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martes, 30 de mayo de 2023

SUICIDIO INFANTIL Y JUVENIL, UNA PANDEMIA SILENCIOSA


EDITORIAL

El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes mexicanos, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Solo en 2020, se registraron mil 150 fallecimientos por esta causa en niñas, niños y adolescentes, casi el triple que los causados por el COVID-19. ¿Qué está pasando con la niñez y la juventud de hoy?, ¿Qué factores influyen en esta problemática?, ¿Qué se puede hacer para prevenir esta tragedia?.

El suicidio es un fenómeno complejo que tiene múltiples causas y consecuencias. No se trata de un acto impulsivo o irracional, sino de una decisión que surge de un profundo sufrimiento psicológico y emocional. Algunas de las condiciones que pueden generar este sufrimiento son la depresión, el trastorno de ansiedad, el trastorno por estrés postraumático, el abuso de sustancias, los problemas familiares, sociales o académicos, la violencia, el acoso, la discriminación o la falta de apoyo.

Estas condiciones se agudizaron durante la pandemia del Covid-19, que trajo consigo aislamiento, incertidumbre, miedo y pérdidas afectivas. Por otro lado, el uso exceso de las redes sociales y los medios digitales puede generar una distorsión de la realidad, una baja autoestima y una mayor exposición a contenidos nocivos o violentos.

Para prevenir el suicidio infantil y juvenil es necesario implementar acciones desde diferentes ámbitos: individual, familiar, escolar, comunitario e institucional. Algunas de estas acciones, son:

-Promover la educación para la salud mental desde la infancia, con énfasis en la prevención del suicidio y el consumo de drogas.

-Sensibilizar a la población sobre la importancia de detectar y atender los signos de alerta del suicidio en niñas, niños y adolescentes.

-Capacitar a los profesionales de la salud, la educación y la protección social para que puedan identificar y referir oportunamente a los casos sospechosos o confirmados de suicidio.

-Garantizar el acceso a servicios especializados de atención psicológica y psiquiátrica para las personas que lo requieren, así como el seguimiento adecuado de los casos.

-Fortalecer las redes de apoyo familiar y social para las personas en riesgo o con antecedentes de suicidio.

-Generar espacios seguros e inclusivos para que las niñas, niños y adolescentes puedan expresarse libremente y desarrollar su potencial.

-Combatir el estigma y la discriminación hacia las personas que sufren problemas de salud mental o que han intentado suicidarse.

-Impulsar políticas públicas integrales e intersectoriales que aborden las causas estructurales del suicidio, como la pobreza, la desigualdad, la violencia o la exclusión

El suicidio infantil y juvenil es una pandemia silenciosa que requiere una respuesta coordinada y multisectorial. Es responsabilidad de todos cuidar la vida y el bienestar de nuestras niñas, niños y adolescentes. Si conoces a alguien que esté pasando por una situación difícil o que tenga pensamientos suicidas, no lo juzgues ni lo ignores. Escúchalo con atención y empatía. Ofrece tu apoyo incondicional. Ayúdalo a buscar ayuda profesional. Recuerda que no estás solo. Hay esperanza.

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