EDITORIAL
El cáncer de
próstata es el tipo de cáncer más común y la segunda causa de muerte por cáncer
en los hombres a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud, (OMS),
en 2020 se registraron 1,41 millones de nuevos casos y 375 mil defunciones por
esta enfermedad.
En México,
el panorama no es alentadora: se estima que cada año se diagnostican alrededor
de 26 mil casos y mueren más de 7 mil hombres por esta causa.
La próstata
es una glándula del tamaño de una nuez que forma parte del sistema reproductor masculino
y que se encuentra debajo de la vejiga y delante del recto. Su función es
producir el líquido que transporta y nutre a los espermatozoides. El cáncer de
próstata se origina cuando las células de esta glándula crecen de forma anormal
y descontrolada, formando un tumor que puede invadir otros tejidos u órganos
cercanos o lejanos (metástasis).
Los factores
de riesgo para desarrollar cáncer de próstata son principalmente la edad (a mayor
edad, mayor riesgo), la historia familiar (tener un padre o un hermano con la
enfermedad aumenta el riesgo) y la raza (los hombres afroamericanos tienen
mayor incidencia y mortalidad que los blancos o los hispanos).
Otros factores
que podrían influir son la alimentación (una dieta rica en grasas animales y
baja en frutas y verduras podría favorecer el desarrollo del cáncer), la
obesidad, el tabaquismo y la exposición a ciertas sustancias químicas.
El cáncer de
próstata suele ser asintomático en sus etapas iniciales, lo que dificulta su detección
precoz. Algunos síntomas que podrían indicar la presencia de un tumor son:
dificultad o dolor al originar, disminución del chorro o goteo al finalizar,
aumento de la frecuencia o urgencia urinaria, sangre en la orina o en el semen,
dolor en la zona pélvica o lumbar, disfunción eréctil o pérdida de peso sin
causa aparente.
Sin embargo,
estos síntomas también pueden deberse a otras condiciones benignas, como la
hiperplasia prostática (aumento del tamaño de la próstata) o las infecciones
urinarias.
Para diagnostica
el cáncer de próstata se requieren dos pruebas básicas: el antígeno prostático
específico (PSA) y el tacto rectal. El PSA es una proteína producida por la
próstata que se mide mediante un análisis de sangre. Un nivel elevado de PSA
puede indicar la presencia de un tumor, pero también puede deberse a otras causas
como la inflamación, la infección o el envejecimiento de la próstata.
El tacto
rectal consiste en introducir un dedo enguantado y lubricado por el ano para palpar
la próstata y detectar posibles anomalías en su forma, tamaño o consistencia.
Si alguna de estas pruebas es sospechosa, se debe realizar una biopsia para
confirmar el diagnóstico y determinar el grado y extensión del cáncer.
El
tratamiento del cáncer de próstata depende del estado en que se encuentre, así
como de las características del paciente (edad, estado general de salud, expectativa
de vida) y sus preferencias personales.
Las opciones
terapéuticas incluyen: cirugía (extirpación total o parcial de la próstata),
radioterapia (uso de radiaciones para destruir las células cancerosas), y braquiterapia
(uso de semillas radiactivas en la próstata), hormonoterapia (uso de
medicamentos para bloquear o reducir las hormonas masculinas que estimulan el
crecimiento del tumor), quimioterapia (uso de medicamentos para destruir las células
cancerosas), inmunoterapia (uso de sustancias que estimulan el sistema inmunitario
para combatir el cáncer) o terapia focalizada (uso de técnicas como el
ultrasonido, el láser o la crioterapia para destruir el tumor sin afectar al
tejido sano).
En algunos
casos, se puede optar por una vigilancia activa o una espera vigilada, que
consisten en realizar un seguimiento periódico del cáncer sin aplicar ningún
tratamiento, hasta que se observe un cambio significativo o se presenten síntomas.
El cáncer de
próstata es una enfermedad que se puede prevenir y curar si se detecta a tiempo
y se trata adecuadamente. Por ello, es importante que los hombres mayores de 50
años (o de 40 si tienen antecedentes familiares) se realicen un chequeo anual
que incluya el PSA y el tacto rectal.
Asimismo, se
recomienda adoptar hábitos de vida saludables como mantener un peso adecuado,
practicar ejercicio físico regularmente, consumir una dieta equilibrada rica en
frutas, verduras y fibra y baja en grasas animales y carnes rojas, evitar el tabaco
y el alcohol y consultar al médico ante cualquier síntoma o duda.
El cáncer de
próstata es una amenaza silenciosa para la salud masculina que requiere de
conciencia, información y acción. En este 11 de Junio, Día Mundial del Cáncer
de Próstata, hagamos un llamado a todos los hombres para que cuiden su salud y
se realicen las pruebas necesarias para prevenir o detectar esta enfermedad.
Recuerda: tu vida está en tus manos.
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