EDITORIAL
Los accidentes automovilísticos son un grave problema de salud pública que afecta a millones de personas en el mundo cada año. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año las colisiones causadas por el tránsito provocan la muerte de aproximadamente 1.3 millones de personas, y entre 20 y 50 millones de personas sufren traumatismos no mortales.
Los traumatismos debido al tránsito son la principal causa de
mortalidad entre los niños y los jóvenes de 5 a 29 años. Además, las lesiones
causadas por el tránsito ocasionan pérdidas económicas considerables para las
personas, sus familias y los países en su conjunto. Las colisiones debidas al
tránsito cuestan a la mayoría de los países el 3% de su Producto Interno Bruto
Entre los principales factores de riesgo que contribuyen a los
accidentes automovilísticos se encuentran conducir en estado de ebriedad y
conducir a exceso de velocidad.
Estos factores aumentan la probabilidad de perder el control
del vehículo, no reaccionar a tiempo ante una situación imprevista o no
respetar las normas y señales de tránsito.
Según un estudio realizado en México, el 80% de los accidentes
es por conducir en estado de ebriedad y el 20% restante es por exceso de velocidad
y no respetar los señalamientos.
Estos comportamientos irresponsables ponen en peligro no solo
la vida del conductor, sino también la de los acompañantes, los otros usuarios
de la vía pública y los peatones.
Los accidentes automovilísticos afectan especialmente a los
jóvenes y más aún a los menores de edad, que muchas veces no tienen la
experiencia, la madurez o la conciencia necesaria para conducir un vehículo.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI),
en 2019 se registraron 362 mil 061 accidentes de tránsito terrestre en zonas
urbanas y suburbunas en México, de los cuales 16 mil 545 fueron protagonizados
por conductores menores de 18 años.
Estos accidentes causaron 1 mil 106 defunciones y 19 mil 732
lesionados entre los menores de edad.
La mayoría de estos accidentes ocurrieron en fines de semana
y en horarios nocturnos, lo que sugiere una relación con el consumo de alcohol
y otras sustancias.
Este problema no es exclusivo de México, sino que se presenta
en muchos otros países del mundo, especialmente en los países de ingresos bajos
y medianos, donde producen más del 90% de las defunciones causadas por
accidentes de tránsito.
Algunos ejemplos son Brasil, donde se estima que el 34% de
los conductores involucrados en accidentes fatales habían consumido alcohol, o
Sudáfrica, donde el exceso de velocidad es responsable del 60% de las muertes
por accidentes de tránsito.
Para prevenir y reducir los accidentes automovilísticos es
necesario implementar medidas efectivas que involucren a todos los actores del
sistema de transporte: autoridades, fabricantes, conductores, pasajeros y peatones.
La OMS propone un enfoque de sistema seguro que aboga por un sistema
de transporte seguro para todos los usuarios de las carreteras.
Este enfoque tiene en cuenta la vulnerabilidad de las
personas a las lesiones graves causadas por el tránsito, y reconoce que el
sistema se debería concebir para tolerar el error humano. Algunas acciones que
se pueden tomar son:
· 1.- Mejorar el diseño y la infraestructura de las carreteras para hacerlas más seguras y accesibles para todos.
· 2.- Establecer
y hacer cumplir leyes que regulen la velocidad máxima.
· 3.- Promover
el uso de dispositivo de seguridad como el cinturón de seguridad, el casco y el
asiento infantil.
· 4.- Desalentar
el consumo de alcohol y otras sustancias que afecten la capacidad de conducir.
· 5.- Educar
y sensibilizar a los conductores, pasajeros y peatones sobre los riesgos y las
responsabilidades de la movilidad.
· 6.- Fomentar
el uso de medios de transporte alternativos como la bicicleta, el transporte público
o la caminata.
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