23 de Junio de 1914
La batalla de Zacatecas.
Comienza el general Francisco Villa
el ataque a Zacatecas por el rumbo de Hacienda Nueva, en dirección de la cual
se oye el primer tiroteo. Lo secundan
los 24 cañones emplazados desde Veta Grande mientras la infantería avanza rumbo
a sus objetivos. Después de media hora
de lucha, a las diez y media de la mañana, los villistas conquistan el primer
cerro, el de Loreto. Villa y su Estado
Mayor bajo una lluvia de balas, avanza con el general Àngeles, que se le reúne,
hacia el punto conquistado donde ahora se emplazarà la artillería.
Poco despuès cae el
Cerro de la Sierpe bajo los certèros disparos de la artillería villista, y se
continúa sobre el Cerro del Grillo bajo un huracán de fuego federal. El general Raùl Madero, con sus tropas
agotadas, pide refuerzos para arrojarse sobre el Grillo, mientras el general
Gonzalitos (Heròn Gonzàlez) ataca a la Bufa con furor. A las doce del día ya ha caido el Grillo.
Poco después, a las
seis de la tarde, comienzan los federales a descender luego que el general
Medina Barròn, Argumedo y Antonio Rojas abandonan a su gente, al mismo tiempo que
después del centro de Zacatecas el grueso de los defensores intenta salir por
Guadalupe, después por Jerez y mas tarde por Veta Grande para volver a forzar
la retirada por Guadalupe, donde los “colorados” de Pascual Orozco son
materialmente barridos por los villistas.
De las cumbres de los
cerros de la Bufa y el Grillo, como a las siete de la noche se desbordan sobre
Zacatecas las tropas de los generales Eugenio Aguirre Benavides, Severiano
Ceniceros, Trinidad y Josè I. Rodrìguez, Domingo Arrieta, Mateo Almanza,
Pànfilo Natera, Toribio Ortega, Maclovio Herrera y Rosalìo Hernàndez; Rodolfo Fierro, desangrándose, continúa
combatiendo, en tanto Trinidad Rodrìguez tiene que ser retirado moribundo y al
no reponerse de sus heridas, finalmente muere; el general Villa lamentò profundamente
la pérdida de este bravo general, compañero desde el inicio de la Revoluciòn
maderista.
La plaza de Zacatecas
había caìdo en nueve horas de lucha y sus defensores, comandados por los
generales Luis Medina Barròn, Antonio Olea, Benjamìn Argumedo, Marcelo Caraveo,
Pascual Orozco, Antonio Rojas y otros más, sufrieron la pérdida de cinco mil
muertos y seis mil más entre prisioneros, heridos y dispersos. La Divisiòn del Norte tuvo que lamentar
quinientos muertos y ochocientos heridos; como botìn se recogieron doce
cañones, doce mil rifles, más de veinticinco ametralladoras, nueve trenes y
doce carros con parque de fusil.
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