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jueves, 28 de julio de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


28
 de Julio de 1920

Pacto de unificación

El General Villa y el general Martínez, después de profundas y cordiales discusiones, y dando ambos generales muestras franca amistad y mutua confianza, llegaron pronto a un acuerdo que, sancionado y aprobado por el Presidente De la Huerta, quedó formulado en un documento cuyas clausulas son las siguientes:

 

En la ciudad de Sabinas, Coahuila, siendo las once de la mañana del día 28 de julio de 1920 los que suscribimos, generales Francisco Villa y Eugenio Martínez, hacemos constar:

  Que después de haber celebrado amplias conferencias a fin de consolidar la paz en los Estados Unidos Mexicanos hemos llegado a un acuerdo cordial y satisfactorio, aceptándose por el primero, en nombre propio y en el de sus fuerzas, las bases que le propuso el Ejecutivo de la Unión, por conducto del segundo, que a continuación se expresan:

 

PRIMERA . – El General Villa depone las armas para retirarse a la vida privada.

SEGUNDA, - El Ejecutivo de la Unión cederá en propiedad y con los requisitos legales al señor General Villa, la Hacienda de Canutillo, ubicada en el Estado de Durango, haciendo entrega de los títulos traslativos de dominio. En dicha hacienda deberá tener su residencia el General Villa.

TERCERA . – En el mencionado lugar tendrá el señor General Villa una escolta, formada por cincuenta hombres de su confianza, que él mismo designará, y que dependerán de la Secretaría de Guerra y Marina, pagándosele los haberes correspondientes.  Dicha escolta no podrá ser removida, ni podrá distraerse de su único objeto que es el de cuidar le seguridad del referido general.

CUARTA . – A las demás personas que forman actualmente parte de las fuerzas del General Villa, entendiéndose tanto los presentes es esta plaza, como los que en distintos lugares se encuentran cumpliendo comisiones que les ha conferido el General Villa, se les dará por el gobierno un año de haberes, según el grado que ostenten a la fecha.  Además se les darán tierras en propiedad, en el lugar que indiquen los interesados, para que en ellas se dediquen a trabajar.

QUINTA . – A las personas que deseen continuar en la carrera de las armas se les incorporará en el Ejército Nacional.

  El señor General Villa protesta, bajo su palabra de honor, no tomar las armas en contra del gobierno constituido, ni en contra de sus compatriotas. Por su parte el señor general Martínez protesta en la misma forma, velar con lealtad porque las bases anteriores sean puntualmente cumplidas y porque el señor General Villa y las personas que han constituido sus fuerzas gocen en general de garantías efectivas.

  Para constancia se levanta la presente, firmando ambos de conformidad, a fin de que quede garantizado el cumplimiento de lo estipulado.

NOTA: Los señores generales, jefes, oficiales y tropa que pertenecen a las fuerzas que comanda el señor General Villa, son como sigue:  Un general de división, siete brigadieres, veintitrés coroneles, veinticinco teniente coroneles, treinta y tres mayores, cincuenta y dos capitanes primeros, treinta y tres capitanes segundos, treinta y cuatro tenientes, cuarenta y un subtenientes, treinta y un sargentos primeros, treinta y tres sargentos segundos, catorce cabos y cuatrocientos ochenta soldados.

Firman:    GENERAL DE DIVISIÓN FRANISCO VILLA

                  GENERAL DE DIVISIÓN EUGENIO MARTÍNEZ

La Hacienda de Canutillo fue comprada por el gobierno a las señoritas Jurado en algo más de quinientos mil pesos.  El gobierno expidió escrituras a nombre del General Villa, firmando el acta notarial el entonces Procurador de Justicia, licenciado Eduardo Neri, en nombre del gobierno. 

  A pesar de todo el gobierno ha resultado beneficiado política y económicamente, pues en la campaña contra Villa el gobierno gastaba millones de pesos y el gobierno de Carranza perdió más de cuarenta y dos mil hombres.

  Es pertinente puntualizar que Villa, fiel a su gallarda y tenaz actitud, nunca se rindió.  Ahora pactaba con el gobierno y en un principio se resistía a aceptar la Hacienda de Canutillo que se le ofrecía, porque dijo: “El pueblo mexicano creerá que yo tengo grandes ambiciones y que dejo las armas por una hacienda”, agregando enseguida que él se iría a vivir a su ranchito cerca de Santa Isabel, que aunque pequeño, allí quería vivir.  Pero el gobierno, que quería tenerlo bien asegurado en la Hacienda de Canutillo, insistió para que la aceptara y donde, dijo, le podía dar seguridad personal. Como el General Villa, por cuyas manos pasaron gran cantidad de millones de pesos, no había atesorado nada, el gobierno le dio un año de haberes, con que iniciar la empresa agrícola con la que él siempre había soñado.

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