15 de Noviembre de 1919
General Felipe Ángeles
Captura y prisión.
Captura hoy a las cuatro de la tarde,
el jefe de la defensa social Gabino Sandoval (antiguo villista), al general
Felipe Ángeles. Lo entregó uno de sus
asistentes, el judas villista Félix Salas, cuando se había refugiado en una
cueva en La Loma de las moras, después de andar errante por los pueblos de la
sierra Tarahumara.
Víctima de fiebres
intermitentes, aceptó el refugio que le ofreció Salas, mientras él (Salas) iba
por víveres al Valle de los Olivos.
Cinco días después regresó Salas quien, para ganarse los quince mil
pesos ofrecidos por la cabeza de Villa o Ángeles, condujo a los aprehensores
hasta la guarida. El general Ángeles no
opuso resistencia al ver que todo era inútil entregándose con cuatro de sus
fieles que todavía lo seguían; los quince mil pesos por la traición Félix Salas
nunca los vio.
Cuatro días después
(noviembre 19) arriba a Parral, Chihuahua, el jefe de la defensa social Gabino
Sandoval conduciendo al general Felipe Ángeles y los otros cuatro
prisioneros. Unos vecinos de Parral que
lo visitan en la prisión le proponen liberarlos asaltando el cuartel donde se
encuentran recluidos, pero el general Ángeles se niega diciéndoles que eso
costaría muchas vidas.
Le entrevista un
periodista a quien entrega, a pedido de la heroína parralense Elisa Griense (la
misma que expulsó de Parral a los soldados yanquis de la llamada Expedición
Punitiva) unas palabras escritas que dicen : “Mi muerte hará más bien a la
causa democrática que todas las gestiones de mi vida. La sangre de los mártires fecunda las buenas
causas”.
En cambio, el general
Manuel M. Diéguez en telegrama de hoy a Venustiano Carranza, lo felicita desde
San Fernando vía Camargo, Chih. : “por esta valiosa aprehensión de un individuo
que tantos males ha causado a nuestra nación” (perdónalo señor, que no sabe lo
que dice). Carranza le responde desde la
ciudad de México inmediatamente: “Me acabo de enterar con satisfacción de su
mensaje de hoy, comunicándome haber caído prisionero ex general Felipe Ángeles,
con cuatro individuos que lo acompañaban. Correspondo a usted la felicitación
que me envía con motivo de esa importante captura, y hago extensiva mi
felicitación al jefe de la defensa Gabino Sandoval. Espero detalles que me anuncia, con la
captura del mencionado “cabecilla” (perdona también a éste, señor, que no se da
cuenta de las tonteras que está diciendo).
Dos días después
(noviembre 21) llega a la ciudad de Chihuahua el general Diéguez con el general
Felipe Ángeles, que desde luego es internado en la penitenciaría, hasta que
comparezca con el Consejo de Guerra que habrá de juzgarlo. Da muestras de gran fatiga y se le ve muy
envejecido. Bajó del carro de
ferrocarril con un gaban muy maltratado y dos libros bajo el brazo.
Más de tres mil
personas contemplan su descenso silenciosamente. El mayor Néstor Enciso de Arce y el soldado
Antonio Trillo, que fueron también aprehendidos, quedaron en Santa
Rosalía. El licenciado Federico González
Garza envía desde Nueva York un telegrama al presidente Carranza pidiéndole la vida
del prisionero por la memoria de la señora doña Virginia Salinas de Carranza
(esposa de Venustiano ya fallecida) y “por el apóstol Madero divino precursor
de la redención cívica en México”.
A Ciudad Juárez
llegaron don Prudencio Ángeles, hermano del acusado, y un abogado
norteamericano que según dijo tramitará un amparo. Los periódicos de El Paso, Texas, lanzan ediciones
extraordinarias dando cuenta de la captura del general Ángeles las cuales se
agotan de inmediato. El general Diéguez
ha recibido Nueva York un telegrama de la esposa del prisionero, doña Clara
Krause, la que le pide encarecidamente benevolencia para su esposo.
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