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domingo, 12 de junio de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


12 de Junio de
 1864

  Llega a México el Emperador Maximiliano.

  Después de una larga travesìa desde Veracruz, los soberanos llegan a la Villa de Guadalupe donde abordan el carruaje dorado y con decoraciones en rojo que ya había sido preparado para que hiciesen su entrada triunfal a la ciudad de México.

  La caravana inició su marcha entre el estruendo de cañonazos y el repique de campanas.  Al frente marchaban los lanceros de la emperatriz, jefaturados por un coronel mexicano, y seguidos por los cazadores de Àfrica con sus vistosos uniformes, así como los húsares, con uniformes más vistosos aún;  tras la carroza imperial avanzaban más de doscientos carruajes con lo más granado de la sociedad capitalina y seiscientos charros en traje de gala, montados en magníficos caballos.

  Poco después hacen su entrada a la ciudad de Mèxìco, donde se les ofrece una magnifica recepción, siendo delirante el entusiasmo de las altas clases sociales, que se esmeraron juntamente con el ejército francés en disponer arcos de triunfo, himnos y lluvias de flores.

  En el atrio de la catedral aguardaban a los soberanos el arzobispo don Antonio Pelagio de Labastida y Dàvalos y los obispos de Michoacàn, Querètaro, Oaxaca y Tulancingo.  Tras de asistir al reglamentario Te-Dèum, los emperadores pasaron bajo dosel y sobre alfombra roja al Palacio Imperial (antes Palacio Nacional, antes Palacio delos virreyes y antes Palacio de Cortès) para sentarse por primera vez en el Trono.  Por la noche hubo verbena popular en el Zòcalo; todas las casas y edificios visibles estaban iluminados y Maximiliano tuvo varias veces que salir al balcòn para agradecer las aclamaciones.

  Pero en México nada podía salir completamente bien.  La cama destinada a Maximiliano en el Palacio Imperial estaba llena de chinches y el soberano tuvo que pasar la noche acostado sobre una mesa de billar.  En su alcoba, contigua a la del marido, Carlota también dormitò sobre un incomodo sillòn.  Como dato final y adicional se consigna que, sólo los gastos de esta recepción, unidos a algunas obras hechas en el Palacio ( que por lo visto no incluyó la limpieza o el cambio de colchones en las camas de la alcoba imperial) importaron $ 336,473.00 pesos oro mexicano.

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