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sábado, 7 de mayo de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


7
 de Mayo de  1920

Carranza se queda solo – Sale de la Ciudad de México

  Comienza el embarque de las tropas formadas en los andenes y en los patios de las estaciones Colonia y Buenavista.  Los alumnos del Colegio Militar llegan con el director del plantel, general Joaquìn Mucel.  Se embarcan los pertrechos y la maquinaria de los establecimientos fabriles militares. Se advierten varias deserciones y cuando llegan avisos de que algunos rebeldes alcanzan ya el cuartel de San Ildefonso, a eso de las diez u once de la mañana, principian a moverse los trenes.

  Comisiones de algunos organismos metropolitanos, deseosos de que no hubiera un encuentro entre los que entraban y entre los que salían, fueron de unos a otros para dar tiempo para la evacuación total.  Ven al general Jacinto B. Treviño, que en Los Reyes les dice que sólo espera hasta las doce para iniciar su avance.  El Presidente Carranza se pasea gravemente en los andenes de la Estaciòn Colonia, le dicen que acaban de hablar con el general Treviño y al saber su decisión expresa que el no saldrá hasta que se echen a andar todos los trenes.

  Por fin el tren dorado del Presidente parte, y, a la retaguardia de todos, el de la Secretarìa de Guerra, cuyo personal ha desertado casi totalmente.  Al llegar a la Villa de Guadalupe, una maquina loca lanzada por unos ferrocarrileros desde México, alcanza al tren donde viaja el 2º Regimiento de infanterìa Supremos Poderes y mueren más de doscientos soldados y mujeres, mientras que fuerzas de caballerìa del general desertor Jesús Guajardo atacan al convoy, resultando heridos de gravedad el general Agapito Barranco y el coronel Alberto Salinas.

  Queda cortada la mitad de los trenes del convoy con casì toda la artillería, todas las municiones de los almacenes generales, las fàbricas de cartuchos, parte de la aviación, mil hombres del referido regimiento, cuatrocientos de la guardia presidencial, dos caballos del Presidente Carranza, todos los de los oficiales de su Estado Mayor y los autos del general Francisco Murguìa.  En San Juan Teotihuacàn se hace un alto para confirmar tales estragos; se llega a Apam, Hidalgo, por la noche.

  Hace su entrada “triunfal” a la Ciudad de México el general Jacinto B. Treviño, con los generales Sidronio Mèndez, Samuel de los Santos y otros. En el Palacio Nacional, desde uno de los balcones, quizá creyéndose un èmulo de Don Benito Juárez, pronuncia una arenga frente a una plaza casì desierta.  Mientras tanto el general Àlvaro Obregòn, con otros altos jefes, y con las fuerzas zapatistas de los generales Genovevo de la O y Valentìn Reyes, llega a Xochimilco, para seguir a Tacubaya.

  Acuerdan aceptar en Torreòn, Coahuila, el Plan de Agua Prieta los generales Cèsareo Castro, Jesús Agustìn Castro, Manuel Medinaveytia y Pedro Fabela. Los dos primeros traidores carrancistas y los dos segundos traidores villistas. Los cuatro, hechuras de esas dos grandes figuras, aparentemente fieles cuando van ganando y traidores cuando van perdiendo, pero siempre arrodillándose ante el ganador; lo dicho, las ratas abandonan el barco cuando empieza a naufragar.

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