31 de Octubre de 1861
Se prepara nueva invasión extranjera
a México.
El decreto del gobierno de Juárez declarando la moratoria de pagos de la
deuda contraída con las naciones europeas, causó gran escándalo fuera del país,
y fue la causa determinante de la intervención militar en México. Las naciones que tenían créditos importantes
con México, eran: Inglaterra, Francia y España, las que hoy firman en Londres
una convención con el fin de intervenir en nuestro país y asegurar el pago de
sus créditos.
Las altas partes contratantes, que eran: la reina de España, Isabel II;
la de Inglaterra, la reina Victoria y el emperador de Francia, Napoleón III, se
comprometieron en enviar a México una expedición de guerra, que bastara para
ocupar las fortalezas y posiciones militares del litoral. Ninguna de las tres potencias
interventoras, procuraría sacar ventajas privadamente, adquirir territorios o
ejercer influencia capaz de menoscabar el derecho de México para escoger y
constituir libremente la forma de su gobierno.
Se estableció una comisión compuesta por un comisario por cada potencia,
para la distribución de las sumas que fueran recaudadas, y se invitaba a los
Estados Unidos a adherirse al tratado.
Los comisarios nombrados fueron: por España Juan Prim, Conde de Reus y
Marqués de los Castillejos; por Inglaterra, Sir Charles Lamea Wike y el
comodoro Hugh Dunlop y por Francia , el Conde Dubois de Saligny y el Almirante
Julien de la Graviere; el gobierno de Estados Unidos se excusó de intervenir.
Al hacerse la intriga tripartita para intervenir en México, cada una de
las naciones signatarias llevaba diversas miras. Inglaterra sólo quería asegurar el pago de
sus créditos; España, además de esto, el establecimiento de un gobierno
reaccionario y de ser posible la restauración del Plan de Iguala; Francia, o
por mejor decir, Napoleón III, tenía proyectos trascendentalísimos como eran: afirmar
el prestigio de la raza latina, representada por Francia en América, para
contener el expansionismo de los Estados Unidos, y atraerse la amistad de
Austria con fines ulteriores, ofreciéndole un imperio a uno de sus archiduques,
en compensación de sus pérdidas en Italia; por eso se eligió como candidato a
Maximiliano. Ello sin contar con la
codicia que había despertado Sonora, cuyas minas de oro, se decía, eran más
ricas que las de California. La armada
de la Convención Tripartita debía reunirse en La Habana, y allá fueron las
naves inglesas, españolas y francesas.
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