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miércoles, 11 de enero de 2023

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


11
 de Enero de 1858

Inicio de la Guerra de Reforma.

  El pasado 5 de febrero de 1857 se promulgó la nueva Constitución General de la República, obra del Congreso constituyente, por la que se organizaba el país en forma de República Representativa Federal.  La nueva Constitución no correspondía en forma alguna al estado social del pueblo mexicano; pero encerraba los ideales democráticos más avanzados; era “un bello traje que se nos había hecho sin tomarnos medidas”.

  Desde el 1º de diciembre de 1857 tomaron posesión de sus cargos el general Ignacio Comonfort y el licenciado Benito Juárez como presidente y vicepresidente de la República, respectivamente, y éste último también como Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la nación.

  Al Presidente Comonfort le parecía muy radical la Constitución y creía que era imposible gobernar conforme a ella.  Entonces, soñando siempre con la reconciliación de los partidos (liberal y conservador), entró en tratos con los conservadores para derogarla, creyendo que podía convocar a un nuevo Congreso Constituyente en que estuvieran representadas todas las tendencias y estado de la sociedad mexicana.

  El Presidente Comonfort se reúne privadamente con el Secretario de Hacienda, Manuel Payno; el general Félix Zuloaga, el ex santanista que se pasó a la Revolución de Ayutla y con el gobernador del Distrito Federal, Juan José Baz, uno de los “puros” más furibundos.  Al analizar la situación, todos ellos coincidieron en que sería imposible gobernar con la Constitución y decidieron derogarla mediante un Golpe de Estado;  dándose así el curioso caso de que un Presidente de la República patrocinara un golpe de Estado contra su propio gobierno.

  El día 17 de diciembre de 1857 el general Félix Zuloaga proclama un plan político (el Plan de Tacubaya) desconociendo la Constitución y exigiendo al Congreso una nueva Carta Magna, plan aceptado por el presidente que así rompía sus títulos legales para convertirse en un vulgar rebelde, mediante un plan que se reducía a anular la Constitución, debiendo continuar el mismo Comonfort en la presidencia, y convocar al Congreso que expediría  la nueva Constitución, de acuerdo con la idiosincrasia, costumbres y necesidades del país.

  El ejército tomó las principales instalaciones civiles y militares de la capital y escenificaron el añejo ritual de publicar un manifiesto en el que proclamaron presidente provisional a su caudillo Ignacio Comonfort; una auténtica mascarada.

  El movimiento consiguió las adhesiones de Veracruz, Puebla, Toluca, Cuernavaca, San Luis Potosí y otros puntos menos importantes.  El Presidente de la Suprema Corte de Justicia y aún vicepresidente, Benito Juárez, mostró una sospechosa inactividad en el conflicto y no se declaró ni a favor ni en contra, y por lo tanto fue aprehendido y confinado en el Salón de Embajadores del Palacio Nacional.

  Lo primero que hace el presidente provisional, Ignacio Comonfort, publicar un manifiesto adhiriéndose al Plan de Tacubaya, creyendo ingenuamente en la fusión de liberales y conservadores.  De esta manera, Comonfort, conduciéndose muy cándidamente, reconoce y apoya el plan subversivo contra su propio gobierno asestándose a sí mismo un golpe de Estado renunciando a toda legalidad y convirtiéndose en un instrumento de la reacción. 

  A partir del 11 de enero, con el paso de los días, lejos de aceptar incorporarse a un gobierno de unidad nacional, como el anhelado por Comonfort en su golpe de estado, las distintas facciones se prepararon para librar la batalla que, suponían, iba a ser la que les daría el triunfo definitivo.

  Como condición para apoyar a Comonfort, los liberales a ultranza exigieron la aplicación del programa “puro” (radical) en su integridad y el aplastamiento de sus oposicionistas.  Los conservadores, por su parte, reclamaban la derogación anti- fueros, la desamortización y, en fin, todos los ordenamientos legales que olieran a liberalismo; por añadidura exigían que el Gabinete se formara con elementos conservadores exclusivamente.

  Ante esta situación, Comonfort se convenció que la maniobra del golpe de estado había sido una manipulación contra el de parte de Zuloaga (su compadre) y los conservadores, y se decidió actuar en consecuencia.

  Un día de los primeros de este año (1858), Comonfort se trasladó lo más discretamente que pudo hasta el salón donde Juárez cumplía su arresto.  Reconoció su error al dar el golpe de estado y pidió al preso que se trasladara a Guanajuato a pedir su ayuda a Manuel Doblado.  En unión de los elementos leales que conservaba el gobierno, dijo el presidente, el ejército guanajuatense ayudaría a dar el golpe de gracia a los conservadores, quienes ya habían pasado a ser la peor amenaza contra el gobierno.

  Juárez aceptó el encargo y marchó al bajío sin encontrar obstáculos en el camino.  Félix Zuloaga se enteró de la maniobra y se apresuró a conjurarla y para el efecto, en la madrugada de este día 11 de enero de 1858, se pronuncia en la Ciudadela proclamando la destitución del presidente Comonfort y poniéndose él mismo como encargado del Poder Ejecutivo, mientras la Junta de Representantes de la Nación o Consejo de Gobierno nombraba presidente interino.

  Los soldados que aún eran leales a Comonfort desertaron pasándose al bando conservador, y éste, al verse abandonado por todos, decidió abandonar la lucha.  El 21 de enero, marchó a Veracruz y a la primera oportunidad tomó un barco con destino a los Estados Unidos.

 Llega Juárez a la ciudad de Guanajuato donde es reconocido como presidente de la República por las legislaturas y gobiernos que no se adhirieron al Plan de Tacubaya como Guanajuato, Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán y Aguascalientes, ya que como Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y aún como vicepresidente, le correspondía la presidencia de la República por ministerio de ley.

  Así se inicia la llamada Guerra de Reforma o guerra de los tres años entre los liberales con su presidente don Benito Juárez y los conservadores con Félix Zuloaga como su abanderado presidencial.

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