24 de Octubre de 1814
La Primera Constitución
El Congreso Constituyente, establecido
en septiembre de 1813, después de once meses de labores y peregrinaje por la
persecución que de él hacía el realista Iturbide, que había jurado exterminar
hasta el último constituyente de ese Congreso que era el centro del gobierno
liberal de la América mexicana, éste declaraba terminada su obra y elegía el
pueblo de Apatzingán para que en el se promulgase la Constitución con el
aparato y la solemnidad que un suceso de tal magnitud requería.
Para poder celebrar con
alguna tranquilidad la proclamación y jura de la Constitución, sin ser perseguidos
por las divisiones realistas, los diputados que a la sazón se hallaban en Ario,
hicieron correr la voz de que iban a Pátzcuaro y secretamente acordaron
verificarlo en Apatzingán.
Ya instalado el
Congreso se abrieron los debates de aquel incipiente parlamento en el que
razonaban en sus discusiones las voces del doctor don José María Cos; la sabia
y reposada de don José Soto Castañeda; la contundente de don Carlos Ortiz de Zárate;
la sobria del licenciado don Manuel Alderete y Soria y la reposada y castiza de
don Andrés Quintana Roo; todos estableciendo los preceptos legales.
Estos primeros padres
de la Patria no tuvieron la pretensión de haber formado una completa
Constitución sino al contrario, su trabajo lo declaraban ellos mismos cuando
fue proclamado como un “Decreto Constitucional” que sería ampliado y redactado
amplia y definitivamente cuando hubiera triunfado la causa y se hubiera
consumado la Independencia.
De esta manera se
promulgó en Apatzingán la primera Constitución de México este día 24 de octubre
de 1814, firmándola como presidente don José María Liceaga, teniendo a
continuación las firmas de don José María Morelos y Pavón, José María Cos, don
Remigio de Yarza; éste último como Secretario de Gobierno.
No firmaron el acta
don Ignacio López Rayón, el licenciado don Manuel Sabino Crespo, licenciado don
Andrés Quintana Roo, licenciado don Carlos María Bustamante y don Antonio
Sesma, por encontrarse fuera de la población donde fue proclamada pues los
lugares circunvecinos se hallaban infestados de realistas, y el continuo
escapar de su persecución les impidió que acudieran a la firma del documento.
Esta primera
Constitución mexicana muestra las tendencias netamente democráticas de sus
autores. Dicha Constitución titulada “Decreto
Constitucional para la libertad de la América mexicana”, tenía grandes
semejanzas con la española de 1812; pero el poder ejecutivo se depositaba en un
triunvirato, cuyos miembros se turnaban anualmente.
Entre las prescripciones más notables de la Constitución de Apatzingán,
se enumeran: la intolerancia religiosa, manteniendo como única religión la católica;
el reconocimiento de la soberanía popular: el sufragio universal; la igualdad
de todos los nacidos en la Nueva España; el reconocimiento de que; “la
instrucción es necesaria para todos y debe ser favorecida por la sociedad con
todo su poder”; desgraciadamente este Decreto Constitucional a la postre
resultó inútil porque no había quien la obedeciera ni quien la hiciera obedecer
porque fue redactada y promulgada entre el silbido de las balas y el estruendo
de los cañones, pero los legisladores mexicanos demostraron con este documento sus
puntos de vista más altos y prácticos que la misma Constitución de Cádiz.
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