18 de Julio de 1872
Muerte de Don Benito Juárez
Este día a las 11 y 30 minutos de la noche fallece el
Presidente de la República Licenciado Don Benito Juárez, víctima de una
afección cardiaca.
El Ministro de
Relaciones, don José María Lafragua, da la noticia a la Comisión Permanente del
Congreso de la Unión quien llama por ministerio de ley al Presidente de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Licenciado Sebastián Lerdo de Tejada,
para que se haga cargo del Poder Ejecutivo de la Nación substituyendo al
Presidente Constitucional.
Su muerte fue
de todos sentida, aún de muchos de sus enemigos, arrebatando a éstos las armas
de las manos. Sin embargo, el testamento
reveló que Juárez no dejo de beneficiarse con la corrupción, pue sus bienes y
los que dejó a nombre de su esposa Margarita alcanzaban un valor de $ 151, 233.
81 de aquellos pesos, equivalentes a varios millones de dólares actuales,
mientras que cinco años antes de que ocurriera su muerte, cuando se desplomó el
imperio, estaba en la miseria. Había
desempeñado la Presidencia durante catorce años y medio, mientras que el
dictador Santa Anna no llegó ni a seis.
En su faceta
familiar, no podemos asegurar que haya honrado mucho a sus orígenes indígenas y
nacionalistas, pues casó a toda su prole con blancos, aunque para lograrlo le
fue necesario ser exageradamente nepotista:
El cubano Pedro Santacilia cobraba sueldo como secretario presidencial y
fue electo diputado por distritos en los que jamás puso un pie; El español
Delfín Sánchez Ramos casó con Félicitas Juárez y como premio se convirtió en el
principal proveedor del Ministerio de Guerra, asociado con su hermano José
quien se casaría con María de Jesús Juárez. El español Pedro Contreras Elizalde
tomó por esposa a Margarita Juárez, y además de conseguir una diputación obtuvo
un alto empleo en una Comisión encargada de reorganizar la Instrucción Pública.
Soledad casó con el poeta Ignacio Luchichi, de ascendencia italiana; Josefa se
unió a Eduardo Dublán, oaxaqueño de ascendencia francesa, y Benito, el único
hombre de la familia, famoso por sus tonterías pero a quien nunca le faltó el
dinero, casó con la francés María Klerian.
Detalle
curioso: todas las muchachas Juárez se casaron por la iglesia católica, aunque
en ceremonias familiarmente íntimas, para evitar las críticas de los rabiosos
jacobinos. Juárez era laicista no
antirreligioso y nunca renegó de sus creencias católicas, y si se unió a una
secta masónica fue sólo para políticamente tenerlos a su lado, pues después de
su supuesta iniciación, ya nunca jamás se acercó a la doctrina masónica. Finalmente, sus leyes contra el clero no
fueron impulsadas por un celo anticlerical sino para quitarle a la iglesia la
preeminencia que ésta tenía y que la convertían en un poder público, y con el
cual prácticamente esclavizaba al pueblo común y corriente.
Don Benito
Juárez es, sin duda, uno de los hombres más prominentes de México. Indígena de raza pura zapoteca, nace en medio
de la mayor miseria. A los doce años aún
no conoce la lengua castellana; pero, recogido por un eclesiástico a quien
sirve como criado, aprende a leer y escribir, y luego pasa por el seminario y
el Colegio del Estado de Oaxaca, donde hace una brillante carrera de abogado,
desempeñando después varios cargos públicos de importancia, y afiliándose al
partido liberal puro.
Perseguido
algunas veces por sus ideas, prisionero y desterrado, siempre se manifiesta
fiel a su credo político y en su tiempo fue el mejor gobernador que ha tenido
Oaxaca. Hombre de capacidad mediana,
pero de voluntad férrea, que le hace mantenerse firme e inquebrantable en sus
propósitos, en medio de las mayores adversidades; tiene la cualidad de saber
rodearse de hábiles y prestigiados ministros, a quienes debió, así como a su
pureza de costumbres, gran parte de su éxito.
Su defecto capital es su amor al poder, al que todo lo sacrifica,
creando una dictadura, aunque con tendencias democráticas, a la que sólo la
muerte puso fin.
Pronto
empezaron a oírse críticas para el desaparecido y elogios muy grandes para el nuevo
presidente, don Sebastián Lerdo de Tejada. Se cumplía aquello de : “El rey ha
muerto; viva el rey”.
Como don
Benito ya no podía defenderse por sí mismo, muchos le dijeron cosas. Cuando
alguien sacó a colación aquello de “Benemérito de las Américas”, título que
“obligatoriamente” le damos ahora, no faltó quien aclarara que el decreto del
Congreso de Colombia, de donde partió aquel calificativo, decía nada más que “.
. .dicho ciudadano (Juárez) ha merecido el bien de la América”. Con esa base alguien lo llamó “Benemérito de
la América”, y luego se hizo plural el nombramiento y pasó Juárez a ser “Benemérito de las Américas”, como si
hubiera varias.
No paró ahí la
cosa. De momento nadie pudo averiguar a
ciencia cierta en que papel, carta, discurso, proclama o manifiesto había dicho
Juárez aquello de “El respeto al derecho ajeno es la paz”, ya que lo cierto es
que el verdadero creador de dicha frase es el congresista francés Horacio
Constant, autor de la famosa novela “Adolfo” e ideólogo de la Revolución
francesa, quien la incluyó en algún discurso parlamentario y quien murió en el
año 1830. Quien sabe quien leyó la
frasecita, le gustó y se la endilgó a Juárez.
Yo creo que Constant jamás pensó que su frase sería tan reproducida; lo
de “entre los individuos como entre las naciones”, seguramente es obra de algún
político lambiscón de los que es tan pródiga la historia política mexicana.
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