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jueves, 8 de septiembre de 2022

EFEMÉRIDES MEXICANAS // Rafael Urista de Hoyos


8
  de Septiembre de 1862

Muerte del general Ignacio Zaragoza.

  El general Zaragoza estaba organizando la defensa de Puebla, cuando contrajo en las trincheras la fiebre de tifo.  Desde el día primero se empezó a sentir mal y para el día 3 no podía sostenerse en pie siendo conducido en una carretela a Puebla. Toda la ciencia médica se puso en acción, pero la enfermedad no pudo ser dominada, muriendo hoy ante el pesar y la consternación de todo el ejército mexicano.

  Sólo cuatro meses después de su máximo triunfo como militar, el joven general Ignacio Zaragoza ardía en su lecho de muerte, derrotado al fin por la fiebre tifoidea, enemigo que resultaría más formidable que las balas francesas y conservadoras.

  La República perdía a uno de sus mejores generales, pero ganaba una bandera, un símbolo que sería utilizado por el gobierno de Juárez para inspirar la resistencia.  El joven general fue convertido rápidamente en el héroe republicano por excelencia, inmediatamente fue bautizada con su nombre la ciudad de su gran triunfo.  La República tenía ahora un héroe: el vencedor de los invasores, el joven patriota que encarnaba todas las virtudes que la Patria necesitaba en los duros años por venir.  Para substituir al General Zaragoza, fue nombrado el general Jesús González Ortega, jefe del Cuerpo de Ejército de Oriente.

  El 11 de septiembre de 1862, amortajado en un ataúd de madera, el cuerpo del general Ignacio Zaragoza fue llevado de Puebla a la ciudad de México.  La escolta que custodiaba el cuerpo era mandada por un coronel cuyo nombre muy pocos conocían entonces:  Mariano Escobedo.

  El Presidente Juárez decretó luto nacional y pidió a los gobernadores de los Estados que celebraran honras fúnebres en honor del héroe fallecido.  El Congreso lo llamó Benemérito de la Patria en Grado Heroico, y anunció su ascenso “post mortem”, a General de División.  El propio Congreso determinó que la única hija del general Zaragoza recibiera una dote de cien mil pesos, más una pensión anual de seis mil pesos.  Sendas pensiones fueron acordadas también en beneficio de la madre y la hermana del General.

  Por decisión de Juárez se cambió el nombre Puebla. Dejó de llamarse “Puebla de los Ángeles” para nombrarse en lo futuro “Puebla de Zaragoza.  La calle de La Acequia en la capital, cambió su nombre por el de Zaragoza;  y una nueva vía que se había abierto en La Profesa se llamó calle del 5 de Mayo.  Del Palacio Nacional el cuerpo fue llevado al panteón de San Fernando. El elogio fúnebre lo pronunció don José María Iglesias, el más sonoro orador de su tiempo.

  A las tres de la tarde terminó la ceremonia.  Hasta las cinco quedó expuesto el cadáver a la veneración o a la curiosidad de la muchedumbre.  Después se le dio tierra, en medio de cañones y artillería.  Cuando la gente volvió a sus casas empezaba a caer la tarde.

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