26 de Julio de 1920
Francisco
Villa y Adolfo de la Huerta
Pacto de
Unificación
Hoy a las siete de la mañana el telegrafista de
servicio de la Presidencia de la República contesta un mensaje que llega de la
población de Sabinas, Coahuila, y al preguntar quien comunica se le responde
“Francisco Villa”.
Sucede que al
aclarar el alba los villistas cortaron las comunicaciones telegráficas al norte
de Sabinas y ocuparon la plaza tomando completamente desprevenida a la
guarnición de cien hombres que fue desarmada y apresada sin disparar un solo
tiro. Inmediatamente el coronel Alfonso
Gómez Morentín se hizo cargo de la oficina telegráfica, y pidió comunicación
con el Palacio Nacional en la ciudad de México.
La respuesta
fue que el señor Presidente aún se encontraba en sus habitaciones del Castillo
de Chapultepec y ya se le estaba avisando para que en cuanto llegara contestara
la comunicación. El Presidente De la
Huerta, sorprendido, no podía creer que el General Villa se encontrase con sus
tropas a tan enorme distancia, cuando el general Joaquín Amaro acababa de
informar que lo tenía acorralado cerca de Parral, Chihuahua. En la carta geográfica se miden, en línea
recta, de Encinillas, Chih., a Sabinas, Coah., 700 kilómetros.
Plutarco Elías
Calles, Ministro de la Guerra y principal perseguidor de Villa, debe haberse
enfermado del estómago al enterarse de la humillante burla que había sido
objeto de parte del sagaz Pancho Villa.
Las oficinas ferrocarrileras comunican a la superioridad que,
efectivamente, una partida rebelde ha llegado a la población de Sabinas, Coah.,
sin cometer ningún atropello, y que se asegura que dicho grupo de alzados está
mandado por Francisco Villa en persona.
A las nueve de
la mañana llamó el Presidente Dela Huerta y, previa mutua identificación,
seguros de sus personalidades, el Presidente y el General Villa sostuvieron una
larga conferencia telegráfica: Villa
saluda al Presidente con mucha cortesía y le suplica que lo perdone que lo
perdone, pero que en virtud de la imprudencia de unos de sus jefes subalternos (aunque no lo dijo se refería a Calles y
Amaro) había tenido que ocupar esa
plaza, pero que todo estaba en orden y el garantizaba la seguridad:
-----“Quiero decirle que estoy a sus órdenes y que con
usted si me rindo”.
-----“Usted no se rinde con nadie”---le contesta el
Presidente.
-----“vengase ha hacer la paz conmigo”.
En la
conferencia con el Presidente el General Villa confirmó sus propósitos de
retirarse a la vida privada con todos sus hombres, y aquel aceptó gustoso sus
proposiciones, suplicándole a Villa que permaneciera en Sabinas mientras
llegaba en su representación el general Eugenio Martínez, nombrado Jefe de
Operaciones en Coahuila, y a quien ya se le ordenaba con urgencia trasladarse a
ese lugar para formalizar el pacto propuesto; el general Martínez se encontraba
en Torreón.
Hoy mismo se
cruzan los primeros telegramas los generales Francisco Villa y Eugenio Martínez. Éste le dice desde Torreón que a las doce horas
saldrá hacia Sabinas; que le ha causado mucha satisfacción la noticia que le
transmitió el Presidente relativa a la rendición y que puede estar seguro que
al tratarla con él, lo hará con un hombre leal, amante del bien del pueblo
mexicano; que ha dado orden de suspender absolutamente las hostilidades y que
espera que esta vez las pláticas tendrán el resultado que ansiosamente se
desea.
El General Villa le contesta: “Atentamente digo a usted con palabras sinceras, que me llenan de satisfacción las palabras bondadosas suyas, que con tanta benevolencia nos dirige. No tengo el gusto de conocerlo; pero usted es un hombre de raza, y hago esta consideración porque he sido víctima de las intrigas de algunos malos hombres. Esté usted seguro que el abrazo que nos demos será nacido del corazón, porque yo nunca he sabido engañar a nadie”.
Al mediodía sale el general Eugenio Martínez en tren
que lleva vía libre hasta Sabinas. El
general Villa, para demostrar sus buenas intenciones, ha puesto en libertad a
sesenta carrancistas que capturó al ocupar la plaza.
(continuará)
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