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viernes, 21 de octubre de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


21 de Octubre de  1866
                                                                 

(Primera parte)

Francia abandona a Maximiliano.

  A la nota diplomática que el día 4 de agosto pasado envían los Estados Unidos al Emperador Napoleón III, sucede tiempo después otra aún más grave y trascendental, girada por Mr. William H. Seward, secretario de Estado del Presidente Abraham Lincoln, contestando a las pretensiones de Napoleón III, de que el gobierno estadounidense reconociera al de Maximiliano.

  En esta nota se asienta que: “La verdadera razón del descontento de los Estados Unidos consiste en que el ejército francés, al invadir México, ataca a un gobierno republicano, profundamente simpático a los Estados Unidos, y elegido por la nación, para reemplazarlo por una monarquía que, mientras exista, será considerada como una amenaza a nuestras propias instituciones republicanas”, y se pide luego la retirada de las tropas francesas de nuestro país.

  Además del acoso de la opinión pública, en el ánimo de Napoleón III abrigaba el temor de que Prusia, cuyo poderoso ejército había sido incrementado y reorganizado por el canciller de hierro alemán, Otto Von Bismarck, iniciara en un plazo no muy largo la guerra contra Francia, sus enemigos tradicionales (y en efecto, en 1870 los franceses fueron aplastados por los prusianos en la batalla de Sedan).

  Acosado así en tres frentes (México, Estados Unidos y Prusia), Napoleón III anunció en el Parlamento que, cumplida su generosa misión civilizadora en México, las tropas francesas serían repatriadas en el plazo más breve.  Así las cosas, en carta enviada a Maximiliano, aparte de anunciarle la terrible noticia del retiro de sus tropas, explico que la repatriación se llevaría a cabo en etapas sucesivas, para evitar que se perturbara la tranquilidad pública y se pusiera en peligro el imperio (el de Maximiliano).

  Al final sólo quedaría al servicio del emperador la Legión extranjera con ocho mil hombres. Maximiliano reprochó a Napoleón III su poca. . . (censurado) seriedad. Como respuesta se le dijo que el primero en violar el convenio había sido él, por no pagar las sumas que adeudaba al gobierno francés, y porque no se vislumbraban probabilidades de que en un plazo razonable llegase a estar en condiciones de solventar sus compromisos.

  Napoleón III aprovechó la coyuntura (oportunidad) para dar por terminado el Convenio de Miramar, arrojando toda la responsabilidad a la patética personalidad de Maximiliano y así presentar ante Europa como una retirada digna y decorosa, lo que en realidad había sido un rotundo fracaso su capricho monárquico en México.

  El imperio de Maximiliano sin la ayuda de Francia, era insostenible, ya que se había descuidado la organización de un ejército nacional; y a Napoleón III no le convenía en manera alguna comprometerse en un enfrentamiento con los Estados Unidos y menos cuando en Europa era inminente la guerra con Prusia.

  La comunicación de Napoleón III, participando a Maximiliano la retirada de las tropas francesas cayó como un rayo en la Corte Imperial.  El Emperador de México, en el primer momento, se inclina a abdicar; pero Carlota no se resigna a volver a Europa a desempeñar un papel secundario: “A contemplar el mar desde una roca en Miramar hasta envejecer” jamás.

  Carlota se enardece ante la sola idea de la abdicación y volver a Europa fracasados y sufrir la conmiseración y las burlas de la gente.  La Emperatriz, con su ardor de soberana que defiende su corona, se declaró dispuesta a ir a Europa para hacer que el soberano de Francia revocara su decisión.

  Cuando se cumplen dos años de su entrada triunfal en México, Carlota se puso en marcha con rumbo al continente europeo.  Sólo a grandes rasgos conocería el marido los detalles sobre aquella terrible experiencia: la fría recepción que le dieron los franceses y la manera insultante con que Napoleón III y Eugenia, la emperatriz, rehuyeron entrevistarse con ella hasta que ya no les fue posible escabullirse y enfrentaron a la mujer.

  La emperatriz Carlota celebra en el palacio de Saint Cloud en parís, una entrevista con Napoleón III, exigiéndole el cumplimiento de los compromisos contraídos, pero el gobernante francés se mostró inquebrantable en su resolución.  Carlota salió para Miramar y después se fue a Roma donde vio al Papa Pio IX, sin ningún resultado favorable.  Después de esas entrevistas infructuosas, Carlota pierde la razón y al ser declarada por los médicos mentalmente incapacitada es internada en el Castillo De Bouchot, en Bélgica, hasta su muerte ocurrida el 19 de enero de 1927 a los 85 años de edad.

 Intento de abdicación                                    

(Segunda parte)

  Maximiliano ni siquiera fue informado de que, después de salir de París, Carlota empezó a tener arranques de locura:  decía estar rodeada de espías franceses y padecía terrores de que fuera envenenada.  Sólo a mediados de octubre, por telegrama, el emperador recibió aviso de que su mujer había sufrido en Roma una congestión cerebral, por lo que la habían trasladado a Viena.  Como dato curioso se consigna que Carlota ha sido la única mujer en la historia del papado que ha pasado una noche en el Vaticano, ya que el Papa Pio IX al verla tan trastornada no tuvo mas remedio que alojarla mientras el hermano de ella llegaba para llevársela.

  El gobierno de los Estados Unidos reconoce al licenciado Benito Juárez como Presidente de México.  Entre tanto, el mariscal Bazaine, general en jefe de la ocupación francesa, ordena la concentración de las tropas para embarcarlas y esto hace que las tropas republicanas vayan ocupando, casi sin combatir, una gran cantidad de ciudades importantes; y bien pronto el gobierno republicano queda en posesión de toda la frontera norte con Estados Unidos.  Es como una marea que va subiendo y que acabará por tragarse al gobierno imperial.

  Así las cosas, y abandonado Maximiliano por el emperador de los franceses, se echó en brazos del partido conservador cuando recibe la fatal noticia de la locura de la emperatriz, y se mantiene aislado por unos días de todo el mundo no dejándose ver ni de sus ministros, resolviéndose luego a abdicar y embarcarse con el mariscal Bazaine, que aún no había partido. 

  Con este objeto y sin comunicar a sus partidarios tal proyecto, hoy (octubre 21) a las cuatro de la mañana y escoltado por trescientos húsares austriacos, avanzando por las orillas de la capital y procurando no hacerse notar, Maximiliano sale de la ciudad de México rumbo a Orizaba; allí recibe noticias de Europa que le hacen vacilar en su resolución.

  El Barón de Lago, ministro de Austria en México, le comunica que el emperador austro-húngaro, su hermano Francisco José, no le permitirá entrar en sus dominios, y aún ha dado órdenes de que se le aprehenda si en ellos se presente.  Por otra parte, su madre, la Archiduquesa Sofía, le escribe que haga honor a su raza, y primero se sepulte bajo los escombros de México, que sujetarse a las exigencias de Napoleón III volviendo a Europa entre los bagajes del ejército francés.

  El mariscal Bazaine lo apremiaba continuar hasta Veracruz, entregar la abdicación a cualquier autoridad local y embarcarse.  Claro, reflexionaba Maximiliano, con eso podrían anunciar en Europa que, por la abdicación, la presencia de las tropas francesas había dejado de tener objeto, y Napoleón se ahorraría la vergüenza de exhibirse ante el mundo como el político desleal que abandona al socio en peligro.

    Los político conservadores, comprendiendo que la abdicación de Maximiliano sería la ruina para ellos, exageran sus recursos, y pintan la situación de tal manera bonancible, que el emperador se decide a continuar la lucha, llamando para que se pongan al frente de sus tropas a los generales Miguel Miramón y Leonardo Márquez que acaban de llegar de Europa, donde se les ha mantenido en un disimulado destierro:  al primero desempeñando una misión militar en Prusia, y al segundo, como diplomático en Tierra Santa (Jerusalén) y Turquía.  Entonces se inicia realmente la organización de un Ejército Imperial con elementos mexicanos; aunque admitiendo en él gran número de franceses, belgas y austriacos

A finales del año 1966, diciembre 4, sale el primer contingente del ejército francés rumbo a Veracruz para embarcarse a Francia.  Para inicios de 1967 las tropas francesas ya habían evacuado los Estados de Jalisco, San Luis Potosí, Guanajuato y Zacatecas.  El Presidente Juárez establece su gobierno en l ciudad de Zacatecas.  El círculo republicano se iba estrechando en torno del agonizante imperio; sólo quedaban a los imperialistas cuatro ciudades importantes:  Veracruz, Puebla, Querétaro y México.

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