25 de Septiembre de 1877
Nacimiento de Plutarco Elías Calles
Semblanza biográfica.
Nace en Guaymas, Sonora, sus padres fueron Plutarco Elías
Lucero y María de Jesús Campuzano; quedó huerfano a los dos años y pasó a vivir
con sus tios María Josefa Campuzano y Juan Bautista Calles, de quien en
agradecimiento adoptó su segundo apellido.
Inició sus
actividades políticas militando en el “Club Verde”, grupo de oposición al
gobernador de Sonora Rafael Izábal.
Aunque fue partidario de Madero, no fue sino hasta 1912 cuando tomó las
armas en su favor en contra la rebelión de Pascual Orozco, y posteriormente
contra la usurpación de Victoriano Huerta.
Al sobrevenir la
escisión revolucionaria, se alío a las fuerzas constitucionalistas de
Venustiano Carranza. A principios de
1920 se unió a Álvaro Obregón en su campaña electoral para la Presidencia de la
República. Fue uno de los principales
protagonistas del Cuartelazo que derrocó y asesinó a Carranza el 21 de Mayo de
ese año, acaudillando el Plan de Agua Prieta.
Fue Presidente de la República de diciembre de 1924 a noviembre de 1928.
Si la revolución
mexicana hubiese dependido de la capacidad militar de Calles, hubiera
fracasado. En cambio, el revolucionario
se desenvolvía con naturalidad en la administración pública y supo estar con
los vencedores y escalar con paciencia la cima del poder. Cuando los sonorenses se apropiaron de la
presidencia en 1920, la experiencia política de Calles le permitió convertirse,
literalmente, en el brazo derecho de Obregón y su principal lacayo. De allí al
Palacio Nacional sólo mediaban cuatro años. Llegó con la intención de reformar,
construir y sentar las bases institucionales del país que todavía se movía en
las aguas turbulentas de la violencia.
Su gobierno, sin
embargo, fue de altibajos. Junto a la fundación del Banco de México o el de
Crédito Agrícola, su afán reformador y su intención de aplicar el programa
revolucionario hasta las últimas consecuencias condujeron al país a graves
crisis políticas. Con su ley del
petróleo, surgido del artículo 20 constitucional, intentó someter al orden a
las compañías petroleras extranjeras, pero el fantasma de un nuevo conflicto
armado con Estados Unidos estremeció al país y decidió dejar las cosas en paz.
Su reflexión y su
juicio, muchas veces sensato, desaparecieron ante un odio inexplicable a la
Iglesia Católica. El hombre de la razón
y el orden sumió a México en la sinrazón de la guerra. En 1926 el presidente expidió la ley
reglamentaria del artículo 130 constitucional, que establecía que el gobierno
podía controlar el número de sacerdotes y los obligaba a ser mexicanos por
nacimiento para ejercer su ministerio; recurriendo a una torcida y perversa interpretación
del 130 constitucional.
La reacción era
previsible. Las autoridades eclesiásticas y los católicos repudiaron la ley,
sobrevino la suspensión de cultos y el 15 de agosto de 1926 estalló la guerra
cristera que se extendió tres años y cobró setenta mil víctimas.
Con el país inmerso
en otra guerra civil, los tiempos electorales sólo podrían agravar la
situación. Una reforma constitucional
permitió a Obregón buscar la reelección presidencial y durante la campaña
presidencial la sangre volvió a correr.
En octubre de 1927 sus opositores los generales Arnulfo R. Gómez y
Francisco R. Serrano fueron asesinados por el gobierno callista instigado por
Obregón, y el 17 de julio de 1928 le tocó a Obregón caer asesinado, el
magnicidio del presidente electo, Obregón, se sumó a la ola de violencia.
A unos meses de
entregar la presidencia logró mantener la unidad revolucionaria e impulsó la
creación del partido único, al mismo tiempo que anunciaba el fin del
caudillismo y la llegada de la hora de las instituciones. En adelante toda aspiración al poder debía
ser canalizada a través del Partido Nacional Revolucionario, abuelo del actual
PRI.
A partir de entonces,
Calles se convirtió en la figura política más importante de México, y si bien
constitucionalmente no tenía la responsabilidad del poder ejecutivo ---que
recayó en manos de presidentes títeres, en los hechos gobernó sin que nadie le
hiciera sombra los siguientes seis años hasta que uno de sus protegidos,
cansado de su indigno tutelaje, decidió expulsarlo del país acabando así con su
dictatorial Maximato.
Así las cosas, Calles
fue expulsado del país por órdenes del Presidente Lázaro Cárdenas en 1936 al
terminar su segundo año de gobierno.
Cinco años más tarde retornó a México por invitación del nuevo
presidente Manuel Ávila Camacho. Murió
en la ciudad de México el 19 de octubre de 1945.
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