17 de Mayo de 1920
Seguimos en la
ruta fugitiva de Venustiano Carranza
Al salir ayer de
la hacienda de Temextla, se une a la columna que acompaña al Presidente
Carranza el general Heliodoro Pérez, y se dirigen a Tetela esperanzados en que
el coronel Gabriel Barrios, cacique de la comarca, los protegerá; pero es el
caso que acaba de reconocer el Plan de Agua Prieta y rehúye la presencia de los
fugitivos. Éstos, al ganar el
pueblecillo de Zitlacuatla, duermen a su salida a la orilla del camino.
Al llegar hoy a Tetela, sabe Carranza la defección del coronel Barrios,
y continúa hacia Cuautempan, después de recibir un aviso telefónico de que les
venía pisando los talones el general Jesús Guajardo. Éste es el mismo traidor (otro más) que
asesinó al general Emiliano Zapata por órdenes directas de Pablo Gonzàlez y
autorizado por el Presidente Carranza, quien lo premió ascendiéndolo a General
y regalándole un costalito de “30 monedas” con valor de cincuenta mil pesos oro
nacional, y que ahora se vuelve contra él; “justicia divina”.
Se presenta el general Pelaecista y felicista (chalán de Manuel Pelàez y
Félix Díaz, dos insignes asesinos) Rodolfo Herrero al también ex felicista
Alberto Basave y Piña, que llega hasta él por el rumbo de Las Palmas. Basave le da una orden que por medio del
coronel Lázaro Cárdenas le envía Obregón, de acercarse a Carranza fingiéndole
fidelidad para después atacarlo por sorpresa, y posteriormente rendir parte de
que el aún Presidente Carranza murió en el operativo.
Desayuno en el jacal de Cuautempan donde durmió anoche el Presidente
Carranza y se resuelve aligerar la columna aconsejando a los cadetes del
Colegio Militar que regresen a la Ciudad de México, para no exigirles mayores
sacrificios que finalmente resultarían inútiles. Es menester que el Secretario
de Guerra, general Francisco Urquizo, les de la orden por escrito en la
ranchería de Totomoxtla para obligarlos a regresar; El coronel Casillas, que
los manda, recibe la orden con evidente consternación.
Sale de Tuxpan el general Lázaro Cárdenas hacia Papantla, Veracruz, con
su columna y la consigna de Obregón de acercarse a los lugares donde se cree se
mueve la comitiva de Carranza, localizarlos y batirlos; y si éste muere “que se
le va ha hacer”(sic) frase textual de Álvaro Obregón.
Parte la columna de Carranza del pueblo de Tepango, Distrito de Zacatlán,
donde durmieron anoche, y al caer la tarde de hoy (mayo 19) se decide pernoctar
en una ranchería llamada Tlaltepango. Se
establece servicio de seguridad a pesar de estar ya en lo más abrupto de la
sierra poblana. Recogen rastrojo para los caballos y cenan lo que buenamente
les convidan los cuatro o cinco jacales con que cuenta el poblado.
Por la noche llueve fuertemente y el agua se cuela por todos los
tejados. El general Francisco de P. Mariel y el licenciado Luis Cabrera, que ha
hecho toda la caminata desde Aljibes, jinete en poderosa mula, platican
animadamente. Mariel expresa que ha operado en la región y que desde ese
momento se hace cargo de la seguridad del señor Presidente y de sus
acompañantes; que ha logrado recibir comunicación del teniente coronel Aarón
Valderrabano, la que muestra al general Murguía, y en la cual le ruega asegurar
al señor Presidente su adhesión; También confía Mariel en el coronel Lindoro
Hernández, que cuenta con elementos de confianza, en la zona en que van a
penetrar. Así mismo habla Mariel al
licenciado Cabrera del general Rodolfo Herrero, cuya rendición obtuvo dos meses
antes y del que tiene informes de que permanece fiel a Carranza.
0 comentarios:
Publicar un comentario