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martes, 17 de mayo de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


17 de Mayo de 1920

  Seguimos en la ruta fugitiva de Venustiano Carranza

  Al salir ayer de la hacienda de Temextla, se une a la columna que acompaña al Presidente Carranza el general Heliodoro Pérez, y se dirigen a Tetela esperanzados en que el coronel Gabriel Barrios, cacique de la comarca, los protegerá; pero es el caso que acaba de reconocer el Plan de Agua Prieta y rehúye la presencia de los fugitivos.  Éstos, al ganar el pueblecillo de Zitlacuatla, duermen a su salida a la orilla del camino.

  Al llegar hoy a Tetela, sabe Carranza la defección del coronel Barrios, y continúa hacia Cuautempan, después de recibir un aviso telefónico de que les venía pisando los talones el general Jesús Guajardo.  Éste es el mismo traidor (otro más) que asesinó al general Emiliano Zapata por órdenes directas de Pablo Gonzàlez y autorizado por el Presidente Carranza, quien lo premió ascendiéndolo a General y regalándole un costalito de “30 monedas” con valor de cincuenta mil pesos oro nacional, y que ahora se vuelve contra él; “justicia divina”.

  Se presenta el general Pelaecista y felicista (chalán de Manuel Pelàez y Félix Díaz, dos insignes asesinos) Rodolfo Herrero al también ex felicista Alberto Basave y Piña, que llega hasta él por el rumbo de Las Palmas.  Basave le da una orden que por medio del coronel Lázaro Cárdenas le envía Obregón, de acercarse a Carranza fingiéndole fidelidad para después atacarlo por sorpresa, y posteriormente rendir parte de que el aún Presidente Carranza murió en el operativo.

  Desayuno en el jacal de Cuautempan donde durmió anoche el Presidente Carranza y se resuelve aligerar la columna aconsejando a los cadetes del Colegio Militar que regresen a la Ciudad de México, para no exigirles mayores sacrificios que finalmente resultarían inútiles. Es menester que el Secretario de Guerra, general Francisco Urquizo, les de la orden por escrito en la ranchería de Totomoxtla para obligarlos a regresar; El coronel Casillas, que los manda, recibe la orden con evidente consternación.

  Sale de Tuxpan el general Lázaro Cárdenas hacia Papantla, Veracruz, con su columna y la consigna de Obregón de acercarse a los lugares donde se cree se mueve la comitiva de Carranza, localizarlos y batirlos; y si éste muere “que se le va ha hacer”(sic) frase textual de Álvaro Obregón.

  Parte la columna de Carranza del pueblo de Tepango, Distrito de Zacatlán, donde durmieron anoche, y al caer la tarde de hoy (mayo 19) se decide pernoctar en una ranchería llamada Tlaltepango.  Se establece servicio de seguridad a pesar de estar ya en lo más abrupto de la sierra poblana. Recogen rastrojo para los caballos y cenan lo que buenamente les convidan los cuatro o cinco jacales con que cuenta el poblado.

  Por la noche llueve fuertemente y el agua se cuela por todos los tejados. El general Francisco de P. Mariel y el licenciado Luis Cabrera, que ha hecho toda la caminata desde Aljibes, jinete en poderosa mula, platican animadamente. Mariel expresa que ha operado en la región y que desde ese momento se hace cargo de la seguridad del señor Presidente y de sus acompañantes; que ha logrado recibir comunicación del teniente coronel Aarón Valderrabano, la que muestra al general Murguía, y en la cual le ruega asegurar al señor Presidente su adhesión; También confía Mariel en el coronel Lindoro Hernández, que cuenta con elementos de confianza, en la zona en que van a penetrar.  Así mismo habla Mariel al licenciado Cabrera del general Rodolfo Herrero, cuya rendición obtuvo dos meses antes y del que tiene informes de que permanece fiel a Carranza.

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