8 de Mayo de 1753
Nacimiento de don
Miguel Hidalgo Y Costilla.
Nacio en el
rancho San Vicente, dependencia de la Hacienda de Corralejo y municipalidad de
Pénjamo en el hoy Estado de Guanajuato. Sus padres fueron don Cristóbal Hidalgo
y Costilla y doña Ana María Gallaga.
Sacerdote y caudillo insurgente, estudió en el Colegio de San Nicolás,
en Valladolid, hoy Morelia, donde se ordenó sacerdote en 1778. Sirvió en varios
curatos del Bajío y como párroco en el pueblo de Dolores participó en la
conspiración de Querétaro contra el gobierno virreinal.
Descubierta la conjura, se levantó en armas la madrugada del 16 de
septiembre de 1810, tomando como bandera una imagen de la Virgen de Guadalupe.
Cinco días después fue nombrado Capitán General del Ejército Insurgente en
Celaya. Seguido de millares de hombres
tomó la ciudad de Guanajuato, donde permitió que la chusma insurgente masacrara
a todos los españoles atrincherados en la Alhóndiga de Granaditas, un depósito
de granos del gobierno virreinal, donde se efctuó una horrenda matanza que no
respetó ni a mujeres, ancianos y niños, ante el enojo y la impotencia del
capitán Ignacio Allende, antes de dirigirse a México y derrotar a las tropas
realistas del general Torcuato Trujillo en el Monte de las Cruces.
Indeciso sobre la ocupación de la Ciudad de México, finalmente se retira
a Querétaro siendo vencido en Aculco. En Guadalajara, ciudad donde decretó la
abolición de la esclavitud, fue derrotado por las fuerzas del general realista
Félix María Calleja, en el Puente de Calderón. Cayó preso en las norias de
Acatita de Baján, lugar entre Saltillo y Monclova en el Estado de Coahuila, en
el mes de marzo de 1811, para finalmente ser fusilado en la ciudad de Chihuahua
el 30 de julio de 1811.
Acompañado de un sacerdote y seguido de un pelotón de soldados, Hidalgo
fue llevado a un patio, donde lo esperaban los hombres que debían fusilarlo. Lo
sentaron en una silla. Eran las siete de la mañana del 30 de julio.
Fue necesario repetir tres veces la descarga de fusilería sin lograr el
objetivo del fusilamiento pues el Padre Hidalgo seguía vivo hasta que el jefe
del pelotón, que curiosamente tenía por nombre Pedro Arméndariz, mandó
adelantar a dos de sus hombres ordenándoles que a bocajarro apuntaran al
corazón de Hidalgo y los dos fusiles, al unísono, percutieron sus balas,
consiguiendo sólo así el fin deseado.
Después colocaron el cadáver en
la plaza para la expectación pública y por la tarde le cortaron la cabeza que
metieron en un cajón con sal y junto con de Allende, Aldama y Jiménez, la
enviaron a Guanajuato, ahí las colgaron en las cuatro esquinas de la Alhóndiga
de Granaditas.
Por más de diez años las cabezas estuvieron en la Alhóndiga, trasladaron a la catedral metropolitana de la Ciudad de México. En 1925 fueron llevadas a la columna de la Independencia donde actualmente pueden verse los cráneos de los primeros que pensaron e imaginaron a México como una Nación Libre y Soberana.
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