5 de Septiembre de 1919
Muerte del General Villista Martín López.
A causa de que ayer es mortalmente
herido combatiendo a los carrancistas que llegaban a reforzar a la guarnición
de Durango el general Martín López, en un punto llamado “La Laborcita”, el
general Villa ordena la retirada al norte, sin importarle ya la plaza de
Durango, sino la salvación del principal y más grande general villista de los
últimos tiempos: Martín López.
Se acampa en el
pueblo de Ocotlán, Durango, y se ordenó que violentamente se trajera un doctor
de Canatlán, para atender al herido que cada vez se ponía peor. Llegaron con el doctor Francisco Morales, de
Canatlán, que dista de allí unas tres leguas (12 kilómetros). El doctor Morales atiende con toda diligencia
al herido, pero son nulas las probabilidades de salvarle la vida, porque sufre
ya un ataque de peritonitis del que es imposible arrancarlo.
La columna reanuda su
marcha hacia el norte llevando al general Martín López en un boguecito donde el
joven general pasa sus últimas horas. El
doctor Morales anuncia al general Villa que el herido no sobrevivirá un día más. Silenciosamente abandona la columna el
pueblecito de Ocotlán, y esa misma noche en el pueblo de Las Cruces, Durango,
cerca de San Lucas, el general Martín López rindió su postrer tributo a la
madre naturaleza.
Martín López,
uniformado, envuelto en una pelerina del general Villa, colocado en un ataúd
improvisado de madera corriente, yace en el campamento de Las Cruces,
municipalidad de San Juan del Río, Durango, formando un triangulo entre
Ocotlán, San Juan del Río (tierra natal del general Villa) y el sitio en que
quedó sepultado el joven general Martín López.
Lo llora Pancho Villa, lo lloran “los Dorados”, lo lloramos todos los villistas.
---“Paz a su espíritu”.
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