10 a 14 de Junio de1914
Villa-Carranza. Se
inicia el rompimiento.
Carranza en Saltillo y Villa en Torreòn. Conferencias telegráficas.
Dia 10 --- Por mandato de Carranza comienzan
hoy las fuerzas del general Pànfilo Natera a atacar Zacatecas. Así lo comunica Carranza a Villa hoy, indicándole
que tenga listas las fuerzas mas próximas de la Divisiòn del Norte para
reforzar tanto a Natera como a Arrieta, Triana y Carrillo (los atacantes de
Zacatecas). Villa contesta a las siete
de la noche que ya procede a cumplimentar “sus superiores órdenes” en el
sentido que le lindica.
Dia 11---Ordena
Carranza a Villa que si no ha mandado refuerzos a Natera, como le indicó (en
realidad sólo le había ordenado alistar el refuerzo), envìe a los atacantes de
Zacatecas tres mil hombres, por lo menos, con dos baterías de artillería. El general Villa responde hoy mismo que “salvo su superior aprobación” debe
movilizarse toda la Divisiòn a su mando para “asegurar el éxito de las
operaciones y aminorar también el sufrimiento de las tropas”. Además, si Carranza lo cree pertinente, debe
disponer que Natera suspenda sus ataques hasta que llegue, pues ha sabido que
ha sido rechazado en sus intentos de tomar la plaza.
Dia 12
---Telegrama muy urgente de Carranza a Villa informándole que Arrieta ha tomado
magnificas posiciones en Zacatecas y que para consumar la acción, “salgan
inmediatamente bajo las órdenes del general Robles” no tres sino cinco mil
hombres con parque 30-30 y máuseres.
Villa responde hoy desde Torreòn que Robles esta enfermo y el tiene
muchos deseos de movilizar las fuerzas a su mando, pero ha habido deslaves en
la vía férrea y ya procede a hacer las reparaciones del caso “para cumplir sus
superiores ordenes”.
DIA 13
---Conferencian telegráficamente Villa y Carranza. Desde Torreòn Villa pregunta a Carranza
“quien ordenó a esos señores que fueran a meterse a lo barrido en Zacatecas”
sin tener la seguridad del éxito completo.
Hace ver que no puede mandar a Urbina porque no congeniarìa con Arrieta
y si al tomar la plaza la gente de Arrieta y Natera cometen desòrdenes estando
allí él no lo permitiría. Hace estas
observaciones como el soldado “más fiel de los que lo rodean”.
Carranza, desde
Saltillo, contesta que no se trata de que él se ponga a las órdenes de Natera. Como Villa insinúa que si quiere que al guna
persona reciba la Divisiòn del Norte, desearìa saber quien es ella. Carranza responde que no es necesaria, ni
cree conveniente, su separación del mando de las fuerzas que están a sus
órdenes, pero que si tuviere que tomar tal determinación, procederìa como
debiera en bien de la causa. Villa replica
que está resuelto a retirarse del mando de la Divisiòn del Norte y pide a
Carranza se sirva decir a quien la entrega.
Su disgusto proviene de que Carranza le recordó que tampoco él (Villa)
pudo tomar Chihuahua por haber sufrido un error semejante al de Natèra en
Zacatecas y que jamás habría tomado Torreòn si no hubiera ordenado fueran en su
auxilio los generales Robles, Urbina, Contreras y fuerzas de Arrieta al mando
del general Carrillo.
Aquì Carranza miente
descaradamente, pues el ataque de Villa a Chihuahua fue una simulación debido a
la estrategia de engañar al ejército federal, mientras él tomaba
sorpresivamente Ciudad Juárez; en cuanto a los generales supuestamente enviados
por Carranza, sólo hay que recordar que Villa personalmente los fue convocando
uno por uno hasta organizarlos en una gran fuerza revolucionaria que se formó
en la Hacienda de La Loma en 1913, y por el contrario en el ataque en Torreòn
Carranza ordenó que nadie fuera en auxilio del general Villa ya que él no había
ordenado ese ataque e impidió al general Pablo Gonzàlez detuviera el refuerzo
federal que venìa de Ciudad Juárez en dirección a Torreòn.
A la renuncia del
general Villa, Carranza contesta aceptándola con “verdadera pena” y disponiendo
que pase a encargarse del gobierno de Chihuahua, mientras llama a la oficina telegráfica
de la estación desde donde Villa habla, a los demás generales de la Divisiòn
del Norte, para que le indiquen quien debe substituir, temporalmente, al
general Villa.
Los generales, hoy
mismo, suplican a Carranza que reconsidere su resolución, pues la separación de
Villa en los momentos actuales “sería sumamente grave y originarìa muy serios
trastornos, no solamente en el interior sino también en el exterior de la
República”. Carranza les explica también
hoy (junio 13), desde Saltillo, que al aceptar de Villa la dimisión, ha tomado
en consideración todas las consecuencias y les reitera que procedan a ponerse
de acuerdo acerca del jefe que les ha dicho le indiquen como substituto.
Los generales de la
Divisiòn del Norte anuncian a Carranza que van a convencer al general Villa que
continùe en la lucha “como si ningún acontecimiento desagradable hubiera tenido
lugar” y amonestan a Carranza para que proceda de la misma manera “con el
objeto de vencer al enemigo común”.
Carranza contesta que siente tener que manifestarles que no es posible
cambiar su determinación de aceptar la dimisión de Villa, por exigirlo así la
disciplina del ejército. Recuerda que
hace tres días ordenó a Villa enviara refuerzos a Natera y que bien pudo
despachar tropas que no fueran de las suyas, sino de los generales Contreras,
Urbina, Robles y Aguirre Benavides, etc. (sigue mintiendo); Y ya para finalizar
el día los excita a tomar sus decisiones sin la presencia de Villa.
Dia 14 ---Despuès de meditar sobre la situación planteada y sin la presencia del
general Villa, los jefes villistas responden hoy a Carranza que la resolución
irrevocable que han tomado es la de seguir luchando bajo el mando del general
Francisco Villa “como si ningún acontecimiento desagradable hubiera tenido
lugar ayer”; que lo han meditado
detenidamente en ausencia del jefe de la Division del Norte; que sus gestiones
ante èste para que siga al frente de la Divisiòn han tenido éxito y que ya
marcharàn al sur.
Carranza les contesta
pidiéndoles que vayan varios de ellos a Saltillo a tratar el caso, y ellos
manifiestan en telegrama de hoy que su decisión de aceptar la renuncia del
general Villa es impolítica, anticonstitucionalista y antipatriótica. Califican de malévola su decisión de privar a
la causa democrática “de su más prestigiado jefe”; que si escucharan a
Carranza, no sólo anatematizarìa a èste el pueblo mexicano por “solución tan
disparatada”, sino que vituperarìa también al hombre que abandonaba las armas
por obedecer “a un jefe que va defraudando las esperanzas” de los mexicanos
“por su actitud dictatorial, su labor de desuniòn en los Estados que recorre y
de sus desaciertos en la dirección de nuestras relaciones exteriores” (en la
que lo auxilia su lacayo el funesto licenciado Isidro Fabela).
“Sabemos bien
---agregan--- que esperaba usted la ocasión de opacar a un sol que obscurece el
brillo de usted y contrarìa su deseo de que no haya en la Revoluciòn hombre de
poder que no sea incondicional carrancista”.
Para finalizar declaramos los firmantes que somos y siempre hemos sido
parte integrante de la Divisiòn del Norte.
Firman los
generales: Calixto Contreras, por sì, y
por Tomàs Urbina; Mateo Almanza, Trinidad Rodrìguez, Severiano Ceniceros, Eugenio
Aguirre Benavides, Josè I. Rodrìguez, Orestes Pereyra, Martiniano Servìn, Josè
Isabel Robles, Felipe Àngeles, Rosalio G. Hernàndez, Toribio Ortega, Maclovio
Herrera y Màximo Garcìa.
El general Manuel
Chao, que con trescientos hombres iba rumbo a Saltillo llamado por Carranza
para ponerse al frente de su escolta personal, envìa a Carranza un telegrama
uniéndose a los anteriores e incorporándose a la Divisiòn del Norte de
inmediato.
Ayer se retiraron de
Zacatecas las fuerzas del general Pànfilo Natera y demás carrancistas, debido a
que por la tarde llegó a la ciudad sitiada el general huertista Benjamìn
Argumedo con poderosa columna de las tres armas.
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