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lunes, 31 de octubre de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


31
 de Octubre de 1821

¿Independencia Verdadera?

  Después de once años de guerra y la pérdida de incontables y valiosas vidas, resulta irónico que el personaje que concluye el proceso de independencia sea el jefe realista que combatió con mas saña y crueldad a los patriotas insurgentes: Agustín de Iturbide.

  Éste contó con el apoyo de las altas esferas del poder político, económico y religioso de la Nueva España y algún otro de España como el propio rey Fernando VII.  ¿Será posible que no sólo estuvieran enterados de los pasos del proceso de separación, sino que también participaran activamente fingiendo en sus actividades cotidianas?

  Desde 1820 las reuniones en la iglesia de La Profesa, en las que participaron doña María Ignacia “la gûera” Rodríguez, junto con personajes como Agustín de Iturbide (uno de sus amantes), y otras destacadas personalidades como don Matías de Monteagudo, don José Bermúdez Zozaya, obispo de Puebla; Antonio Martínez y Robles, el oidor e inquisidor Tirado, el también inquisidor Miguel de Bataller, entre otros muchos, e incluso algunos de ellos promotores de la deposición del virrey Iturrigaray en 1808, condujeron a la conspiración donde se fraguó la consumación de la independencia.

  Este final podría tratarse de un teatro bien armado por los realistas que buscaban imponer un criollo no insurgente y fiel al virrey, con el objeto de rebelarse a la Constitución española, pues resulta sospechoso que el rey Fernando VII haya enviado una carta al exvirrey Apodaca en la que le pide que sea “astuto para conseguir la independencia”.

  Si a esto le incorporamos todos los hechos de “suerte” con los que corrió Agustín de Iturbide, como ser designado para llevar dinero a Acapulco para que se quedara con él, tendremos un panorama que bien podría dar respuesta a nuestra sospecha.

  Iturbide enarboló tres valores: “la Religión”, que implicaría mantener el fuero, propiedades y privilegios del clero ya abolidos en la Península; “la Independencia”, que deja el comercio en manos de españoles y criollos mexicanos, sin el control de los monopolios de la Constitución de Cádiz, y, por último, “la Unión”, que podría limar asperezas entre los naturales de estas tierras; ¿funcionarían de veras las tres garantías?

  Por lo pronto, Iturbide supo rodearse de personajes clave y logró la “conversión” de varios jefes realistas por la independencia, quienes, extrañamente, cambiaron de la noche a la mañana de ideología.  ¿Existiría una promesa de beneficiarios en su gobierno a cambio del apoyo?

  Como sea, este final tiene poco que ver (en realidad nada) con los ideales de soberanía e igualdad social que enarbolaron don Miguel Hidalgo y don José María Morelos, y sí mucho de ansias de poder.  Este fin, amable lector, en usted está finalmente la interpretación de lo ocurrido y la historia juzgará con base a que cimientos se construye nuestra nación.

  Como se verá, el acta de independencia de la nueva nación, fue elaborada personalmente por Iturbide y distaba mucho de parecerse a aquellas que habían dictado Hidalgo y Morelos, en éstas se derramaban los conceptos políticos de emancipación de los esclavos y de la nación; en el acta de Iturbide reinaba el orgullo, la vanidad y la proclamación de los derechos como herederos que estos hombres tomaban en México, como una especie de hipoteca, pensando que la pelea de ellos y el triunfo de la causa, les da a los hijos y a los nietos el derecho de una hipoteca a largo plazo sobre la nación. Todo ello resalta, como en todas las proclamas de Iturbide, su vanidad y su ambición que finalmente fueron la causa de su trágico fin.

  Se verá también en el acta de independencia del Imperio mexicano, la ausencia absoluta de los nombres de los verdaderos insurgentes; ni siquiera aparece el de don Vicente Guerrero, a quien Iturbide debe la consumación de la independencia apropiada por él.

  Éste humilde luchador de la independencia quedó relegado en el olvido como todos sus demás compañeros.  Iturbide había hecho la independencia para los españoles, para que estos tomaran los puestos principales del nuevo gobierno y para los mexicanos, verdaderos guerreros de la libertad, se les dio el olvido.

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