaloa como garantía para obtener cinco millones de dólares en un préstamo que
debía ser pagado en un término de seis años, y de no saldarse, los cuatro
Estados pasarían al dominio absoluto de los Estados Unidos. Afortunadamente para los mexicanos, la guerra
civil angloamericana se alargó por mas de cuatro años y los planes de Juárez y
sus corifeos, respecto de la Doctrina Monroe y sus “ofrecimientos
territoriales”, se vieron totalmente frustrados.
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